De equipo local a marca global: asรญ ha perdido el fรบtbol su identidad

fรบtbol comercial

Le tocaba tirar el dรฉcimo penalti de la final. Era el รบltimo de la lista de jugadores de campo porque, como buen defensa, apenas habรญa chutado a puerta en toda su carrera. Lo marcรณ. Tambiรฉn su rival. Tuvieron que ser los porteros quienes decidieran aquel tรญtulo, que pasรณ a la historia como el de la tanda mรกs larga de todas, y tambiรฉn porque fue el primero para el Villarreal. El equipo de un pueblo de apenas 50.000 habitantes. Y รฉl, Pau Torres, el รบnico sobre el cรฉsped que habรญa nacido allรญ.

ร‰l, el xiquet del poble (niรฑo del pueblo), parte de la gesta, internacional con la selecciรณn e icono del club, se dispone a firmar con otro equipo un aรฑo despuรฉs. Se irรก, parece, al Aston Villa, un equipo de medio pelo de la premier. No ha sido desamor, todo lo contrario, sino una cifra escandalosa para una operaciรณn imposible en lo sentimental pero rutinaria en lo comercial.

ยซNos hemos entregado al capitalismoยป, sintetiza Bruno Alemany, periodista y director de Play Fรบtbol en la Cadena SER, que ve esa tendencia a desarraigar el fรบtbol de su entorno como algo ยซinevitable e irreparableยป. En su opiniรณn, ยซlas ciudades estรกn cada vez mรกs globalizadas y no podemos pretender que lo que vemos en las calles no ocurra en los equipos de fรบtbolยป. Es el mercado.

En la misma lรญnea opina รlvaro von Richetti, periodista deportivo de Vamos: ยซEl fรบtbol, como casi cualquier รกmbito de la vida, estรก muy sujeto a la globalizaciรณn, y al final es fรกcil que determinados profesionales acaben trabajando fuera de sus fronteras. El futbolista no deja de ser un profesional de un รกmbito concreto que, por intereses econรณmicos, acaba moviรฉndose y jugando donde le lleve su talento. Aunque sea un espectรกculo y sea una cosa muy emocional, para mucha gente el fรบtbol no es mรกs que su profesiรณnยป, explica.

En realidad, lo del xiquet era excepcional: cada vez es mรกs difรญcil que un equipo de รฉlite tenga como emblema a un jugador de la casa. El tiempo de los Raรบl, Torres, Albelda o Piquรฉ, por citar cuatro ejemplos, llega a su fin.

NORMATIVA PERMISIVA, COMPETENCIA GLOBAL

ยซLa Ley Bosman ha sido un factor capital a la hora de mover jugadores, de incrementar el negocio en los traspasosยป, explica Enrique Ballester, periodista de El dรญa despuรฉs, en referencia a la normativa de 1995 que hizo posible que los jugadores con raรญces europeas dejaran de contar como extranjeros en las ligas continentales. En su opiniรณn, aquello marcรณ un antes y un despuรฉs, pero tambiรฉn ยซporque coincide con la entrada de grandes capitales y de los derechos televisivos, y cambia las reglas del juego sin vuelta atrรกsยป, explica.

Ese cambio no solo se vio sobre el campo, tambiรฉn en banquillos y despachos. Basta echar un vistazo a los datos. Si se toman los tres primeros clasificados de las cinco grandes europeas, mรกs de la mitad estรกn controlados por capital extranjero, y solo cuatro de ellos โ€”tres espaรฑolesโ€” por empresarios arraigados en la regiรณn que acoge al club.

Vicent Molins, en su libro Club a la fuga, analiza ese fenรณmeno de deslocalizaciรณn en clave econรณmica y social: la principal fuente de ingresos de los equipos ya no es la venta de entradas, vinculada al terreno, sino de merchandising, que se vende en todo el mundo, al que se accede a travรฉs de televisiones que pagan sumas enormes por derechos de emisiรณn. Los clubs son una marca, no un sรญmbolo unido a un lugar. Y las marcas, para competir en un mercado global, deben atraer el talento venga de donde venga. Aunque eso suponga que ya no haya mรกs xiquets del poble.

Los datos son elocuentes: tomando los once jugadores que mรกs minutos han jugado durante la pasada temporada en los equipos citados, hay 12 (de 15) donde mรกs de la mitad eran extranjeros. Tres de ellos, el Manchester City, el PSG y el Real Madrid, tenรญan hasta 10 extranjeros en esa alineaciรณn titular. Los equipos con mรกs jugadores locales, Inter y Atlรฉtico de Madrid, solo tenรญan tres. Y no es poca cosa: hasta seis equipos no tenรญan a nadie de su regiรณn en esa alineaciรณn.

Por eso, aunque a muchos les extraรฑara ver a la Selecciรณn sin jugadores del Real Madrid, el club espaรฑol por antonomasia, no era algo sorprendente: apenas tiene espaรฑoles, y de los pocos que tiene, apenas uno es titular.

