El museo se llena de travestis, estríperes y poesía

El museo se llena de travestis, de estriptis, de magia, de transgresión… y de poesía. El MACBA acoge un rompedor espectáculo (programado para los viernes 27 de octubre, 3 y 10 de noviembre) que combina el cabaret más clásico con artistas contemporáneos. Todo ello con los versos del poeta Joan Brossa como elemento vertebrador. «Él era un gran aficionado al cabaret», asegura Pablo Martínez, comisario junto a Juan Villalobos de este espectáculo. El poeta vanguardista tiene su propia exposición, también en el MACBA, y en ella se puede dar fe de esta afición con una sección entera dedicada al mundo del cabaret. «Le interesaban sobre todo su combinación de la alta y la baja cultura o el estriptis».

Martínez explica cómo Brossa ha inspirado muchos elementos de este espectáculo, pero se cuida de no denominarlo cabaret brossiano. Esta falta de purismo, llevada con orgullo, parte del «interés del MACBA en que entren en comunicación distintas artes en vivo, artes visuales, que vienen del teatro y de la danza, y que se pueden relacionar con otros lenguajes», explica el comisario, a la vez que añade, como elemento extra, «la singularidad de hacerlo en un museo».

Para conseguir un espectáculo tan ecléctico, el cabaret del MACBA se ha servido de artistas consagrados del cabaret, de figuras con un historial más barriobajero y underground y de artistas contemporáneos de otras disciplinas, que han tenido que adaptar sus especialidades a este mundo. El resultado es un espectáculo único, que junta bajo el mismo techo a varias generaciones, tanto en el escenario como en la platea.

Es difícil desgranar el trabajo conjunto que ha llevado a buen puerto este proyecto (la primera sesión ha sido un éxito rotundo, con llenazo incluido). Por ello hemos decidido centrar el foco en uno de los artistas que ha participado en este trabajo coral. Esta es la historia de Toni Hervás, una de las muchas que componen el mosaico único del cabaret del MACBA.

Arte añejo en cajas de cartón

Con el paso del tiempo se lo tragó la ciudad, pero en los 70 fue un lugar mágico. Se llamaba Copacabana y en su interior Margarita, un travesti aflamencado, se quemaba a lo bonzo su vestido de papel, el pianista aporreaba música de Bach y Juan de la Cruz tocaba las castañuelas hasta altas horas de la madrugada. Aquello era vida, una vida en color en medio del blanco y negro del franquismo.

Toni Hervás, un artista plástico obsesionado con el cabaret, intentó revivir el espíritu del Copacabana. Por eso le pidió a Juan de la Cruz que volviera a llenarlo con el sonido de sus castañuelas. Era 2016, los días de lentejuelas y transgresión quedaban lejos. El espacio donde una vez se alzó el cabaret era un parking, una explanada llena de gravilla y polvo en la que los funcionarios dejaban sus coches grises y sus ganas de vivir. «Me sabe mal hacerte actuar en un lugar así, tan pelao», se excusó Hervás. «Yo no tengo culo ni tengo espalda», replicó el artista. «Yo soy todo espectáculo».

«Es una frase que se vincula totalmente con esto», comenta Toni Hervás. Con esto, el artista catalán se refiere a El Misterio de Caviria, su aclamada exposición que consiguió entusiastas elogios a base de mezclar la escenografía del cabaret con el folclore, el terror y la mitología griega. «Aquí tanto el escenario como el backstage forman parte del espectáculo.

Las estructuras están hechas con cartón. Por un lado se ven muy espectaculares, porque están pintados más o menos bien», dice con modestia. «Por el otro lado ves el cartón desnudo, ves la fragilidad». El artista eligió un material tan humilde por un motivo más: «tiene esa parte de temporalidad», explica; «cuanto más se expongan más se destruyen, y además se pueden desmontar para exponerse en otro sitio».

Reconoce que creó este escenario teniendo en mente que algún día sirviera para arropar un espectáculo, pero Hervás jamás pensó que se hiciera tan pronto ni tan a lo grande. En el MACBA ni más ni menos. Ironías del destino, su exposición se ha convertido en el escenario de uno de los shows a los que quería rendir homenaje. Para hacerlo ha tenido que adaptar sus piezas. «Es un proyecto Frankenstein», explica; «es como un collage; voy añadiendo lo que creo necesario, todo se puede cortar, enganchar y solapar como se necesite».

[pullquote ]El rastro del cabaret de Barcelona no está en vídeos ni en libros. Tienes que hablarlo con la gente[/pullquote]

A Hervás le gustan los lugares a los que es difícil llegar. Quizá por ello le resulta tan fácil salir de ellos. Eso fue lo que le pasó con el mundo del cabaret. «Esta escena es maravillosa, pero no es fácil de encontrar», relata. «Es un mundo construido desde el afecto, desde experiencias personales; y hay una parte de intentar introducirte en un mundo que te es ajeno». Cuando lo consiguió se quedó fascinado, hizo un trabajo de campo que le descubrió una cara inédita de su propia ciudad. «Te das cuenta de todo lo que ha sucedido en el sitio donde vives, de todo lo que te has perdido…», dice antes de quedarse sin palabras.

Con su obra, Hervás quiere materializar todo lo que ha escuchado e investigado en los últimos años, todo lo que se ha perdido. El proceso de plasmación le ha gustado; el que ahora sea utilizado para un espectáculo como el del MACBA le hace especial ilusión. Sin embargo, cuando describe todo el proceso, el de investigación parece ser el que más ha disfrutado. «Me ha gustado hacerlo a través de la tradición oral porque esto no está en vídeos ni en libros. Tienes que hablar con la gente y te lo cuentan desde el recuerdo, que tiene una parte de nostalgia, de especulación, lo hace todo más sexy», explica.

El recuerdo del cabaret se desvanece, pero a la vez, con la inexactitud del paso del tiempo, se convierte en leyenda. A lo largo de conversaciones y entrevistas, Hervás  se fue fascinando y se propuso conocer más hablando con protagonistas y espectadores de una escena que se resiste a morir. «Te cuentan cómo se les ponía la piel de gallina, el olor de este lugar; o cómo la gente gritaba en este espacio», explica Hervás. «Todo esto te hace viajar hacia un lugar que no vas a poder visitar. Y da la idea de coger todo esto y ofrecer la posibilidad a la gente de viajar en el tiempo, de que tuviera esta misma sensación». Ahora, MACBA hace posible ese viaje.

El cabaret del MACBA cuenta con actuaciones de artistas como Rodrigo Cuevas, Pere Faura, Úrsula Martínez, Cuqui Jérez, Gilda Love o Merche Mar.