Manolo se ha marcado como propósito de año nuevo aguantar más en la cama. Por eso se ha interesado por el sexo tántrico donde, según le han dicho, las relaciones sexuales pueden durar horas y los hombres son capaces de controlar su eyaculación a voluntad (lo que se conoce como coitus reservatus). Pero le han surgido algunas dudas. Para empezar, qué es eso del sexo tántrico.
No hay que comerse mucho el coco para responder a la pregunta. Obviamente, se trata de una técnica sexual basada en una filosofía oriental llamada Tantra, en la que el sexo solo es una vía más para alcanzar un mayor conocimiento pleno y una manera de focalizar la energía del universo.
En el sexo tántrico no hay un sexo superior a otro y no se hacen distinciones entre lo bueno y lo malo, lo bonito y lo feo, lo puro y lo impuro. Se busca, por tanto, conectar con la pareja, lograr estados trascendentales a través del sexo. El semen se considera un fluido sagrado que debe ser retenido. Expulsarlo es un derroche de energía y por eso se enseña a sus practicantes a retener la eyaculación.
EYACULACIÓN Y ORGASMO
Llegados a este punto, a Manolo le asalta una nueva duda: ¿retener la eyaculación significa frenar el orgasmo? No. Y no lo dice solo el sexo tántrico, sino también la sexóloga Lara Salguero, presidenta de la Asociación Nacional de Sexología, Educación y Salud.
«Hay que diferenciar entre la eyaculación y el orgasmo, porque no es lo mismo. El sexo tántrico no busca no llegar al orgasmo, todo lo contrario. El tantra es una parte un poco más espiritual, vivir la sexualidad de una manera más espiritual. De ahí que algunas técnicas del tantra busquen retrasar la eyaculación. Pero son dos fases diferentes. Que no haya eyaculación no significa que no haya orgasmo».
La eyaculación, explica Salguero, tiene dos fases: emisión y expulsión. El orgasmo puede llegar a iniciarse en esos momentos de emisión, incluso antes. Por eso hay hombres que no han eyaculado, pero sí han llegado al orgasmo. «Ya no es tanto que tardes 5 minutos o que tardes 25, sino que tengas el control y que tú sepas, dentro de todo ese continuo de excitación, los picos y los momentos en los que estás llegando a ese punto de no retorno, que sería la fase de expulsión de la eyaculación, donde ya no hay vuelta atrás», aclara la sexóloga.
El tantra, por ejemplo, enseña a sus practicantes ciertas posturas que ayudan a lograr ese mayor control de los genitales y de los cuerpos. La sexóloga también considera fundamental la respiración para el control de la eyaculación. Por eso una de las primeras técnicas que se enseña a los pacientes que sufren eyaculación precoz empieza por enseñarles a respirar.
Y, por supuesto, «un control mental que permita no solo decidir cuándo se quiere eyacular (o no), sino también saber que ahora no quiero y que soy capaz de retener». Pero Salguero matiza ese control mental. «Me refiero a que, si estoy muy muy muy pendiente, si me genera cierta ansiedad, pues a lo mejor la relación erótica ya no es tan satisfactoria». Es decir, si estás tan pendiente de no eyacular, la calidad e intensidad del orgasmo pueden verse afectadas para mal.
Y DURAN, Y DURAN, Y DURAN…
Manolo no busca eso. Él quiere tener orgasmos de campeón y provocárselos también a su pareja. Por eso ha pensado que ser como el conejito de Duracell podría ser bueno para lograr la medallita de macho del año. Y es un error.
«Una de las cosas que trabajamos en la sexología es que en esto no hay cosas buenas ni malas», afirma Lara Salguero. «Al final se trata hacer lo que cada uno quiera, lo que a cada uno le reporte satisfacción en su vida erótica, en sus conductas. Si yo utilizo ciertas técnicas como puedan ser las del tantra para no eyacular, para retrasar la eyaculación, porque me apetece experimentar, porque me generan más placer, porque eso genera un orgasmo más intenso, según lo que cuentan algunos hombres… porque me apetece, en definitiva, fenomenal».
«Si yo llevo a cabo este tipo de técnicas porque tengo unas ciertas ideas y falsas creencias y mitos en la cabeza en torno a la sexualidad como, por ejemplo, “voy a retrasar la eyaculación porque considero que la mujer tiene que llegar antes al orgasmo”, a lo mejor no resultan del todo satisfactorias porque las estoy llevando a cabo con unos objetivos; en cierta manera, como si se tratara de un examen. Ahí sí que tenemos un problema porque estás haciendo algo que realmente no te está gustando».
¿RELACIONES SEXUALES SATISFACTORIAS SIN ORGASMO? ¿’REALLY’?
Otro de los mitos que hay que desterrar, afirma la presidenta de la Asociación Nacional de Sexología, Educación y Salud, es el de que para que una relación sexual sea plena y satisfactoria debe concluir con un orgasmo. Eso que creemos tener tan claro de relaciones sexuales completas, en las que hay penetración y orgasmo, en caso de parejas heterosexuales, e incompletas (le has puesto empeño, pero ese clímax no ha llegado) y que tan mal solemos entender.
«El orgasmo es como ese momento de clímax, de descarga, incluso a nivel muscular. Llegar a él es maravilloso, es fenomenal, pero no es obligatorio. Puedo tener una relación erótica supersatisfactoria y maravillosa con alguien en la que ni ha habido penetración, ni orgasmo ni nada, pero ha sido un momento de intimidad y de placer maravilloso. Esto no es sacar un cero o sacar un diez. Hay que desterrar el mito de que el orgasmo es lo único válido».
A Manolo le ha asaltado otra duda: a ver si va a ser malo para mi salud eso de retrasar o evitar la eyaculación. A ver si por retener el semen voy a provocarme algún tipo de disfunción. O quedarme con un dolor de testículos insoportable. O peor, que el semen, buscando una vía de escape, acabe yendo a la vejiga para mezclarse con la orina y vea las estrellas. Eso que le dicen que tuvo una vez un tipo de no sé dónde llamado eyaculación retrógrada.
«Hasta donde yo sé no hay evidencias científicas que digan que retrasar la eyaculación es malo», responde tranquilizadora Lara Salguero. «Pudiera ser, eso sí, que se llegara a desarrollar una eyaculación retardada», es decir, no eyacular cuando quieres hacerlo fruto de la obsesión por controlarla. Pero de ahí a una eyaculación retrógrada hay una gran diferencia.
«La eyaculación retrógrada tiene un componente fisiológico y orgánico que me extraña que lo pueda causar retener la eyaculación», asegura. «Es más, en estudios científicos que se hacen sobre las diferentes disfunciones en relación con la eyaculación no ponen como una de las causas de la eyaculación retrógrada el hecho de retener la eyaculación».
Al final, concluye la sexóloga, en el sexo (como en otras facetas de la vida) se trata de hacer lo que nos haga sentir a gusto. Y ese es uno de los objetivos que se trabajan en la sexología. «Lo maravilloso de la erótica es que al final cada uno haga lo que le apetezca en el momento que le apetezca y que le resulte satisfactorio a él y a su pareja, si la tiene. Si a una persona le apetece eyacular, quiere eyacular, fenomenal. Si una persona le resulta más placentero retener la eyaculación, pues también».
Manolo, mientras tanto, sigue dándole vueltas al tema.