Hay músicos que creen haber sido tocados por los dedos de dios. Viven en una “espiral narcisista” que no les deja ver qué pasa a dos metros de sus pies. Pero el bucle no ha llegado a arrastrar a todos. Algunos han escapado. Han descubrieron el presente y han decidido emprender una “aventura colectiva”, llamada Fundación Robo, en la que importa más la obra que el autor.
Los primeros fueron Karlos Osinaga (grupo Lisabö y plataforma Bidehuts), Joseba Irazoki (guitarra de Atom Rhumba) y Roberto Herreros (colectivo Ladinamo y ex miembro de Grande-Marlaska). Fundaron Robo hace un año. En septiembre de 2011 nació esta plataforma colectiva con la intención de “reflejar la realidad que nos rodea”, según explican en la web de financiación Goteo.
Empezaron a colgar canciones que los usuarios podían descargar de forma gratuita en esunrobo.bandcamp.com y, en estos once meses, se han ido sumando a “esta estructura permeable”, como ellos la llaman, Nacho Vegas, Grupo de Expertos Solynieve, Fasenuova, Tarántula, Guillermo Zapata, Mursego, Giorgio Bassmatti, Miguel Brieva, Jonston, Diploide, Xavier Baró, Anari, Los Carradine, Tachenko, Albert Pla, Pascal Comelade, Fernando Alfaro, Paral-lel Accelerat, Cohete, Julieta Venegas, Wild Honey, Mar Álvarez, Arma X, Emiliano Gómez (El Hijo de la Cumbia), Pony Bravo, Miren Iza, Refree, Silvia Pérez Cruz, Triángulo de Amor Bizarro, Aries y Kokoshca, entre otros.
Dicen que no se juntan para formar un grupo. Esto es una “aventura colectiva” en la que participan “músicos con inquietudes parecidas”. Todos colaboran. Nadie firma. Y ya han conseguido cómo financiarlo. Mediante crowdfounding. En la web de Goteo pedían un óptimo de 8.255 euros y han recaudado 10.195.
Es un trabajo colectivo que se escuchará en un disco doble recopilatorio que recogerá las canciones que se han ido subiendo a esunrobo.bandcamp.com junto a alguna aportación inédita y un DVD. Es su forma de celebrar su primer aniversario y de seguir la onda actual del trabajo colaborativo y la financiación en masa.
La Fundación Robo asegura que quiere “llevar la crítica a la música de la forma más abierta posible. Por un lado, intentamos crear un espacio para escribir otro tipo de letras, esas que consisten en abrir la ventana y echar un vistazo a lo que ocurre fuera”, explican en Goteo. “Por otro, tratamos de diluir, en la medida de lo posible, el concepto de autoría. Todas las canciones están firmadas con el seudónimo Robo, y las lanzamos y compartimos a través de la Red, con Creative Commons y de libre descarga en nuestra web”.
Robo habla de música. Pero la música no termina en la melodía. A veces es amor. A veces es combate. El propósito de esta fundación va más allá de la reflexión sobre la autoría y la colaboración. Tiene que ver con la economía, la política, la cultura y la sociedad.
“Con esta crisis, muchas personas han hecho crac por dentro”, dicen en la presentación del proyecto, haciendo referencia a un conocido tema de Nacho Vegas. “Es hora de poner en común la frustración y convertirla en energía política. Tener a mano unas rimas contundentes puede resultarnos útil. Existen formas y formas de hacer crac. Mejor juntos en la calle que seguir solos en casa insultando a la pantalla del telediario”.