‘El dibujo sin fin’ de Instagram (o cómo ser creativo en lugar de ‘influencer’)

Instagram nos ha traído de todo. Desde grandes bodrios repetidos hasta la nausea (fotos de parejas que se dan la mano en un escorzo antinatural, vestidos vaporosos que se mueven al viento, selfis en espejos dentro de ascensores…), hasta genialidades de artistas que han utilizado la plataforma para desarrollar su creatividad. Artistas como Elly Oldman.

Fue en semana santa de 2017 cuando esta ilustradora de la ciudad francesa de Rennes encontró la inspiración en Instagram para hacer algo que cambiaría su vida: el Dibujo sin fin, un proyecto que crece como un ser vivo dentro de la red social favorita de los influencers.

Instagram como herramienta creativa

Pocas veces un anuncio de Instagram fue tan revolucionario. «Quería dibujar cuando, como y lo que me diese la gana, sentirme totalmente libre y hacerlo crecer –explica la ilustradora Elly Oldman a Yorokobu–. Quería tener todos mis dibujos en un mismo lugar y así poder pensar en lo que significan para mí».

Según cuenta Oldman, se encontraba haciendo scroll por Instagram cuando vio un anuncio en forma de mosaico creado a partir de nueve fotografías. Su cerebro hizo el resto: comenzar un dibujo que fuese creciendo de forma infinita, algo para lo que el formato de Instagram era perfecto.

Este deseo de Oldman por crear un proyecto a través de Instagram no surgió como una forma original de llamar la atención y sumarse al carro de influencers que abarrota la red social. Había algo más. «Algunas veces es difícil saber cuándo se ha terminado un dibujo, siempre sientes que puedes dibujar más. El Dibujo sin fin me ayuda en este sentido porque, incluso cuando los trabajos están terminados y entregados, pueden tener una segunda vida. También me sirve para no olvidar cuándo y por qué los dibujé. Con el Dibujo sin fin puedo recordar cómo era mi vida en aquel momento». Como una bitácora de viaje. O como los anillos de crecimiento de un árbol.

‘I didn’t come this far to only come this far’

Dos años después de haber empezado el proyecto, una frase apareció en el Dibujo sin fin: «No llegué tan lejos solo para llegar hasta aquí».

Para Oldman, su objetivo es «dibujar más y más, porque me ayuda mucho. Aprendí a dibujar porque estuve tan enferma que necesité algo nuevo para cambiar mi vida. Tengo la sensación de que si paro de dibujar, me sentiré como si estuviese bajo el agua y sin respiración».

El tiempo, el instante, es algo muy presente en el dibujo infinito de Oldman y está plasmado en la misma esencia del proyecto: «A menudo pienso en todos los dibujos que querría hacer y cómo de larga será mi vida y me hace sentir algo triste saber que nunca tendré tiempo suficiente para dibujarlos todos».

Tiempo es, precisamente, lo que le está dedicando Oldman a su otro gran reto para el año 2019, La Grande Histoire du dessin sans fin, un mural gigante con una historia interactiva en realidad aumentada. «Quiero dibujar e imprimir una gran parte del Dibujo sin fin para exponerlo por el mundo. Quiero hablar de ecología y otros temas que me preocupan mucho con el objetivo de enseñar a los jóvenes cómo proteger la Tierra. El proyecto se expondrá en París en septiembre de 2019».

El dibujo donde cabe de todo

Trump, Pokemon, pingüinos, tartas de cumpleaños, calcetines, personajes de Juego de Tronos, piratas, dinosaurios, Travoltas, Godzillas… Todo cabe en el Dibujo sin fin, desde mensajes críticos hasta objetos y personajes absurdos sin más motivo que el propio divertimento. Y, además, de forma impredecible. «Cuando continúo el dibujo no planeo nada por adelantado. Lo que surge es una mezcla entre las cosas que he dibujado antes y lo que estoy dibujando en ese momento –explica Elly Oldman–. Cada vez que creo algo, sé que, algún día, aparecerá en el proyecto. Quizá no sea en la próxima línea, pero sé que volveré a él tarde o temprano. Es realmente aleatorio, como mi vida real».

Según la ilustradora, su estilo surge de muchos estímulos: de «la cultura pop, los videojuegos, la poesía y algunas publicaciones con las que me crié, como Charlie Hebdo o Albert Dubout, y también con ¿Dónde está Wally? y Pokemon».

Cuando se le pregunta a Oldman sobre la duración de su Dibujo sin fin, su respuesta es clara: «Creo que nunca dejaré de dibujarlo. Así, quizá en 50 años, pueda volver al inicio y recordar un dibujo que significó mucho para mí cuando tenía 30 y que ya había olvidado por completo. Además, sé que el Dibujo sin fin hace feliz a mucha gente (¡lo cual es loquísimo!), así que quiero continuar con él de tal forma que ellos puedan estar aún más felices con mis dibujos».

 

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