A las puertas de algunos estudios de diseño y publicidad neoyorquinos ha aparecido un pasaporte rumano en el suelo durante las últimas semanas. Su aspecto hacía pensar que se trataba de un documento de identidad extraviado, desencadenando la necesidad de abrirlo para recabar información acerca de su dueño. Pero este no era un pasaporte cualquiera. En su interior había un portfolio.
Se trata de un plan urdido por la joven directora de arte Miruna Macri, que ha ideado esta pequeña autopromoción para intentar llamar la atención de sus potenciales empleadores. Un formato que llama Passfolio y que ha repartido en distintos estudios donde le gustaría trabajar.
En el falso pasaporte, la zona reservada a los datos personales ha sido sustituida por un currículum que detalla su formación, competencias, link a su web e intereses. En el resto del documento, el espacio reservado para visados ha sido empleado para la exposición de muestras de su trabajo, divididas por categorías con sellos que imitan los utilizados por las autoridades de inmigración.
Un guiño inteligente para hacerse valer entre la avalancha de curriculums y portfolios que reciben las compañías cada día. (Encontrado en PSFK)
Al final del todo, Macri ha incluido una pequeña lista de reglas dirigida a las personas que lo encuentren:
1) No escribas en ninguna de las páginas de este pasaporte, pero sí escribe a su dueño en caso de que te guste el trabajo que te ha sido presentado.
2) No pierdas este pasaporte. Puedes prestarlo a tus compañeros de trabajo.
3) Si debes destruir este documento, deja al dueño al margen de la masacre.
4.) No escribas en este pasaporte a no ser que sean críticas constructivas.