Cuéntamelo bonito

Quiero contarte cómo un guionista como yo, pasó cuatro días entre investigadores científicos. Fue durante El Festival Internacional de Cine Científico de Doñana (2011) organizado por La Asociación Española de Cine e Imagen Científicos (ASECIC). Fui invitado para hablar sobre cómo las emociones ayudan a divulgar la Ciencia.

Los asistentes a los talleres eran investigadores científicos con ganas de mostrar sus proyectos al público. Es difícil detallar lo que hablamos durante aquellos días y cómo trabajamos los proyectos de distintas materias para su divulgación. Aquí encontrarás un esbozo.

RECORTES Y DIVULGACIÓN

En 2011 la ciencia española temía la posibilidad de sufrir recortes presupuestarios. Uno de los investigadores dijo: “La gente no sabe lo que hacemos en la Universidad, y si no lo sabe, no les importa”.

¿Qué podía decir un guionista a unos investigadores científicos? Desarrollar los nueve mandamientos de Billy Wilder que consisten en una sóla frase: “No debes aburrir”. Valen para un corto, un largo o un documental científico. Para no aburrir hay que emocionar.

EL CINE CIENTÍFICO PERMANECE EN LOS 50

El cine y las series contemporáneas emulan el documental social, y el documental social emula la ficción.

El cine científico no ha evolucionado, sigue un modelo anclado en los 50 del siglo pasado. Es un modelo caracterizado por una sucesión de imágenes expositivas acompañadas de una voz masculina monocorde. Documentales que muchos dicen ver —según las encuestas—, pero que no constan en los audímetros.

RECORDAMOS LOS DATOS ASOCIADOS A LAS EMOCIONES

Posiblemente, has olvidado los nombres de muchos de tus compañeros de estudios, pero no los nombres de quienes afectaron a tus emociones: ese matón que te molestaba o la chica que te hacía reír.

La emoción conduce a un niño a saber los nombres, características y transformaciones de 649 Pokemones, o que los lectores de Juego de Tronos describan los emblemas de las casas.

Aquí, otro ejemplo:

La malformación de Chiari es una deformación del cráneo. Eso desplaza al cerebelo y al tallo cerebral dentro del canal espinal. La mayoría de las personas no saben que lo tienen hasta que experimentan algún tipo de trauma o una flexión de cuello vigorosa. Si eso pasa, la condición crea inflamación. Edema, resultando en una masiva presión intercraneal.

Es un texto denso, pero en el contexto de un capítulo de CSI adquiere interés. Estamos atentos al diálogo porque queremos que se atrape al criminal y queremos saber cómo. Hitchcock dijo que el whodunit (quién es el asesino) despierta una emoción intelectual.

LA EMOCIÓN ESTÁ EN EL PROCESO

Imagina que enciendes la tele y ves el final de un capítulo de CSI donde se revela el nombre del asesino, se detalla cómo cometió el crimen y cómo murió la víctima. Al ver la última escena recibes datos, no emociones. La emoción está en el proceso, el seguimiento del método.

A menudo, el cine científico ofrece datos de manera rotunda. Si el divulgador quiere interesar al público, debe mostrar su incertidumbre, el proceso y la emoción que siente en la búsqueda. Es más interesante hacerse preguntas y buscar las respuestas, que ofrecer las respuestas «a palo seco».

LA VIUDA NEGRA Y EL MIEDO

El documental científico común comienza con una viuda negra y una locución como esta:

La viuda negra americana (Latrodectus mactans) también es conocida como araña del lino. La hembra mide hasta 35 mm con las patas extendidas, es de color negro carbón brillantesco y posee una mancha de color rojo en forma de reloj de arena en la cara inferior del abdomen.

Este comienzo desaprovecha una emoción básica como el miedo. El miedo se puede mostrar así:

Una viuda negra entra en una habitación a través de una ventana y se introduce en una zapatilla. Suena un piano. Una voz susurrante dice que «el veneno de una viuda negra puede bloquear el sistema nervioso». Un hombre mete el pie en la zapatilla… «Y su picadura puede ser mortal en ocasiones».

Estas imágenes se quedaron grabadas en mi memoria siendo niño. El interés por continuar con la historia de la araña aumenta. Este es un ejemplo sobre cómo la información se retiene gracias a la emoción (el miedo a ser víctima), a pesar de los años transcurridos.

LAS EMOCIONES BÁSICAS

La gama de emociones básicas comprende el miedo, la alegría, la sorpresa, la ira, la tristeza y el asco.

La ira debe descartarse como vehículo divulgativo porque la Ciencia no debe conducir a la violencia. La tristeza también debe descartarse porque la Ciencia debe ofrecer esperanzas. Es posible partir del miedo o el asco, y acabar con la alegría o la satisfacción.

HÉROES Y VILLANOS

Recordemos a los niños y los pokemones: hay buenos y malos. Ahora, pensemos en un fenómeno como la fotosíntesis. Hay adultos que no saben explicarlo. (¿Quién no se ha reído viendo en televisión las respuestas de “la calle” a sencillas preguntas científicas?) La fotosíntesis podría ser relatada como la historia de una hoja-ciudad que lucha para realizar la fotosíntesis, y que las inclemencias y los insectos son los villanos.

Pensar en términos de héroes y villanos resulta atractivo. ¡No es científico!, dicen algunos. Divulgar es abrir una puerta.

ANTROPOMORFIZACIÓN

La antropomorfización también es considerada como anticientífica. Sin embargo, es una herramienta poderosa para la divulgación. ¿La historia de un anónimo sapo partero o la historia de Willy, que casualmente es un sapo, que construye una acogedora casa para su familia y se enfrenta a terroríficos depredadores?

MÁS SILENCIO QUE PALABRAS

En cualquier caso, conviene no apabullar con cifras y datos. Piensa que una persona desconocida puede seducirte con dos o tres frases; si te contara toda su vida y problemas en los primeros minutos, saldrías corriendo. Un documental científico también tiene que seducir con tres frases. El parloteo cierra los oídos; el silencio provoca que nos concentremos en las escasas palabras.

TODO CABE EN UNA HISTORIA

Los divulgadores científicos más conocidos y queridos son contadores de historias. Si el científico quiere que el público conozca su trabajo, debe convertirse en un contador de historias, un creador de emociones.

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