ยซLos clubes deberรญan cuidar mรกs el tema identitario, porque el hecho de que las barreras se hayan abierto y los lรญmites geogrรกficos hayan dejado de existir, no significa que esto no sea una cosa puramente emocionalยป, explica von Richetti.

En su opiniรณn, el negocio, ese que cambia todo, se hace con la emociรณn del aficionado. ยซPara que el aficionado sienta emociรณn, sienta pertenencia al club al que va a apoyar, al que va a dedicar un dinero, es fundamental que exista ese sentimiento que se arraiga en jugadores de la casa. Si eso se pierde, el fรบtbol va a dejar de interesar a la larga a muchos que, mรกs allรก de lo tรกctico o lo tรฉcnico, lo que hace es ir a defender algo casi culturalยป.

ยซSoy bastante romรกntico a ese respectoยป, confiesa Ballester, ยซporque creo que, entre otras cosas, lo que ha convertido al fรบtbol en el deporte mรกs seguido del planeta es el punto de identificaciรณn con un territorio y con una comunidad de aficionados que, de alguna manera, se ven representados por su equipo mรกs allรก de lo deportivoยป. La cuestiรณn es si ambas cosas pueden conjugarse.

ยฟES INCOMPATIBLE EL RENDIMIENTO CON LA IDENTIDAD?

Para Alemany, mantener esa identidad es importante, ยซpero, al mismo tiempo, hay una exigencia, especialmente en los clubes grandesยป, explica. ยซEn el fรบtbol ya solo cuenta ganar, porque el no ganar te lleva a bajar categorรญas, y la viabilidad de un club reside en mantenerte en las grandes categorรญasยป.

ยซSin duda el fรบtbol estรก supeditado a cuestiones econรณmicasยป, coincide von Richetti. ยซEl ecosistema empresarial en el que se ha convertido hace que el balance sea tan importante como el resultado deportivo, y al final para que el balance sea bueno, el resultado tambiรฉn tiene que serlo. El dinero se consigue ganando tรญtulos, acercรกndote a posiciones europeas, a competiciones que te dan derecho a recibir mayores ingresos, que te dan la oportunidad de atraer a mejores sponsorsโ€ฆยป.

Y ahรญ es donde radica el problema. ยซTodo el mundo quiere ganar, lรณgicamente, pero a veces se plantea un falso dilema, cuando es algo que no es causa-efectoโ€ฆ o, por lo menos, no en categorรญas en las que se mueve mi equipoยป. Su equipo es el Castellรณn, sobre el que escribiรณ uno de sus cuatro libros, y que ha estado a punto de subir a Segunda Divisiรณn tras varias temporadas en la tercera categorรญa del fรบtbol espaรฑol. No es una capital, no estรก en la รฉlite, y vive el fรบtbol de otra forma.

Porque el condicionante econรณmico tiene otra consecuencia, en este caso geogrรกfica: igual que la actividad econรณmica se concentra en รกreas urbanas concretas dentro de un paรญs, tambiรฉn los equipos de fรบtbol de รฉlite tienden a hacerlo. Basta colocar en el mapa los 63 equipos que han pasado por Primera para ver cรณmo las provincias alejadas de esos nodos econรณmicos estรกn al margen. El efecto agujero negro de Madrid es especialmente elocuente.

Ahรญ, en la รฉlite, las cosas son distintas a las de las categorรญas inferiores, segรบn las ve Alemany: ยซTรบ le preguntas a un aficionado ยซยฟquรฉ prefieres, tener un equipo plagado de canteranos pero quedarte a media tabla, o subir el aรฑo que viene a Primera?ยป. Y te van a responder que subir a Primera sin ningรบn canterano en el equipoยป, opina. ยซEn la รฉlite del fรบtbol ya es prรกcticamente imposible la ilusiรณn esa de ver a un chico de la ciudad siendo el lรญder, el capitรกn del equipoยป. No hay sitio para los del pueblo.

En esa dicotomรญa entre competitividad e identidad se define la mayorรญa de veces la diferencia entre la รฉlite y el resto. Y en ese resto, el fรบtbol aรบn ligado a las esencias de antaรฑo, las prioridades son distintas precisamente para poder sobrevivir. ยซEs importante cuidar ese sentimiento de pertenencia y esas raรญces o esos lazos con la comunidad en clubes cuya clientela no puedes conquistar desde esa perspectiva de รฉxito, con ese a ยซvoy a ser el mejorยปยป, apunta Ballester.

Todos quieren ganar, pero algunos quieren reconocerse en su equipo. Si el Villarreal de Pau Torres es una excepciรณn, lo del Athletic y su polรญtica de fichajes es ya una rareza. Solo jugadores vascos, o del entorno cultural del Paรญs Vasco, visten la zamarra. Ahรญ caben vascos de nacimiento, pero tambiรฉn navarros, riojanos o algรบn galo puntual con raรญces del Paรญs Vasco francรฉs. Y, a pesar de la limitaciรณn que eso implica, el club jamรกs ha descendido a Segunda. No aspira a ganar ligas, pero sรญ a competir en la Copa del Rey o, cuando puede, en la Europa League. Un caso รบnico en el mundo.

