¿Alguien podría explicarme por qué, mi querida Montserrat, eres la única que canta desafinada en el flamante spot del Sorteo Extraordinario de Navidad? Con toda seguridad ha sido el arreglista o el director musical del spot quien ha metido la pata en posproducción, pues tu voz prodigiosa jamás ha derrapado en ninguna grabación… hasta ahora.
(Opinión)
He ahí la importancia de tener un asesor que te corrija y que vele por tus intereses. Eso le pasó a Michael Jackson, cuando llegas tan alto que nadie te tose, te quedas sin los beneficios de esa tos, que son la autocrítica y la superación. Tu desaparecido amigo Freddy Mercury jamás lo hubiera permitido, y se revuelve incómodo en su tumba. ¿Quién fue el director musical del spot? Que se entregue y que confiese que tiene el oído de un cachalote.
Mi infancia transcurrió entre la adoración de la voz cristalina e inimitable de Alfredo Kraus y la añoranza de Mario del Mónaco, cuya Tosca todavía palpita en mi memoria auditiva, acompañada de una Maria Callas que daría para escribir no un post, sino una enciclopedia…. y tu voz, que iluminó el futuro. Soy más de Wagner que de Verdi, y por ello no había lugar para tu prodigiosa cascada sonora en la oscura tetralogía de los Nibelungos… Pero me acerqué a Verdi gracias a ti y a esa Leonora inolvidable de Il Trovatore.
No pasa nada por compartir tu presencia con personajes de mucha menos estatura que tú, si exceptuamos a Raphael, por supuesto. Pero esa magnanimidad de igualarte con Bustamante o con Marta Sánchez debe verse acompañada por la excelencia de tu voz, que aquí ha desaparecido, y crea un falsa sensación de populismo en el espectador medio, el que más necesita de educación lírica, en estos tiempos en que la ópera se ha convertido una excentricidad, un capricho esnob… Ojalá los hipsters reivindicaran a Wagner o a Verdi, en vez de a Arcade Fire o a los pretenciosos vetustos morlos.
Por si fuera poco, últimamente los cantantes de ópera además de poseer cuerdas vocales de otro mundo, deben estar buenos y buenas, que diría Cayo Lara. Es cierto que verte haciendo de Salomé exige un esfuerzo escénico por parte del espectador, pero tu calidad vocal debería ser patrimonio de las grabaciones, y no del escenario. El problema es cuando te lían para grabar un spot tan ramplón, manido y cursi como el de este año de las Navidades, y encima te hacen desafinar como una concursante descartada de Uno de los nuestros.
Plácido Domingo nunca fue un sex symbol de gimnasio, pero su proverbial simpatía castiza y su calidad humana le han abierto las puertas del Olimpo de la Voz sin tener que bajarse los Calvin Klein y hacer un calvo al respetable. Y su mayor contribución a la difusión masiva de la lírica fue ese invento llamado ‘Los tres tenores’, que ciertamente acercó este género a público reacio a las voces puras.
Quienes amamos la ópera hemos de amarte a ti, necesariamente. De igual modo que quienes amamos la ciencia nos hirió la campaña de pan Bimbo que protagonizó Eduard Punset. No queremos que termines amenizando veladas en el complejo Eurovegas levantado por Sheldon Adelson, si es que finalmente este despropósito llega a concretarse.
Por todo ello, querida y admiradísima Montserrat, que sé que me lees todos los lunes en Yorokobu… Te lo digo con todo el cariño del mundo… contrata un asesor que no sea sordo. Quiero recordarte en esa Lucrezia Borgia de Donizetti que grabaste en la Scala de Milán en 1970, o en la famosa aria de Puccini Oh mio babino caro, que me sigue poniendo los pelos de punta; y no en el infame spot que nos bombardeará hasta el día 22 de manera inmisericorde.
Deja la lotería para los pobres de espíritu y de bolsillo.
Tú vuelas mucho más alto.