En nuestras ciudades hay explanadas de devastación. Grandes superficies que antaño se reservaron para uso industrial y militar han acabado siendo desmanteladas y perviven en estado ruinoso en la periferia de las ciudades que, al crecer con el paso de los años, han acabado por absorberlas. Existen algunas iniciativas para reutilizar ese suelo desértico y poder construir equipamiento urbano, pero la legislación primero y la crisis después dificulta que algunos de esos proyectos salgan adelante.
Se construyeron fuera de las ciudades, en antiguas carreteras de escape que hoy en día son avenidas en las afueras de los núcleos urbanos. Asimiladas por el crecimiento de la construcción, han acabado siendo islas desiertas en las afueras. Allí el precio del suelo no es tan elevado como para que grandes empresas presionen para acelerar su adquisición. Son suelos militares que, por tanto, pertenecen al Ministerio de Defensa. O son polígonos industriales abandonados, algunos incluso embargados por impagos de reconversiones industriales. En ambos casos una maraña de legislación impide su aprovechamiento urbano.
Pero en los últimos años algunas iniciativas políticas y ciudadanas empezaron a surtir efecto. Se inició el desenmarañamiento legal necesario para que ese suelo pase a ser público y, por tanto, urbanizable previa asimilación de las instituciones o colectivos ciudadanos, o en su defecto mediante subasta a empresas privadas. Pero estalló la burbuja inmobiliaria y llegó la profunda crisis económica, que terminó de hundir el precio del suelo en barrios que, por su situación geográfica, han notado más que otros el derrumbe del ladrillo.
El caso más conocido es el de la llamada Operación Campamento en Madrid, que nació de un convenio suscrito en 2005 y cuyos primeros pasos efectivos se dieron en 2009. La zona, una antigua base militar situada en la zona periférica del barrio de la Latina, permitiría habilitar para el uso público casi nueve millones de metros cuadrados en dos fases, la primera para la construcción de 10.700 viviendas y la segunda para otras 11.400 viviendas, espacios verdes, deportivos y servicios públicos. Por si semejante actuación urbana no fuera suficiente, se prevé soterrar varios kilómetros de una de las autovías nacionales, la de Extremadura.
El proyecto es tan ambicioso que suscitó la colaboración del Ministerio de Defensa, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento. El último paso dado hasta la fecha llegó en otoño pasado, cuando Fomento adquirió el 51% del suelo. Sin embargo, y aunque las primeras estimaciones contemplaban que las obras comenzaran este mismo año, algunos advierten que otros proyectos por los que compite la Comunidad de Madrid podrían paralizar su puesta en marcha.
En otro punto de la periferia madrileña, en un barrio llamado Ciudad de los Ángeles, existió un antiguo cuartel de ingenieros del Ejército. Desocupado y derruido desde hace décadas, los vecinos han presionado a las autoridades para que se haga algo con ese suelo. La operación se aceleró en los últimos años. En 2009 la Sociedad Estatal de Promoción y Equipamiento de Suelo dependiente del Ministerio de Fomento inició los trámites para urbanizar la zona, de 350.000 metros cuadrados, donde cabrían hasta 3.500 viviendas, además de parques públicos e instalaciones deportivas.
Dos años después la entidad promovió una votación entre los vecinos para que decidieran cómo se llamaría el futuro barrio, votación llevada a cabo a través de las redes sociales y que acabó ganando Parque de los Ingenieros. Hace ahora un año el entonces Ministro de Fomento presentó el proyecto en sociedad y en otoño se adjudicaron las tres primeras parcelas. Por aquellas fechas se organizó una fiesta de presentación para los vecinos en unas carpas en mitad del solar. Desde entonces hasta hoy apenas hay movimiento en la zona, que ya se ha delimitado con postas. El proyecto sigue en marcha, pero avanza poco a poco.
No muy lejos de allí, casi donde termina Madrid y empieza Getafe, el Ayuntamiento dio inicio a las obras de la Catedral de las Nuevas Tecnologías, un fastuoso nombre para un proyecto de rehabilitación de la nave Boetticher, una fábrica de ascensores abandonada. El proyecto, presentado en 2010 y previsto para ser terminado en 2011, está prácticamente estancado. Su página web a modo de publicidad sí sigue activa. En la otra punta de el amplio polígono industrial donde está esta nave otra gran superficie industrial podría quedar abandonada en breve, después de que Arcelor Mittal haya anunciado su cierre. Quizá en unos años se pueda reescribir este texto y esa gigantesca construcción de aspecto apocalíptico sea ya un ejemplo más.
Algo similar sucede en otras ciudades. Por ejemplo, en Valencia. Desde hace décadas ha existido un plan para soterrar la playa de vías que recorre media ciudad y crear un espacio verde que se llamaría Parque Central que conviviría con viviendas en los más de 656.000 metros cuadrados de la zona. En teoría, según los sucesivos acuerdos, el soterramiento tendría lugar para que cuando el AVE llegara a la ciudad ya estuviera todo listo. La playa de vías sigue allí, el soterramiento apenas ha empezado con un par de derribos en la zona y se ha construido una estación provisional alejada de la de toda la vida que pocos visos tiene de ser provisional. En teoría iba una nueva estación que fijan para 2014. Dicen que el parque estará listo para finales de 2013. La financiación empezó a negociarse hace casi un cuarto de siglo.
Justo cuando las vías del tren entran en la ciudad sobreviven los vestigios de una antigua zona industrial que lleva décadas parada. Si bien es cierto que se inició la demolición de parte de esas naves, las fachadas todavía sobreviven y el terreno sigue a medio despejar junto a la playa de vías. En esa misma calle San Vicente dos viejas instalaciones militares siguen abandonadas y esperando. Una, cercana a la Cruz Cubierta sigue pendiente de demolición mientras las malas hierbas brotan en las grietas del asfalto; otra, cercana al puente por el que los coches llevan décadas superando las vías que parten a la ciudad, está despejada y forma un solar que daría para edificar un grupo de edificios.
¿Y en tu ciudad? ¿Hay espacios urbanos sin utilizar que quieras enseñarnos?