Indultar o quemar: el primer fotolibro combustible

Surgió como una coña. O más bien como una provocación. «Un día estaba hablando con Juan Valbuena, coeditor del antiperiódico Dúo. Él sabe que, como buen valenciano que soy, me encanta todo lo que está relacionado con el fuego», cuenta Eduardo Nave, miembro del colectivo de fotógrafos NoPhoto. «Pensamos que molaría mucho, en pleno boom del fotolibro, cagarnos en él. Porque esto es como otra burbuja a la española».

Fue así como nació el Diari indultat, un fotolibro en formato de periódico en el que participan 50 de los fotógrafos más destacados de España, desde monstruos consagrados como Joan Fontcuberta, Miguel Trillo o José Manuel Navia, hasta representantes de la escena contemporánea como Ricardo Cases, Antonio M. Xoubanova o Carlos Spottorno.

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Los días 15, 16 y 17 de marzo, estos profesionales de la imagen retratarán las Fallas de Valencia, cada uno según su estilo. El día 18, Eduardo Nave, Juan Valbuena y un equipo de otras tres personas publicarán, junto al estudio de diseño Underbau, una edición única de un periódico que en realidad es un fotolibro, con una tirada de 5.000 ejemplares.

«Los que no sean indultados hasta el día 19 de marzo, es decir, comprados por internet o personalmente, serán quemados juntos en las fallas», explica Nave. La campaña de indulto ya está en marcha, en formato de crowdfunding.

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Los del Diari indultat han dedicado casi un año para preparar todo el proyecto. «Pensamos: solo pasamos a la acción si algunos de los grandes nos dice que sí. No le vamos a poder pagar, es un proyecto muy loco. Ni de coña van a aceptar», cuenta Nave. En contra de toda previsión, algunas grandes firmas de la fotografía se apuntaron con entusiasmo.

Para que esa deliciosa locura se haga realidad se necesitan 13.500 euros. Esta suma servirá para financiar el viaje a Valencia, la estancia de algunos fotógrafos y los gastos de producción y de impresión. «Hemos elegido el formato de periódico porque es barato y es fácil de quemar», asegura.

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De momento, más de un tercio de ese valor ha sido recaudado a través de la plataforma de financiación colectiva. Las personas que deciden indultar ese diario están comprando un producto a ciegas que solo podrán conocer el 19 de marzo. Es un acto de fe, en un cierto sentido. «Lo bonito es que indultas algo que todavía no has visto. Claro que con tantos nombres destacados, saldrá algo bonito», señala Nave.

La idea es que durante los 40 días que dura la campaña se indulte el número máximo de ejemplares. «A partir del 27 de febrero, las personas podrán comprar el Diari a través de la web, pero ya no serán mecenas ni recibirán fotos originales de regalo», advierte.

Una vez cubiertos los gastos de la campaña, el dinero sobrante será repartido entre los fotógrafos que participan en el proyecto y el equipo organizador. «Un 10% irá para la ONG Fotógrafos sin fronteras», dice Nave. Cada ejemplar costará 20 euros.

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¿Y si se consiguen vender las 5.000 copias antes del día X? ¿No habrá acto catártico entonces? «Eso es imposible. Significaría que hemos conseguido recaudar 50.000 euros. Eso no lo ha hecho nadie hasta ahora», afirma.

La quema de los diarios se hará en la sede de la falla Arrancapins. No ha sido una decisión casual. «Es una de las pocas fallas que se ha quedado fiel a los orígenes de esta fiesta popular», explica. «Las fallas se han convertido en algo muy comercial, exceptuando la mascletá. Hay publicidad, hay que pagar para entrar, cada falla cuesta 200.000 euros… Para mí, se ha perdido la esencia. En Arrancapins son pocos, hacen ellos mismos la falla, gastan lo justo… Mola mucho».

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Quien quiera indultar el Diari solo tiene que apoyar la campaña. También cabe la posibilidad de comprar este fotolibro y hacer una falla particular, es decir, quemarlo uno mismo. «Yo quería entregar un mechero junto a cada ejemplar, pero a mis compañeros no les ha gustado la idea y la hemos descartado», bromea Nave.

2 Comments ¿Qué opinas?

  1. Bueno, la mayoría de los fotolibros son combustibles, a mi se me ocurre mas de uno que merecería ser quemado de lo malo que es… y es que eso pasa con todo lo que se pone de moda y hay una cantidad desmesurada de publicaciones que aburren a las ovejas. No me gusta la palabra fotolibro. ¿se le llama a un libro de poesías poesialibro?. Son libros y ya está.

  2. La idea me parece un sinsentido. No soy fotografo ni he publicado nada, pero el hecho de que un libro no tenga la calidad «estándar» no justifica su quema. Hasta de los peores libros se aprende y tratándose de fotografía o cualquier otra expresión de arte, cada imagen y cada frase tiene su público. Quemar un libro es el símbolo más brutal de la ignorancia y la intransigencia humana. Si porque no nos guste hemos de quemar libros, conozco a más de un premio Nobel y algunos Hasselblad cuyos autores merecerían la hoguera. Ya puestos a hacer burradas, hagamóslas completas, así evitaríais que publicasen de nuevo.

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