Una orquesta de música de ordenadores

17 de junio de 2013
17 de junio de 2013
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Beethoven no entendería nada. En esta orquesta no hay un solo instrumento de música… al uso. El sonido procede únicamente de ordenadores aunque, a veces, también se incorporan móviles y tabletas. Pero eso solo ocurre en actuaciones en directo. La música que forma su repertorio nace de una serie de laptops unidos en red. La banda se llama Barcelona Laptop Orchestra y acaba de celebrar un concierto en la última edición del Sónar.
Esta banda de portátiles nació hace cinco años en el Departamento de Sonología de la Escuela Superior de Música de Cataluña y en ella se juntan profesores y alumnos de este centro y del Music Technology Group de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
En la orquesta no hay batuta. Pero hay un centro de control digital desde donde Josep M. Comajuncosas dirige todo. El director va dando paso a los portátiles de los músicos para coordinar los sonidos, según explicó Enric Guaus, uno de los músicos, en una entrevista realizada en el Sónar.
La banda se presenta como un colectivo abierto de investigadores sonoros, lutieres digitales, intérpretes y compositores interesados en encontrar nuevos lenguajes y formas de interpretación en red mediante un repertorio basado en clásicos de la electroacústica y la primera electrónica.
[pullquote]»Somos una orquesta en red y en los conciertos incluimos algo de improvisación»[/pullquote]
Todos los componentes de Barcelona Laptop Orchestra tienen algo de artistas y algo de técnicos. “Unos son más músicos y otros más programadores”, indica Guaus, “pero todos tienen conocimientos de música y de lenguajes de programación”.
Las primeras orquestas de este tipo surgieron en la Universidad de Stanford (California, EE UU) y Princeton (EE UU), según Guaus. El conservatorio de música de Barcelona conoció la idea y decidió llevarla a cabo, aunque con algunas diferencias. “En los centros estadounidenses cada laptop hace el papel de un instrumento y el conjunto genera la pieza”, explica el músico. “Nosotros preferimos otro modelo. Somos una orquesta en red y en los conciertos incluimos algo de improvisación. Un componente de la banda crea un sonido y lo pasa al siguiente para que siga haciendo cosas con él. Los sonidos son compartidos. Tiene mucho de experimentación. El director va controlando todos los sonidos y va dando paso a los músicos. Es él quien asigna los turnos”.
Esta banda, formada por unas 10 personas, se reúne todos los viernes por la tarde para componer y ensayar. En lo que va de año han creado tres piezas, de unos 20 minutos de duración, que se suman a otras composiciones anteriores, y también reinterpretan piezas de Stanford. Su música es open source y, para crearla, siguen este proceso: “Primero pensamos cómo queremos que sea la pieza y después buscamos el cómo. Es decir, las herramientas para diseñarla. Nos gusta más el concepto musical que el techie”.

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