Yo, yo y yo. A veces, uno no sabe si es una impresión o el mundo avanza hacia un individualismo que resulta hasta soez. ¿Se ha perdido la necesidad de ver qué le ocurre al vecino? ¿Hemos eliminado todo sentimiento de empatía con el semejante? La agencia creativa DDB Estocolmo buceó en esa idea para crear una campaña para el ejército sueco que se basaba en proponer a ciudadanos voluntarios que se encerrasen con el único beneficio de liberar a otro.
Más allá de que uno esté de acuerdo con los usos que se hacen de él, lo cierto es que los valores que propugna el ejército pasan por el sacrificio personal por un bien mayor o por la solidaridad con el resto de ciudadanos. ¿Qué ocurre cuando, en lugar de pedir ese esfuerzo a un profesional, lo hacemos con una persona cualquiera?
La agencia DDB Estocolmo propuso a las fuerzas armadas de Suecia un ejercicio para concienciar a la población de lo que supone pensar en un fin colectivo. Para ello instalaron una caja cerrada y sin más aderezo que una silla en el centro de Estocolmo. Allí encerraron a un ciudadano común y bautizaron la acción como Who Cares?
¿Las reglas? Solo una persona podía estar dentro a la vez. Para que pudiese abandonar la instalación, debía ser sustituida de manera altruista por otra. El interior de la ‘celda’ permanecía constantemente visible a través de una cámara que emitía por streaming lo que allí ocurría. Cualquiera podía observar al cautivo sin nada más que hacer para liberarlo que correr a sustituirlo en la caja. Las redes sociales hicieron el resto y 73 personas fueron a pasar una parte de su día en cautiverio para que otro pudiese salir.
Al final, cuatro días que mezclaron una suerte de experimiento social con una campaña creativa innovadora. ¿Pensáis que hay esperanza con el ser humano?