Como cortina de ducha cumplía. Con ella corrida, el agua no traspasaba los límites de la bañera. Lo que sus dueños no podían perdonarle era la tremenda errata que lucía en la tabla periódica con la que había sido decorada. «¡El carbono aparecía como un gas noble ¡Qué horror!»
«Sabíamos que nosotros podíamos hacerlo mejor que los que diseñaron la cortina del cuarto de baño de nuestro piso en Nueva York», cuentan Kristen y Geoff Zephyrus. Él, diseñador, y ella autodefinida como science-nerd, comenzaron a pensar en algo así como un ajuar científico bajo la marca Cognitive Surplus.
Empezaron diseñando copas de vino con fórmulas químicas y otras con cadenas de ADN. También vasos de chupito con todo tipo de símbolos matemáticos. Luego llegaron los vasos de cerveza con el rostro de científicos de la talla de Nikola Tesla, Marie Curie o Charles Darwin.
El menaje se les empezaba a quedar corto, así que Kristen y Geoff prosiguieron con su peculiar sistema de divulgación científica en camisetas con dibujos de anatomía humana, bodies para bebés con imágenes sobre la fotosíntesis, bolsas para llevar el almuerzo con dibujos de insectos o sellos de cera con forma de probeta o mapamundi.
«Nos fascina y sentimos una gran curiosidad por la Ciencia y todo lo que a ella concierne. Nos gustan desde los chistes sobre física a la exquisita belleza de los primeros grabados e ilustraciones científicas. Nos inspiramos en la maravilla que rige nuestro universo. Todo lo que en él sucede es fascinante y un poco mágico. Lo que queremos es compartir nuestra emoción a través de nuestros diseños».
A la hora de producirlos, Kristen y Geoff siempre apuestan por la sostenibilidad de los materiales. Aunque, de momento, se ven obligados a externalizar esta fase lo que, en algún momento, les ha acarreado algún problema.
«Lo que más difícil nos resultó fueron los cuadernos de tapa dura porque fue cuando comenzamos a trabajar con proveedores internacionales y requirió de mucha paciencia por nuestra parte hasta que finalmente logramos producir lo que nosotros queríamos», confiesa la pareja a Yorokobu.
De su catálogo de productos para el hogar y la oficina, uno se echa de menos especialmente, aunque parece que pronto será una realidad: «¡Sí, claro que ya estamos trabajando en el diseño de una cortina de baño que estará próximamente en nuestra tienda!».