Caras de orgasmo: ¿por qué nos incomodan?

caras de orgasmo

Hay quienes se excitan, y mucho, mirando a los ojos de su pareja cuando esta llega al clímax. A otros, sin embargo, les ocurre lo contrario.

Puede que el porno nos retrate la expresión del orgasmo como una cara de puro goce. Pero hay que reconocer que, en la vida real, nuestras caras de orgasmo se asemejan más a un cuadro expresionista. Y no por ello dejan de ser bellas, aunque haya quien no lo crea.

Un capítulo de la segunda temporada de Sex Education habla precisamente de esto último. En él, una adolescente siente vergüenza de mostrar su cara cuando alcanza el orgasmo. Tanto es así, que prefiere tapar la cara de su pareja con un cojín para evitar ser vista, algo que acaba ocasionando un sinfín de malentendidos.

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Fotograma de ‘Cuando Harry encontró a Sally’ (1989)

Lo cierto es que esas caras que ponemos al llegar al clímax no solo llaman la atención de aquellos que se inician en el sexo, sino que también crean controversia en quienes están acostumbrados a él.

Podemos recordar ejemplos como los carteles de promoción de la película de Nymphomaniac, de Lars Von Trier, con las caras de orgasmo de sus protagonistas. También otros, como el proyecto del fotógrafo brasileño Marcos Alberti, en el que ofrecía una serie de cuatro momentos del orgasmo femenino; o el proyecto O-face, en el que 100 personas trataban de mostrar en vídeo su o-face, es decir, su cara de orgasmo.

Todos estos proyectos tienen una cosa en común: demostraron que exhibir expresiones de orgasmo sigue siendo algo chocante para el público en general, a pesar de que -se supone- todos han visto alguna; al menos, la suya. Aunque es posible que el tabú sea tan grande que ni siquiera hayamos observado nuestra propia expresión al llegar al orgasmo, aunque sea por simple curiosidad.

¿UN PROBLEMA PROPIO O PARA EL OTRO?

La pregunta que cabría hacerse es si realmente a la pareja le puede parecer «poco sexy» nuestra cara de orgasmo o si, más bien, se trata de una paranoia colectiva. Lo cierto es que pocos se atreven a preguntar para salir de dudas.

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«Durante el orgasmo perdemos el control y no somos conscientes de la cara que ponemos. Todos hemos visto las caras que suponemos que deberíamos poner: mordernos el labio, subir los ojos… pero en realidad, al abandonarnos al orgasmo, no sabemos qué cara ponemos. Nos incomoda porque no tenemos el control y es un momento en el que es probable que nos sintamos desnudos y vulnerables», reflexiona la sexóloga Almudena Ferrer.

Al igual que pasa con los genitales, los glúteos o los pechos, con las caras de orgasmo también tenemos unos ideales poco realistas, explica la experta. Y todos parecen venir del mismo sitio. «No nos cansaremos de repetir que el porno no es educación sexual y que lo que vemos en la pantalla no es lo mismo que hacemos en casa».

EXPRESARSE CON LIBERTAD

Uno de los placeres del sexo es precisamente dejarse llevar. Vivir la experiencia libremente, sin estar pensando si se nos marca un michelín ni si nuestra cara es o no especialmente sexy. El objetivo no es hacer un posado para una sesión de fotos, sino mostrar que el placer que se está sintiendo es real y genuino.

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Esa liberación parece poco probable si estamos pendientes de la expresión fácil. Algo que puede que no solo corte el rollo a la otra persona, también a nosotros mismos.

«Si empezamos a pensar que nuestra cara va a ser rara o no va a ser bien recibida, es probable que perdamos el hilo y no podamos disfrutar», advierte la sexóloga. Incluso, en el peor de los casos, este pensamiento angustioso puede acabar dificultando llegar al orgasmo. Con cara sexy o sin ella.

¿CÓMO ES LA CARA DE ORGASMO?

La naturalidad es lo más aconsejable, a no ser que estemos en medio de un juego de rol o alguna otra práctica por el estilo. La pregunta sería entonces: ¿cómo es una cara de orgasmo?

No hay una definición propiamente dicha ni tampoco es necesario obsesionarse con ella. «Una de las preguntas más habituales en sexualidad es si somos normales», aporta Ferrer. La realidad es que la normalidad en el sexo está hecha de excepciones. De la diversidad de cada uno. Y ahí está la parte divertida del asunto.

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Fotograma de ‘Hysteria’ (2012)

Si realmente nos intriga el tema, más que buscar imágenes en el porno o en las películas románticas, donde el orgasmo sucede siempre de forma simultánea y con una luz tenue especialmente favorecedora, la mejor idea es «ver las caras que ponemos y que ponen otras personas, lo que nos ayudará a darnos cuenta de que a todos nos pasa lo mismo».

Almudena Ferrer describe que «lo que se sabe sobre el tema es que durante el orgasmo no tenemos control sobre nuestros músculos faciales, así que nuestra cara tiene que ver con la respuesta ante esa sensación; esa mezcla de placer y dolor.

Pero se atreve a dar una descripción: «Generalmente la cara de orgasmo se caracteriza por tener los ojos cerrados y la mandíbula tensa».

¿HAY DIFERENTES CARAS DE ORGASMO?

Sin embargo, no hay un único modelo y no todo el mundo tiende a poner la misma cara durante el orgasmo. Y es una cuestión en la que tiene que ver nuestra propia fisonomía, pero también nuestra etnia.

Así lo demostró una investigación publicada en Actas de la Academia Nacional de Ciencias. A través de un software, se analizaron las expresiones faciales de dolor y orgasmo en la cultura occidental y en la cultura asiática oriental, utilizando un método basado en datos.

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El dolor está representado por movimientos faciales similares en todas las culturas, mientras que el orgasmo mostró acentos culturales distintos. Se observó que, durante el orgasmo, las culturas occidentales, tal y como estamos acostumbrados, tienden a abrir los ojos y la boca. Mientras que las personas orientales mostraban rostros sonrientes, con los ojos cerrados y las cejas levantadas.

La cara de orgasmo, como otros muchos aspectos de nuestra vida, tiene una cuestión cultural subyacente, según demostró este estudio. Quizás el dejar de sentirnos incómodos por las mismas también.

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