Las cosas que perdemos por no saber esperar
Hubo no hace tanto una época en la que quedar con tus amigos era un acto de fe. Se había dicho en el recreo «A las seis en el parque» y ahí terminaba toda la logística. No había mensajes de «Saliendo», «Estoy en el bus», «Llego en cinco». Estabas tú, tu Casio, y la certeza (o la esperanza) de que



