‘Domare et dominari’, la despótica manera humana de relacionarnos con nuestro entorno

12 de noviembre de 2024
12 de noviembre de 2024
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domare et dominari

Rubén Martín de Lucas tiene una teoría: si un día nos visitase un alienígena, daría por hecho que el césped es la especie dominante en la Tierra. Solo tendría que mirar los millones de esclavos que trabajan para él, capaces de despejar zonas vírgenes solo para facilitarle más espacio y sembrar sus semillas para que no tenga que preocuparse ni de reproducirse. «Si yo viniera de otro planeta tendría claro quién trabaja para quién y cuál de las dos especies es aquí la inteligente».

La del césped no es la única paradoja que se deriva de nuestra peculiar manera de relacionarnos con nuestro entorno. La manía del ser humano de controlar todo lo que ocurre a su alrededor nos ha llevado a domesticar y doblegar todo lo domesticable y doblegable, en opinión de Martín de Lucas.

«Hemos domesticado y doblegado todo lo que se dejaba domesticar y doblegar y hemos arrinconado o exterminado todo aquello que se obstinaba en permanecer salvaje. El presente viene con una dolorosa verdad: al 99,9% de las especies les iría mejor sin nosotros. Es urgente revisar nuestra manera totalitaria y despótica de relacionarnos con nuestro entorno; es hora de erradicar esa visión de una humanidad en la cúspide, donde todo está a nuestros pies, para vernos como un simple nodo en una red donde todo nodo y toda relación tienen un profundo valor».

En Domare et dominari, la exposición para la Galería Bea Villamarín Martín, De Lucas reflexiona sobre la tóxica relación que mantenemos con el resto de seres con los que compartimos planeta.

«A algunos animales

les consideramos buenos

como a los pollos

los perros

las ovejas

otros claramente son alimañas

bichos salvajes

animales dañinos

que se comen nuestro ganado

el criterio es sencillo

si nos interesan son buenos

si no nos interesan son malos

mirad las malas hierbas

las llamamos “malas”

porque se empeñan en crecer

donde nosotros no queremos

a veces intento pensar

como si fuera un animal

o una de esas malas hierbas

entonces surgen preguntas interesantes

– ¿cómo se referirán ellas a nosotros? –

– ¿cómo nos ven? –

quizás nos llamen

plaga

peste

epidemia

al fin y al cabo crecemos en todos lados

ocupamos todo el territorio

sustituimos la biodiversidad por monocultivos

me pregunto si las plantas y los animales

nos rociarían también con glifosato».

Además de pinturas, la muestra acoge una instalación de audio y un mueble «que esconde tesoros», perteneciente a la serie Días transgénicos, un proyecto que habla sobre el distanciamiento creciente de la humanidad respecto a la naturaleza.

«Libretas manuscritas, textos mecanografiados, varas, libros, bocetos originales, un cajón con tierra para meter los pies, un mp3 con cascos y una atmósfera sonora pensada para la escucha son algunos de los elementos que conforman un artefacto que permite al espectador viajar al universo del artista sin moverse del sitio», se explica desde el catálogo de la muestra que permanecerá abierta hasta el próximo 16 de noviembre.  

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Patrick Thomas

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