En el ojo ajeno: Tu mundo está encogiendo

Del covid, aparte de las estadísticas, se sabe poco. Las secuelas físicas de quienes lo han pasado serán motivo de estudio aún muchos años. Pero seguro que las secuelas existenciales del confinamiento lo serán aún más.

En estos meses he visto y leído muchas reflexiones. La gente ha sentido la necesidad de proyectarse y meditar sobre lo que es importante. Y me parece genial. Pero soy un poco incrédulo y me parece que, como mínimo, deberíamos ponerle un asterisco a todo lo que pensemos y digamos en estos meses.

He visto a mucho entusiasta suelto. Creo que es todo demasiado circunstancial y forzado, y en realidad el confinamiento, aunque traiga enseñanzas, básicamente nos está encogiendo. Así que voy a ponerle a esas reflexiones un poco de esa vieja realidad a la que parece que ahora repudiamos. A ver si te ves en la foto.

Ni soy antropólogo, ni sociólogo, ni….  Así que tómense mis revelaciones como mero entretenimiento. 

Resistiré…

Allá por marzo, a pesar de la gravedad, la novedad del confinamiento tenía su punto…. Lo cogiste con ganas. Entre tanta preocupación, también había una sensación motivadora, por la sensación de estar inmerso en algo histórico, por mirar a tu alrededor y ver que íbamos todos a una… pero has vuelto a ser tú y ahora simplemente ves los datos pasar, el covid pasar… Vamos, como con tu trabajo, tus propósitos de cada año, tus sueños incumplidos… Y además ya no soportas la canción.

La gente es la leche…

Antes la humanidad era la salvación, pero ahora te cae peor la gente en general. Participas mentalmente de cualquier noticia protesta,  te enganchas a la indignación diaria. Políticos, okupas, la privacidad de Facebook, la rave, camioneros atascados…. Consumes la carnaza que te van dosificando. Piensas que tener espíritu crítico es crucial. Te sientes vivo y cambiarías el mundo si no fuera porque estás limitado, pero… ¿Has hecho tu cama hoy?

 

Mis verdaderos amigos…

Pasaste por la etapa de recuperar relación (online) con algunos amigos olvidados. Tenías una buena razón para llamar y verdadero interés por él o ella. Hablasteis y sentiste una conexión auténtica.  Pero, ¿hace cuánto de eso ya? ¿Tres, cuatro meses?

 

Tiempo para mí…

Hazte una pregunta: ¿has hecho algo nuevo en estos meses? ¿Algo que no habías hecho nunca en tu vida?  ¿Has hecho alguna de esas cosas que siempre añorabas por falta de tiempo para ti? ¿O realmente vas a decirme (decirte) que en realidad con el teletrabajo, la nueva realidad, y unas cosas y otras, no has parado?

He cambiado por dentro…

Sientes que has conectado con un YO interior más sereno, te conoces mejor. Venga… Eso se llama aburrimiento. Tu YO no ha cambiado, solo te has hurgado un poco mas la nariz. Y tampoco le has dedicado tanto tiempo ¿verdad? Solo el suficiente para sentirte mejor. La prueba la tienes en el párrafo anterior.

 

Me conformo con menos…

Has cambiado tus planteamientos vitales. Ahora te conformas con un futuro sencillo y poco ambicioso donde tu bienestar personal prime sobre el resto. Tantos años cegado. Claro, el año que viene pensarás lo mismo. No querrás medrar. No participarás del desarrollo.

 

Yo no me aburro…

Antes tus favoritos de internet te aburrían y no encontrabas nuevos estímulos. Acudías a tus fuentes pensando que ya habían pasado días y que seguro que habría algo nuevo. Pero ahora, con más tiempo y momentos vacíos, llenas el tiempo sin darte cuenta. Las horas vuelan. Ya. Y además has encontrado nuevas ocupaciones. Seguro. Los arreglillos que has empezado en casa están perfectamente acabados.

 

Consumo menos…

Estás consumiendo menos, necesitas menos cosas. Y solo ahora has descubierto que consumir es algo superficial. No te engañes. Antes por consumir más no eras presa de un sistema capitalista hambriento: eras tú.

¿Acaso no tenías conciencia antes del covid? Quizás pensaste eso cuando viste que ya no faltaría papel higiénico y Amazon seguíría funcionando. Consumir es un indicador de vitalidad, de apetito, no guilt. Y en todo caso, uno no demuestra el valor de sus renuncias cuando no necesita demasiado.

Rindo más teletrabajando…

Otra de las grandes frases del confi (ya es uno más de la familia). Lo que pasa es que te sentías culpable al principio. Todo era bastante sobreactuado, puntual y diligente. Pero admítelo, has ido relajándote. Has aprendido a alargar el tiempo del salvapantallas, a darle con el pie al ratón desde el sofá, el mute, esas cositas… Sigues siendo tú, no lo olvides. 

Si me aceptas un consejo…

Somos animales conformistas, no lo olvides. Nos adaptamos y construimos argumentos para sentirnos bien con nosotros mismos. Y estás dando más importancia a tu percepción actual (y condicionada) de la vida que la que has tenido en todos tus años de vida anteriores. Estás creciendo hacia adentro no hacia afuera. Así que mi consejo es que no firmes ahora cheques que mañana no puedas pagar. Si no eras de campo antes, no lo serás mañana. 

Está llegando el final y quizás una parte de ti no quiere que se acabe del todo. Pero tendrás que volver a verte en el espejo de antes y cuando nos quitemos la mascarilla debajo seguirá la misma persona de antes.

Ilustración por

Portada: SeyooArt (Shutterstock)

Último número ya disponible

#142 Primavera / spring in the city

Sobre nosotros

Yorokobu es una publicación hecha por personas de esas con sus brazos y piernas —por suerte para todos—, que se alimentan casi a diario.
Patrick Thomas

Suscríbete a nuestra Newsletter >>