Climabar: divulgación medioambiental milenial con un toque de sifón

Comienza #RonditaConClimabar, una serie de colaboraciones entre Climabar y Yorokobu para reflexionar con un vinito acerca de la sostenibilidad y la catástrofe medioambiental que nos acecha. Porque es mejor que nos pille con el puntillo
23 de julio de 2021
23 de julio de 2021
5 mins de lectura

Por el motivo que sea, los mensajes que advierten de un deterioro fatal del medioambiente no calan como debieran. Para Belén Hinojar y Carmen Huidobro, creativa y ambientóloga que forman Climabar, no es el mensaje. Es cómo se cuenta. Porque el mensaje es rotundo: «Nos vamos a la mierda».

Climabar es un proyecto de divulgación de sostenibilidad y ecología que parte de la premisa de que, si todo sigue igual, no es el planeta el que desaparecerá, seremos nosotros. Y la Tierra, tan pichi.

Hinojar y Huidobro se han empeñado en contar las historias necesarias acercándolas a un lenguaje accesible en el que entran Destiny’s Child, Beyoncé, la BTS Army y un amplio surtido de cócteles y vermuts, porque «en el bar es donde se tratan los termas importantes».

Comenzamos #RonditaConClimabar, una colaboración periódica en formato vídeo con Yorokobu. Belén Hinojar y Carmen Huidobro explicarán dos veces al mes algunas de las cuestiones relativas a la sostenibilidad que más pueden importar. Las regaremos con un toquecito de sifón y, en vez de aceitunas, la tapa vendrá en forma de capsulitas de cultura pop. Para empezar fuertecitas: ¿Es el ecologismo la peor campaña de marketing de la historia?

CLIMABAR, EXPLICADO EN 5 MINUTOS

¿Quiénes sois, cómo os encontráis la una a la otra y cómo nace una cosa como Climabar?

Nos conocemos desde los 3 años. Literalmente, desde que empezamos el cole. Llevamos juntas desde entonces.

En vez de estar hablando de la crisis climática en documentales, gobiernos o asambleas, te ponías a hablarlo en el bar con tus amigas comparando los gases de efecto invernadero con Beyoncé y las Destiny’s Child. Así surge una cosa como Climabar.

Uno de los grandes problemas de la comunicación climática es que se queda en el aspecto verde, llegando a quienes ya están concienciados en lugar de a los que verdaderamente tenemos que concienciar. Pensamos que, si habíamos conseguido sacar este tema con nuestras amigas de manera informal y que escucharan, quizás es como lo teníamos que hacer con el resto de jóvenes, que además somos los que nos vamos a comer el marrón.

Lo del clima, vale. ¿Y lo del bar?

Porque es donde se tratan los temas importantes. Las cosas que te afectan el día a día, las que te mueven y con las que eres más sincera son las que hablas con tus colegas en bares. Además, el tema climático es bastante deprimente de por sí. Pues que al menos nos pille informadas y disfrutando.

Soléis decir que no es el planeta el que se va a la mierda, somos nosotros. El planeta se quedará tan pancho una vez extinguida la plaga que suponemos. ¿Por qué creéis que es tan difícil convencer al personal de la cantidad de mierda que se nos viene encima?

El medioambiente siempre se ha considerado como algo aparte de nuestro mundo. Algo independiente, algo bonito, si acaso, que tiene que ser sacrificado por el bien del desarrollo y cuidarse casi como por filantropía. Antes, cuidar el medioambiente era preocuparse por esa naturaleza independiente a las personas, cuando es todo lo contrario. Somos parte de los ecosistemas naturales y alterarlos nos perjudica.

El planeta seguirá rotando como ha hecho desde los volcanes a los dinosaurios. Es la especie humana la que no puede permitirse un planeta inhabitable, y parece que es la única a la que le encanta autosabotearse.

Por otro lado, este tema se ha enfocado mal desde el principio. Hay muchísima desinformación, desestimación de la ciencia y la investigación, un greenwashing brutal que no ayuda… Lo más importante es lo que comentábamos al principio: romper la burbuja verde de gente que ya sabe de esto y tratar estos temas de forma diferente, intentando llegar a todos los que no están concienciados. Debemos usar otros medios que les lleguen de forma efectiva.

