Estás viendo un programa de televisión y comentas en Twitter qué te parece, y lees lo que otros piensan del mismo programa: eso es televisión social. Es televisión porque miras la pantalla y es social porque compartes tus impresiones con otros espectadores en el momento de la emisión.
TWITTER SINÓNIMO DE TELEVISIÓN SOCIAL
Televisión social es un fenómeno que engloba distintas tecnologías, pero la conjunción de Twitter y televisión acapara el concepto. Twitter se ha popularizado como el sustituto del SMS del espectador incrustado en la pantalla: es gratis, no llena la pantalla (quien no quiere, no lee) y no necesita esperar para ser leído.
Tenemos programados los canales convencionales en nuestros televisores y muchos de nosotros disponemos de cuenta Twitter. Esto es bueno para los generadores de contenidos que pueden comprobar al instante la opinión de parte de la audiencia. Por otro lado, las agencias de marketing y publicidad pueden estudiar los datos y planear sus campañas.
LA TELEVISIÓN SOCIAL SALVARÁ EL PRIME TIME
Los expertos norteamericanos esperan que la televisión social ayude a las cadenas a recuperar o mantener el número de espectadores. Hay millones de dólares invertidos en estudios y tecnología para la televisión social.
Lo que ocurre en la televisión norteamericana se extiende a otras televisiones del mundo. ¿Quién no ha visto una serie o un evento poco atractivo para echarse unas risas comentándolo y/o leyendo los comentarios en Twitter? Pensemos en Eurovisión o los talent-shows, y a los los tuiteros despellejando o ensalzando a los participantes. Y qué decir de acontecimiento de interés multitudinario como un Barca-Madrid. La audiencia ya se mide en tuits, como muestra la infografía que compara la Super Bowl y Los Grammy’s.
La televisión social provoca que personas que ignoran la programación convencional conozcan los dimes y diretes de los personajes de la tele-realidad o lo sucedido en el debate entre Sarkozy-Hollande (emitido por Canal 24 horas) a través de la etiqueta #ledebat en Twitter.
CRÍTICAS A LA TELEVISIÓN SOCIAL
El fenómeno de la televisión social también tiene sus detractores. Por un lado se critica que aísla a los espectadores de su familia o pareja. Esto no tiene por qué ser así. Mi mujer y yo nos reímos con los tuits sobre los programas que vemos. Unas veces los lee ella; otras, yo. Y reconozco que, cuantos más salvajes o extravagantes son los comentarios, más nos reímos.
Otra crítica señala que la televisión social puede acabar degradando los contenidos. Como guionista me pregunto si es posible.
EL CABALLO DE BALZAC
En la colección de relatos El caballo de Balzac, de Gert Hofmann, Balzac quiere saber por qué sus obras de teatro no tienen éxito, y por qué un autor rival llena la sala hasta la bandera. Balzac descubre que la razón no está en el texto ni en los actores ni en la escenografía; el secreto del rival es simple y cruel: en cada representación se corta la cabeza a un caballo.
La decapitación del caballo recuerda en cierto modo la supuesta decapitación del cantante Dani Martin en el programa El hormiguero y el revuelo, e incluso la alarma, que se creó en Twitter. Esta historia acabó con el programa y el cantante pidiendo disculpas a sus seguidores.
El caballo de Balzac sería el elemento TT (trending topic): un elemento grotesco, fuera de lugar o exagerado para cautivar a una audiencia adicta a las emociones fugaces.
A LA BÚSQUEDA DEL ELEMENTO TT
La degeneración llegaría al modo de concebir los contenidos: se buscaría el elemento TT para atraer audiencia desde Twitter. Quizá algunos programas ya se realizan con el elemento TT en mente: las (supuestas) discusiones de los jurados de los programas, la fisonomía de algunas presentadoras con escueto vestuario, los errores calculados o la posibilidad de sufrir accidentes. Es la búsqueda del comentario a cualquier precio.
¿LA DEGENERACIÓN DE LA FICCIÓN?
La ficción de la televisión por cable se salvaría del fenómeno de la televisión social. Sería impensable ver Mad Men o Boardwalk Empire con el móvil en la mano. En la televisión en abierto fracasó el experimento de incrustar tuits en Fringe: los espectadores perdían la visión de un tercio de la pantalla. La buena ficción sólo admite los comentarios tras el visionado, una vez degustada.
Quizá la ficción no admita tuits insertados, pero Twitter puede provocar que se remarquen los elementos más burdos. Un ejemplo: en una serie española, ya cancelada, una pregunta fue TT durante varias emisiones: “¿Cuándo enseñará (…) las tetas?” Finalmente, los espectadores vieron cumplido su deseo. ¿Se concibió la serie pensando en el elemento TT? Posiblemente no, pero cabe la posibilidad de que en futuras series se tenga en cuenta.
¿La ficción televisiva creará momentos muertos o islas aparte de la publicidad para comentar el capítulo? ¿Los detectives lanzarán preguntas y darán tiempo a los tuiteros a dejar sus impresiones? ¿Un personaje hará un silencio esperando que los espectadores decidan qué debe ponerse para una cita o si debe girar a la izquierda o la derecha? (¡Esto sería interactividad!)
También podría suceder que la ficción en abierto se volviera demasiado rápida, tanto que no diera al espectador oportunidad de tuitear. Los generadores de contenido saben que no siempre es bueno que los espectadores tuiteen.
¿LA TELEVISIÓN SOCIAL ES DEMOCRÁTICA?
Algunos expertos afirman que televisión social es democrática y que los espectadores deciden qué es trending topic. Según esta teoría, las productoras o cadenas sólo pueden anunciar los mejores momentos o animar a comentar. ¿Realmente?
Quizá estemos más cerca del teatro popular del siglo XVIII de lo que creamos. En aquella época aparecieron los espectadores profesionales: los aplaudidores, reidores, lloradoras y animadores eran tan importantes como el texto o los actores (y como el caballo decapitado). ¿Quiénes serán los espectadores profesionales de nuestra época? ¿Los generadores de contenidos contratarán a tuitstar para que escriban alabanzas durante las emisiones?
(CASI) TODO ESTÁ POR INVENTAR
Lo único que parece cierto es que Twitter puede revolucionar la televisión como en su momento el sonido revolucionó la forma de crear cine.