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El chino que incendia el tango en Argentina

Cai Guo Qiang, el hombre responsable de los fuegos artificiales de los Juegos Olímpicos de Pekín, confesaba en la inauguración de su primera muestra en Buenos Aires que «de joven era un chico muy tímido». A eso se le juntaba que a mediados de los 80, el ambiente social en su China natal «era demasiado represivo». «Yo quería buscar una manera de salirme de esa represión. Por eso empecé a usar pólvora, como un liberante. Empecé a encontrar en ella resultados inesperados», prosigue. Este maestro mundial en pintar a base de explosiones ha atado su última mecha a la cultura argentina.
No es la primera vez que Cai se interesa por prender fuego a sus pasiones latinas. Ya lo hizo con Brasil, y aún tiene gas en el encendedor para hacerse cargo del otro gigante sudamericano. Impromptu, la colección que inauguró el pasado 13 de diciembre en la Fundación Proa de La Boca (Buenos Aires)  – hasta marzo de 2015-, es un proyecto basado en las dos cosas que más le impactaron del país gaucho: «Sus paisajes y el tango».
«Soy un artista de un país lejano. Lo que yo que intento es retratar cosas que la audiencia ya conoce, pero quizás puedan evocarles nuevas sensaciones de su cultura y su naturaleza». Lo que este creativo multidisciplinar expone en la muestra pasa por cataratas de miles de litros de agua carbonizadas, cactus expansivos, cerámicas móviles y la magia inflamable de los pasos de los tangueros de La Boca.

Para abrir la mascletá creativa, el pasado día trece Cai reunió a 50 estudiantes de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) y la Escuela de Cerámica de Avellaneda para que le ayudasen a incendiar improvisadamente las cataratas de Iguazú – artísticamente hablando-. Para él, «el arte se vuelve más interesante cuando se permite la participación de otros». Es de los que opina que «no debería ser un juego para solo unos pocos».
Cada vista al horizonte se merece su cantidad de fuego exacta. «Para Iguazú no había que utilizar mucha pólvora, era una vista suave», explicaba sobre los resultados del proceso. «Para el campo de cactus, inspirado en uno que observé en Salta, en un ambiente muy seco, utilicé mucha pólvora. La energía casi se me iba de las manos. Hay algo muy misterioso en los paisajes argentinos».
Respecto a la vertiente folclórica de su enamoramiento fogoso, además de unas cuantas representaciones del tango en las salas del Proa, reserva para el día 24 de enero -en el Puente Transbordador de La Boca- La vida es una milonga, una apuesta del chino por convertir el baile platense por excelencia en una explosión que ilumine el cielo porteño.
«Improviso a medida que me adapto a la cultura y a la gente en Argentina», apunta. Antes de quemar la historia del tango, Cai se reunió con expertos en su historia, bailarines, psicólogos y otros eruditos que le ilustrasen antes de ponerse a incendiar sus dibujos.
Sin dejar nunca en el destierro el legado de sus ancestros, mezcla antítesis en sus trabajos y le da fuerza a los espacios en blanco: tradición-modernismo; oriente-occidente; artesanía-progreso…. «Para mí, que nací en China, pasé mucho tiempo en Japón y hace 20 años que vivo en Estados Unidos, ha sido muy importante entender que el diálogo cultural es vital. Y la mejor forma de conseguirlo es trabajar con la gente. De esta manera se abren muchas posibilidades. Lo que antes era imposible se vuelve posible. Dibujar Argentina en pólvora es una manera de hacer esto».
* (Con información de Fundación Proa. Declaraciones de la inauguración de la exposición)






Por Jaled Abdelrahim

Jaled Abdelrahim es periodista de ruta. Acaba de recorrer Latinoamérica en un VW del 2003. Se mueve solo para buscar buenas historias. De vez en cuando, hasta las encuentra.

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