E-movilidad, todo lo que el vehículo eléctrico puede hacer para mejorar la atmósfera de las ciudades

El reto de la conservación del medio ambiente es el principal aliciente para la implantación de la e-movilidad en el transporte por carretera, que afecta no solo al coche particular, sino a todo tipo de vehículos: camiones, autobuses e incluso motos.

Que tenemos que buscar soluciones para reducir las emisiones de gases contaminantes es algo que una gran mayoría de personas tenemos claro. De ahí que se esté optando por hacer una transición paulatina hacia el vehículo eléctrico como la mejor vía de conseguir la reducción del 55% de los gases invernadero, tal y como ha establecido la Unión Europea.

El vehículo eléctrico presenta claras ventajas con respecto a los vehículos de motor tradicionales. La principal y más obvia, que no emiten gases contaminantes a la atmósfera, con lo que la calidad del aire es mucho mejor que la actual. A esa reducción de la contaminación atmosférica se suma también la rebaja de la contaminación acústica, ya que este tipo de vehículos son mucho más silenciosos.

En el plano energético, el rendimiento de estos vehículos también es mejor que el de los de combustión interna. Y no hay que olvidar que gracias a ellos reducimos nuestra dependencia del petróleo de terceros países.

Un vehículo eléctrico nos ahorrará dinero ya que su coste de mantenimiento también es menor. Y supone una gran oportunidad para repensar la forma en la que nos movemos.

Pero, a pesar de sus importantes beneficios, también existe una cara B. Por ejemplo, aún no hay suficientes puntos de recarga de acceso público a nivel nacional. Igualmente, el precio, aún algo más elevado, en general, que el de los vehículos tradicionales, y la autonomía de estos vehículos son dos factores que todavía juegan en su contra, aunque cada vez se están perfeccionando más.

 

A pesar de esto, económicamente resulta más atractivo un vehículo 0 emisiones que uno tradicional y cada vez más ciudades españolas son conscientes de los beneficios que suponen. 2023, de hecho, es el año en el que entran en vigor las obligaciones impuestas por la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Según esta ley, los municipios con más de 50.000 habitantes deberán establecer zonas de bajas emisiones (ZBE) que, hasta ahora, solo estaban implementadas en Madrid y Barcelona.

El objetivo a nivel estatal es que, a finales de año, circulen por nuestro país más de 250.000 vehículos eléctricos y haya disponibles 100.000 puntos de recarga, según declaró el presidente Pedro Sánchez en el discurso que pronunció durante el Global Mobility Call que se organizó en Madrid el pasado verano.

Alcanzarlo no es fácil ya que, según datos del informe La Movilidad Sostenible del futuro y el impacto sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, elaborado por la consultora Grant Thornton, actualmente hay 180.000 vehículos eléctricos en España, con lo que el aumento tendría que ser espectacular. No obstante, es cierto que hay algunas ciudades que están apostando por contribuir a acelerar esta transición, como son los casos de Barcelona, Zaragoza y Sevilla.

 

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