En el ojo ajeno: La gran decepción del Cola Cao

Estar unas semanas fuera de tu país es algo curioso… te obliga a resetear tu top of mind de marcas. En realidad la globalización hace su trabajo y encuentras cualquier producto al que estés habituado. Únicamente hay que hacer cambios de ajuste fino, como saber que los Frostis se llaman Zucaritos, que el zumo se llama jugo y la fresa es frutilla. Cosas así.

Una tarde estaba reponiendo mi deprimente lista de la compra en un super local cuando de pronto un led se encendió dentro de mi. En algún resorte de mi estado mental algo se activó y me puse como un perro de caza. Aquellos botes amarillos de tapa roja al final del lineal solo podrían ser de Cola Cao. Me acerqué nervioso. No quería hacerme ilusiones. Seguro que sería una imitación o un falso espejismo. Aceleré el paso queriendo que fuera Colca Cao. necesitando que fuera Cola Cao…

¡Era Cola Cao! Había una versión 0% grasa que ignoré… pero en el otro ponía ORIGINAL… casi lloré.

Necesitaba compartir con alguien esa sensación. Cogí el bote mas grande y lo paseé como un trofeo. Con ese gesto orgulloso que pondría Mr Bean si fuera en un Maseratti. Mirando alrededor con gesto altivo y pensando ¿acaso no veis que he comprado el bote más grande? ¿Lo veis bien? Es Cola Cao. Nutrexpa, ¡España! ¿Es que nadie lo reconoce?

En la soledad de la cocina de aparthotel de 3 metros cuadrados abrí el bote. Ya imaginaba el ruido al romper el papel tapa. Romperlo con la cuchara y ver ese humo de Cola Cao dentro del bote. Tenía una gran taza esperando ser colmada de sabor a España, a infancia.

Qué infinita decepción. Qué inmensa sensación de vacío. Una Love Mark me había traicionado. No era igual. La tapa ni siquiera estaba. Y el polvo… era el típico cacao soluble de avión.

Con aquella cosa irreconocible no iba a atragantarme ni a toser harina, no iba a pelearme con los grumos, no iba a dejarme los posos para el final… no iba a hacer el juego de la leche fría y caliente… no iba a estar en España.

Si hubiera querido un Nesquik lo habría comprado. Pero no puedes esperar que a un expatriado le de igual ver un partido del Atlético de Madrid o del Real Madrid porque al fin y al cabo ambos son españoles y de Madrid.

Si me comí un Big Mac y era clavado al que me tomaba con 18 años en la Gran Vía de Madrid. ¿Por qué no ocurre lo mismo con el Cola Cao? ¿Por qué?

Me costó recomponerme. Mi cocina se había vuelto mas pequeña y deprimente. La decepción me llevó a la letra pequeña… Fabricado por ICB Cao Chile. Enseguida entendí que tengo que romper con el pasado o iré de decepción en decepción hasta el suicidio… Adiós Campurrianas, adios Chiquilín… Adiós España.

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#142 Primavera / spring in the city

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Yorokobu es una publicación hecha por personas de esas con sus brazos y piernas —por suerte para todos—, que se alimentan casi a diario.
Patrick Thomas

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