Cuando se piensa en sexo, se visualiza la parte más física de dos cuerpos gozando de lo lindo. Sin embargo, cada vez hay más personas que hablan de otro factor que se debe tener en cuenta: el de la energía sexual.
Pero ¿qué es realmente? La experta en sexualidad Almudena Ferrer insiste en que es tan sencillo como «estar presente en el momento y en tu cuerpo; vivir plenamente las sensaciones y energías que se generan».
«Los seres humanos somos todos seres energéticos. Nuestras emociones desencadenan respuestas físicas y químicas de distinto tipo. Pero igual que no tenemos la misma energía para subir escaleras o para pensar ocho horas, no todos tenemos la misma energía sexual. La energía se construye y se trabaja», indica.
Ferrer reconoce que el término de energía sexual está de moda. Tanto que incluso se cita muy alegremente. Sin embargo, aclara: «A mí me gusta hablar desde la evidencia científica». El problema es que «a este respecto hay muy poca, y no porque no sea real, sino porque la ciencia no ha invertido mucho en investigar sobre placer».
Puede que sea tendencia, pero el concepto de energía sexual no es algo nuevo. Ya aludían a él Sigmund Freud y Carl Gustav Jung, aunque enlazándolo a un concepto más relacionado con la propia libido y el propio impulso sexual, que motivaba el encuentro erótico.
Una forma de terapia
Sergio Fosela, sexólogo y autor del libro Terapia sexitiva: energía sexual y sanación, explica que es difícil crear una definición única, y quizás eso sea parte del problema. «Lo que puedo decir es que la energía sexual es una energía muy creativa (además de creadora), que, si logramos hacer circular por nuestro cuerpo, nos aportará muchos beneficios».
Otra razón por la que se habla tanto de energía sexual es porque algunos terapeutas la consideran una herramienta a tener en cuenta para mejorar la experiencia sexual. «Las emociones tienen origen sexual y se nutren con esta energía, por lo que, al distribuirla por todo el cuerpo, influye en una recuperación del bienestar emocional y mental».
¿Cómo buscarla? «Una manera de vivenciar esta energía sería practicando el llamado slow sex o sexo carezza. Un tipo de sexualidad basado en sentir cada sensación del cuerpo y llevarlo al máximo de placer y excitación, sin prisa por llegar a los genitales ni por acabar», señala Fosela.
«Lo que ocurre en un orgasmo habitual es que la energía sexual se gasta explosivamente y se pierde. Pero si aprendemos a controlarla con esta forma de vivir la sexualidad, no solo seremos conscientes de ella, sino que lograremos romper y eliminar bloqueos y librarnos de muchas insatisfacciones de tipo sexual o emocional».
Sin embargo, tampoco esto es algo revolucionario. Sergio Fosela explica que su terapia sexitiva, de hecho, se basa en principios «del Reiki, Tao, Tantra, medicina china y reflexología genital». Todas estas técnicas que parecen algo muy heterogéneo, según el experto «tienen en común que trabajan con la energía del cuerpo», por lo que «observando cada una, se pueden sacar muchas similitudes a la hora de eliminar los bloqueos de la energía sexual».
Pero hay que tener en cuenta que «esta energía, aunque está en nosotros, no desbloquea su expansión por el cuerpo ni se logra sentir de un día para otro. Es un recorrido que hay que iniciar con ganas y, sobre todo, mucha conciencia, dejando atrás los egos».
Un poco de meditación
Lo que se desprende de esta explicación es que la energía sexual se percibe si uno se para a deleitarse en lo que se experimenta en cada momento. Es decir, centrarse más en las vibraciones y menos en las penetraciones.
La meditación también puede ser otro camino efectivo para experimentarla. Como explica Almudena Ferrer, «identificar y sentir tu cuerpo y sus sensaciones, desde distintos tipos de práctica, ayuda mucho a conectarte y analizar cómo estás de energía».
La meditación ayuda a «dedicarse tiempo para concentrarse en lo que se está sintiendo, sin juicio ni presiones». Un ejemplo de ello es la meditación extática, «una combinación guiada de respiración, sonido, movimiento y atención a las sensaciones», que es una de las formas de «aportar conciencia de nuestro cuerpo y tener la mente más clara».
En concreto, «en este tipo de meditación nos enfocamos en los sentidos y el gozo sin expectativas». Si «en el mindfulness puedes controlar la conciencia plena, la meditación extática puede llevarte a esa atención plena en la búsqueda del gozo».
Reivindicación
Aunque hay quien entiende la energía sexual como las sensaciones en las que concentrarse en el encuentro con el otro, también hay quien cree que la energía sexual tiene más relación con la forma de sentirnos seres sexuados. Sin embargo, no todo el mundo deja que fluya por igual.
En palabras de Elsa Viegas, cofundadora de Bijoux Indiscrets, «las mujeres hemos anulado mucho nuestra energía sexual, mientras que la sexualidad masculina siempre ha estado presente. Se permite; en el caso de las mujeres existe una sexualización de las mismas, pero no una aceptación de su sexualidad». Es por ello que, a veces, sobre todo las mujeres, «no dejamos que fluya».
Su mensaje es claro: «Existe algo en ti, seas hombre o mujer; una energía sexual, que muchas veces está bloqueada, provocando malestares que en ocasiones ni siquiera sabemos de dónde provienen».
En este sentido, en la búsqueda de ese equilibrio la clave reside en estar más en contacto con nuestras emociones, pero también con todo lo que nos hace sentir nuestro entorno.
Me ha parecido un gran articulo aunque, no se, parece que le falta algo importante, gracias por compartir