Los ilustradores crean imágenes que pueden gestarse en su fuero interno o describir mediante trazos lo que acontece en la vida real. Eduardo Salles es de este segundo tipo. Aunque se define como un “autista del alma”, este ilustrador mexicano tiene una empatía especial para captar los problemas de la sociedad moderna. Su especial estilo ya llamó nuestra atención al retratar problemas como el paro, los prejuicios ideológicos, o la frivolidad de las redes sociales , pero ahora los problemas son otros. Y una vez más Salles ha estado ahí para reflejarlos con su particular estilo.
Vivimos momentos convulsos en lo político y en lo social y los artistas visuales no pueden obviar esa realidad. Si el 15M o el movimiento Ocuppy Wall Street tuvieron sus propios ilustradores, a las recientes revueltas brasileñas les ha salido el suyo. La diferencia es que este dibuja en la distancia, y lo hace adoptando y modelando las consignas de los indignados cariocas. De las pancartas de Brasilia al ciberespcaio, pasando siempre por el tamiz de Salles.
«Es uno de esos fenómenos sociales a los que cuesta trabajo valorar», comenta Sallo al respecto. «A diferencia de otros movimientos, los propósitos de las manifestaciones brasileñas parecen difusos. Pero, al igual que las famosas ‘primaveras’, son la expresión de una generación empoderada digitalmente que está harta de sus dirigentes y de cómo funcionan las cosas. Me recuerda un poco a las manifestaciones que hubo en México en el 2012. De ahí mi empatía», concluye.
Las manifestaciones por el gasto excesivo en los eventos deportivos del gigante brasileño han servido de espita para que los ciudadanos den rienda suelta a su frustración con la clase política. La situación del transporte, la educación y la sanidad son sus principales caballos de batalla y Eduardo Salles los capta y refleja en su blog Cinismo Ilustrado.
A pesar de que esta bitácora tiene cerca de un millón de seguidores mensuales Salles no vive de él, pues no ha puesto publicidad en su blog, “sería lo común pero yo no lo quiero. Ensucia el formato y me gusta mantenerlo limpio”, explica. Su rechazo a la publicidad es irónica, pues este mexicano es publicista. Bueno, eso y mil cosas más: «Soy diseñador, ilustrador, director creativo y escritor; y terrorista cultural cuando se puede», dice sobre sí mismo.
Las obras de Salles son heterogeneas por definición. Lo único que tienen en común es el gusto por experimentar, como él mismo reconoce. «No me gusta seguir una línea gráfica ni una temática. A veces funciona y a veces no, pero eso es lo divertido».
Este afán por probar cosas nuevas le ha metido en más de un lío. Sus ilustraciones no siempre son bienintencionadas y comprometidas, como bien indica el encabezado de su bitácora; el cinismo preside su obra y la empapa por los cuatro costados. En alguna ocasión ha tocado la fibra sensible de la comunidad blogger, como cuando hizo referencias religiosas o cuando comentó lo que le venía a la mente al pensar en el tsunami que asoló Japón en 2011. Pero como él mismo dice, internet es «el laboratorio más grande del mundo». Está para experimentar, probar, provocar y crear. Y eso hace él, con ironía fina y cinismo ilustrado.