Belén Hinojar y Carmen Huidobro

¿Cómo creéis que puede el propio movimiento ecologista deshacerse del lastre anticientífico que, por desgracia, arrastra?

Es algo que nos sorprende mucho. Cuando encuentras una persona concienciada por el clima, viajera, abierta de mente… que luego resulta que es antivacunas. Creemos que tiene que ver con toda la desinformación, teorías conspiratorias y sí, Facebook. ¿Por qué esta plataforma no tiene una estrategia para detectar y parar bulos peligrosos como la tiene para los pezones femeninos?

De todas maneras, coño, los papers están ahí. Hay putos hechos, la ciencia no es una opinión. Que el golfo de México esté en llamas es una señal bastante clara de que algo no va bien. Y así hay mil ejemplos: HOLA, PANDEMIA MUNDIAL.

¿Creéis que una generación como la vuestra (o las que vienen por detrás) ha interiorizado de manera más natural el mensaje de la sostenibilidad?

A las generaciones pasadas se les enseñó una idea de progreso que iba totalmente en contra ya no de nuestra supervivencia en el planeta, sino de las leyes de la física. No podemos extraer recursos a este ritmo como si fueran infinitos porque no lo son.

Se enseñó a aspirar a una casa gigante, dormir tapado en verano con el aire acondicionado, viajar por el mundo, tener el coche más tocho, un armario del tamaño de mi piso, comer carne todos los días… Todo eso eran sinónimos de que lo estabas petando, estado de bienestar a tope.

Nuestra generación ha coincidido con los toques de alarma climática: las cumbres climáticas, el Acuerdo de París, los informes del IPCC, las huelgas de Greta y Fridays For Future… No solo hemos visto la que nos espera, sino la injusticia de todo esto.

Las personas que menos han contribuido a la crisis climática son las que sufren las peores consecuencias. Ahora mismo tenemos una gran sequía en Madagascar, inundaciones en el Chad, incendios forestales en el Congo. Respecto a los jóvenes y las generaciones venideras, es parecido: nos enfrentaremos a una situación mucho peor sin haber contribuido en el problema. Nosotras vivimos en la dicotomía de estar eternamente intentando convivir con el fin y, a la vez, revolvernos un poco. Salvar al mundo o salvarnos de él.

Lo de que el mensaje no cale más, ¿es cosa del propio mensaje o del envoltorio, el lenguaje y la campaña de marketing, como decís en el primer vídeo para Yorokobu?

Es claramente el envoltorio. El mensaje es el mismo: NOS VAMOS A LA MIERDA. Hay miles de formas de decir esto. Lo que está claro es que es un poco raro que la crisis más brutal que se va a vivir en la historia de la humanidad esté pasando sin pena ni gloria.

Esto ocurre por muchas razones, pero nosotras pensamos que las principales son no tratar un mensaje de esa magnitud, como la crisis que es. Compara la comunicación en medios del covid con la crisis climática. Además, siempre se comunica como un tema medioambiental más, que se aprecia como una temática muy sesgada, muy de izquierdas, que no entra a mucha gente.

¿Creéis que los poderes y entidades que se quedan en el greenwashing en lugar de apostar de manera sincera por la sostenibilidad lo hacen por una cuestión de dinero? ¿De verdad es tan caro decidirse a no reventar el planeta?

Está más que demostrado que saldrá más caro actuar tarde que actuar ahora. Así que, si lo miras por el tema económico, tampoco tiene sentido esta inacción. Están poniendo parches, a ver hasta cuándo aguanta, pero no tiene ningún sentido sin un cambio estructural.

Como todo está diseñado para el corto plazo (los beneficios económicos, las políticas…), ni se preocupan porque a día de hoy les sale rentable. Y ellos están viviendo el hoy. Los del mañana, que se busquen las vueltas.
Este es el quid de la cuestión: el cambio de mentalidad cortoplacista.

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