El escarabajo luchador que viaja a Japón

27 de diciembre de 2012
27 de diciembre de 2012
2 mins de lectura

1escarabajo

Kabutomushi es un escarabajo japonés que tiene libros, juegos electrónicos y su propia caricatura. Es un insecto capaz de cargar 850 veces su propio peso y enfrentarse valientemente a otros escarabajos de su tamaño y partirlos a la mitad con sus cuernos Es todo un ídolo, que aparece frecuentemente en campeonatos televisados, y por eso, muchos niños lo quieren como mascota.

Aunque para llegar a Japón, Kabutomushi –dos especies de escarabajos autóctonos de Bolivia conocidos como el Dynastes Satanas y Dynastes Hércules– tiene que viajar en una caja de 10 centímetros cuadrados, cuidadosamente empaquetado, a veces escondido en el correo y otras, a manos de traficantes profesionales que al llegar a su destino podrán venderlo por más de 300 dólares.

Kabutomushi es clave en el tráfico de insectos. Es una de los bichos más buscados en Bolivia, donde decenas de extranjeros –principalmente peruanos– se meten en la sierra de Los Yungas de La Paz, a tres horas de la capital, para buscar escarabajos y mariposas. En un país que tiene que enfrentarse a otros problemas como el tráfico de cocaína, el lavado de dinero o el contrabando de automóviles, el tráfico de insectos no es tan complicado.

Las autoridades apenas persiguen este problema, a pesar de que la Ley de Medio Ambiente prohíbe y castiga esta actividad con una pena de entre uno y tres años. De hecho, en los últimos diez años, solo se han confiscado tres cargamentos ilegales y se calcula que entre 200.00 y 250.000 insectos son traficados anualmente.

mariposa

En algunos poblados como Santo Domingo, a unos kilómetros de Coroico, las familias encienden focos luminosos por las noches. Entre las 3:00 y 4:00 am escuchan un golpe en el tejado. Es la señal de que los Dynastes Satanas o Dynastes Hércules, otra especie similar, han llegado. Las personas salen de la cama por la madrugada y al encontrarlos, los meten en frascos y los alimentan con plátano para mantenerlos con vida. Durante la época de lluvias, entre diciembre y abril, se recogen diariamente entre uno y dos de estos escarabajos, llamados popularmente rompefocos.

En otras zonas como Incahuara, a una hora de Caranavi, los indígenas aymaras ponen trampas para mariposas. A veces con cerveza, otras con heces fecales, dependiendo de la especie. Luego llegan extranjeros a comprarlas y empieza al viaje a Europa, Estados Unidos y Asía, donde los coleccionistas pagarán hasta 3.500 dólares por una Prepona deiphle xenagoras.

Actualmente, el gobierno trabaja en el primer Libro Rojo sobre los Invertebrados que se publicará el próximo año junto con un Plan de Acción, donde se propone regular el comercio legal de estas especies.

“Se puede regular. Los insectos viven poco, así que se puede hacer un modelo de venta sin afectar el ecosistema, implantando planes de manejo beneficiosos para las comunidades yungueñas”, asegura el entonólogo, Fernando Guerra, quien trabaja en estos proyectos.

En tanto esto sucede la locura de los insectos es tan común como la fiebre del oro en los Yungas. Algunos nativos salen a recoger oro en el río, mientras otros preparan sus trampas y empiezan a despertarse temprano para buscar a Kabutomushi. Es común ver especies disecadas por toda la zona. En algunos hoteles o comercios, los locatarios pinchan con una chincheta a los escarabajos y mariposas en la pared.

En las farmacias y papelerías, se ofrecen insectarios con estas especies como un recuerdo turístico. En estas fechas, Kabutomushi empieza a salir sin saber que llegará hasta Japón para divertir a algún niño durante los siete meses que tiene de vida o para enfrentarse en la televisión a otro de los suyos.

No te pierdas...