El horror de volvernos insensibles
Llevo unos días preguntándome si estamos perdiendo la capacidad de sentir, de emocionarnos. Más aún, de horrorizarnos. Tengo la sensación de que nuestro termómetro interno ante las desgracias ha subido un par de grados, como el calentamiento global, sin que seamos conscientes de ello. Cada día vivimos expuestos a una violencia visual y auditiva sin límites. Hemos alcanzado cotas nunca



