El ego mató al bloguero

23 de diciembre de 2013
23 de diciembre de 2013
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El bloguero escribió un artículo que era la leche. Crearé un imperio a partir de este post, pensó. Y mientras pensaba y pensaba alimentado por el ego, su talento se desvanecía…

Aquel artículo apenas llevaba un par de horas publicado y se estaba convirtiendo en uno de los más compartidos de la semana en las redes sociales. En foros de discusión más conocidos de la red lo enlazaban. El bloguero leía cada comentario. Por supuesto que había comentarios a favor y en contra, pero al bloguero sólo le importaba la repercusión. Buscaba quién estaba detrás de cada comentario. Se hinchaba pomposo cuando una persona con 10.000 seguidores recomendaba el artículo. Incluso un famoso de la tele hizo un comentario más o menos ingenioso. Y el bloguero montó un imperio mediático en la cabeza…

El cuento de la lechera bloguera

Crearé un imperio a partir de este post, pensó. Escribiré otros que traten el mismo tema. Atraeré a más seguidores. Tendré 10.000 antes de que acabe el año, ¡20.000! Puede que reúna todos mis tuits y publique un libro. En el próximo EBE seré la estrella invitada… Un mensaje en el timeline dejó helado al bloguero:

Always Remember: Too much EGO will kill your talent
DEMASIADO EGO MATARÁ TU TALENTO

La erección ególatra se vino abajo de inmediato. Como todo hijo de vecino había leído y escuchado miles de citas, las había recibido por correo electrónico incrustadas en Powerpoint, las veía en imágenes en las redes sociales cada dos por tres. Pero ninguna tuvo tanto efecto como ésta.

DEMASIADO EGO MATARÁ TU TALENTO

En ese momento, supo que así era. No se planteó si tenía poco o mucho o nada de talento. Suponía que sí, o al menos es lo decían algunos de sus lectores. Y él, claro, no iba a contradecirlos.

El ego procrastinador

Tenía claro que aquella mañana perdió cinco horas frente al ordenador sin otra actividad que leer las reacciones a su último artículo, «quién dijo qué» incluso en el lugar más remoto de Internet. Empezó a cuestionarse cómo trabajaba…

… Reconoció que a menudo dejaba los artículos para última hora. Escribir era una fuente de ingresos que le permitía pagar la hipoteca y llenar unas cuantas bolsas del súper, sin embargo, no le estaba prestando la atención que debía.

Entusiasmado por los halagos pasaba las horas en las redes y perdía un tiempo precioso para escribir otro artículo o poner las bombillas del pasillo. De manera que el siguiente artículo lo escribía deprisa, muy deprisa. Quizá gustaba, quizá no. En este caso no le importaban los comentarios ni a favor ni en contra. Ahora no, porque las prisas o más bien la falta de tiempo, impidieron que escribiera el artículo que realmente quería escribir. Si encontraba críticas negativas debido a su dejadez, se tomaba su tiempo para el siguiente. Necesitaba redimirse ante sus propios ojos. Así entró en un bucle:

El ego procastinador

Como era bloguero hizo una lista del tiempo que había comido el ego esa semana, y pensó cómo ponerlo a raya:

EL EGO MATA TU TALENTO CUANDO…

  • El ego mata tu talento cuando te susurra que pases las horas en las redes sociales leyendo qué piensa la gente de ti. —> ¡Mejor escribe el siguiente artículo!
  • El ego mata tu talento cuando miras y remiras las estadísticas de visitas como si fueran a crecer con el pensamiento. —> Lee sobre estilo, sobre gramática, desatasca el fregadero, echa aceite al coche…
  • El ego mata tu talento cuando pasas más tiempo pensando qué escribir para tener nuevos seguidores o “me gusta” que escribiendo. —> ¡No lo pienses! Jamás contentarás a todos. Escribe y punto.
  • El ego mata tu talento cuando pretendes lucirte respondiendo a los mensajes de estado de las redes sociales. —> Da respuestas de dos líneas como mucho o no las des.
  • El ego mata tu talento cuando piensas en un tuit más que en el acto de escribirlo —> No tuitees o no pienses los tuits, a menudo se pierden.
  • El ego mata tu talento cuando escuchas a ladrones de tiempo que te ponen vocecitas “me encanta lo que haces, ¿te puedo pedir un favor?” —> Escribe. Los ladrones de tiempo no escribirán por ti. No te darán de comer. No te darán las gracias. Escribe.
  • El ego mata tu talento cuando te lleva por el camino fácil, cuando te sugiere que hagas lo que gusta «a todo el mundo» y como gusta a todo el mundo –> No escuches «me gustaba lo que hacías antes», escucha tus tripas, tu corazón, tu intuición.

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