Del papel higiénico a la aceleración digital

9 de agosto de 2014
9 de agosto de 2014
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 ¿Es posible unir el papel higiénico con la Economía Digital? No hablo de la m… de cobertura que tenemos en España de redes ultrarrápidas ni del alto precio del ADSL. Me explico.

Las obras del artista madrileño le frére se han hecho muy populares a partir de sus retratos sobre papel higiénico de políticos, banqueros, sindicalistas y otros líderes españoles (In Spain, el papel de un Estado y Shit Happens, el retrato de una crisis). Su reflexión crítica e irónica tiene una fuerte carga social con el trasfondo de la burbuja inmobiliaria, la crisis cultural, la inmigración, el desarraigo social o la discriminación sexual.
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Además de técnicas y soportes cotidianos, como dibujos con bolígrafo, ladrillos, papel higiénico o facturas telefónicas, le frère, también ha trabajado la fotografía en series como “La otra mirada de Vermeer” o “Guadalajara en 200 bochos” (se formó entre España y México). En su obra se reflejan influencias desde Marcel Duchamp o el Dadaísmo hasta Egon Schiele.
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Pero la mirada de este enfant terrible no se limita a los mensajes ácidos y acaba de realizar una intervención en la sede del Instituto Superior para el Desarrollo de Internet (ISDI), la primera Escuela de Negocios del ámbito digital. El artista ha pintado siete superficies en la fachada del Centro de Aceleración Digital (CAD) (en el número 20 de la calle Viriato, en Madrid) que así se llama el lugar.

Le frère desarrolla una evolución por los grandes protagonistas tecnológicos: Estados Unidos y Japón. Un surfista cibernético recorre “La gran ola” de Hokusai y de su espuma surgen referencias a las principales empresas de Internet y de las redes sociales.
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Esto es lo que le frère dejó escrito en su blog el día que terminó la obra:
“Cincuenta y cinco  m2 de superficie metálica, tres meses de trabajo, ocho kg de pintura, siete cierres de acero, doce botes de barniz, quince rotuladores acrílicos, cuatro rollos de cinta de carrocero, cuatro pinceles medianos, dos grandes, dos pequeños, dos cajas de guantes de látex, un par de guantes de trabajo, un par de zapatillas que amaba, un chándal que se va a la mierda, una muñequera dilatada, un constipado, una gripe leve, una amenaza de muerte, un amigo portero, una trabajadora de correos del Atlético, una calle llena de gente,  una barrendera meticulosa, un pintor muy profesional, un restaurador del Prado, unos vecinos amables, unos cerrajeros bacilones, unos chatarreros habladores, un encantador de perros, algún perro desencantado,  mucho curioso, algún tacón furtivo, pasos disimulados, conductores sin espacio, espacios con historia, teléfonos a los que les crecen personas, personas a las que les crecen corbatas, corbatas que habitan en oficinas, oficinas que limitan un barrio, un barrio en una línea naranja, un transbordo, nueve paradas de metro, tres abonos mensuales,  ocho libros para la historia, un montón de piropos, muchas palabras de apoyo, bastantes explicaciones, algunos nervios, un poco de estrés, mucho frío, viento, lluvia, un poco de nieve y mucho, mucho, calor humano son algunos detalles con los que definiría esta experiencia vital. Trabajo terminado. Fin de la cita”.
Cuenta Le frère que el principal desafío estaba en la propia fuente de inspiración. «Suelo inspirarme en otros temas distintos a los relacionados con el entorno digital. Pero ahí está la gracia; de repente surge una oportunidad, conoces nuevas fuentes y eso te ayuda a ampliar horizontes, te abre a nuevas posibilidades. Eso es cojonudo porque sirve para  retroalimentarte. Salir de la “zona de confort” siempre espabila y te ayuda a crecer como profesional y como persona».
Aunque trabajar sobre un cierre metálico tampoco le ha resultado fácil. «Al ser una superficie ondulada rompe la perspectiva y también condiciona la forma de las pinceladas.Y otra cosa que también lo ha complicado ha sido la inclinación descendente de la calle. En las primeras ventanas llegaba con tan solo una escalera, pero para las tres últimas tuvimos que contratar un andamio. Y aún así en la séptima me costaba alcanzar la parte superior».
Lo de menos fue lo de trabajar en la calle porque Le frère está acostumbrado. Por eso guarda un montón de anécdotas. «Tienes que lidiar con todo tipo de situaciones y acabas viendo de todo: desde el típico perrito que planta un truño justo donde estás trabajando a algún desequilibrado que se te encara y amenaza. He vivido un montón de situaciones de todo tipo y color, pero aún así y a pesar de todo, trabajar a pie de calle es una de las experiencias más gratificantes que he podido tener, sin lugar a duda».
Pese al escepticismo, incluso, rechazo, que Le frère percibía en un principio entre los vecinos («la media de edad está entre los 50 y los 60 por lo que no son muy aficionados al graffitti…»), el artista se convirtió pronto, según mismo asegura, en parte del paisaje de la calle. La mediación del portero del inmuble, que «ayudó a tranquilizar al vecindario», fue esencial. El caso es que la intervención de Le Frère, “el artista del papel higiénico” ha convertido al la sede del CAD en una referencia artística del barrio tal y como se pretendía al comienzo del proyecto.
Vamos, que hemos ido de internet al cuarto de baño en un momento… digital.

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Yorokobu es una publicación hecha por personas de esas con sus brazos y piernas —por suerte para todos—, que se alimentan casi a diario.
Patrick Thomas

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