Ahora bien, igual que hay excepciones a la norma โ€”aquel Barรงa de La Masรญa, el Villarreal de cantera o el Athleticโ€”, tambiรฉn se dan los casos contrarios. Una inversiรณn gigantesca no garantiza el รฉxito, ni mucho menos. Ahรญ estรกn aquel Racing de Piterman, reciรฉn ascendido a Segunda; el Mรกlaga de Al-Thani, que acariciรณ la primera lรญnea europea y ha bajado a la tercera categorรญa del fรบtbol espaรฑol, o el Valencia de Peter Lim.

ยซEl del Valencia es un caso muy emblemรกtico de lo que estรก pasando en el fรบtbol y de lo que puede llegar a sufrir un aficionado si su club no estรก gestionado con valores de sentimiento, de cultura y de hacer crecer algo propio, de la casaยป, considera von Richetti. El desarraigo con resultados puede valer a muchos, pero tambiรฉn es una forma de hipotecar el futuro y destruir el pasado. De ahรญ que los que no pueden estar en esa รฉlite, al menos, apuesten por lo cercano.

UN NEGOCIO DE ESCALA

Si a un sector lucrativo e influyente le das presencia global, se convierte en una inversiรณn tentadora para muchos que quieran diversificar capital, y tambiรฉn en una poderosa arma propagandรญstica. Mucho se ha escrito sobre la importancia geopolรญtica del fรบtbol, segรบn la cual el estadio es el escenario  de una guerra incruenta que libran soldados extranjeros con botas de tacos.

Asรญ, China se lanzรณ hace aรฑos a la caza de viejas glorias con sueldos irreales y ahora varios paรญses de Oriente Prรณximo han recogido el guante. Durante aรฑos, el gas ruso tomรณ posiciones y ahora le suceden los fondos de inversiรณn estadounidenses. Incluso si se da la vuelta al planteamiento, hay dinรกmicas propias del colonialismo de antaรฑo: las grandes ligas europeas llevan dรฉcadas esquilmando el talento de paรญses sudamericanos o africanos, y ahora los flujos empiezan a cambiar tรญmidamente de direcciรณn hacia las metrรณpolis del dinero.

Con todo, ยฟcuรกnto queda de los clubes si ya no pertenecen a sus lugares? ยฟCรณmo puede un jugador sentir la camiseta si puede empezar en otro equipo a miles de kilรณmetros de distancia si las cosas se ponen feas? Un trabajador puede cambiar de empresa, pero un hincha se vincula a un equipo, y sus emblemas, para siempre.

Ese, quizรก, sea el รบltimo bastiรณn de la aficiรณn: aunque el significado del equipo se diluya, al menos el simbolismo intenta conservarse. Que lo pregunten a los casi 69.000 aficionados del Atlรฉtico de Madrid que acaban de votar volver a la versiรณn clรกsica de su escudo, rediseรฑado hace apenas unos aรฑos.

ยซLa gente es mรกs contestataria cuando les tocan los sรญmbolos, y me parece bienยป, explica Alemany, que lo ve como una reivindicaciรณn: ยซEs un ยซnos habรฉis tocado todo, al menos no nos toquรฉis los colores, la camiseta, el escudo de toda la vidaยป. Pero claro, es que por tener un escudo u otro, una camiseta u otra, puedes ganar un poco mรกs de dinero, pero no vas a ganar mรกs partidosยป. De nuevo, la dicotomรญa.

A esa lรณgica mercantil no escapan tampoco las selecciones nacionales: nunca ha sido raro que un seleccionador sea extranjero โ€”esto, de momento, no pasa en Espaรฑaโ€”, y cada vez es mรกs normal que nacidos en otras latitudes se enfunden camisetas con otra bandera. Nuestra defensa ahora mismo, con Laporte o Le Normand, es francesa. Y antes que ellos llevaron la roja Pizzi, Donato o Mauro Silva. El mรญtico Di Stรฉfano, otro mรกs, pasรณ por hasta tres combinados nacionales, incluyendo el nuestro.

Porcentaje de jugadores del Mundial convocados por paรญses en los que no nacieron (Vox.com)
Porcentaje de jugadores del Mundial convocados por paรญses en los que no nacieron (Vox.com)

ยซEl tema de las nacionalizaciones exprรฉs, un tanto cogidas con pinzas, se ha dado desde hace prรกcticamente un siglo, incluso en el caso del fรบtbol de selecciones. La selecciรณn italiana, que en los aรฑos 30 gana el primer Mundial, tiene casos de estos bastante llamativosยป, rememora Ballester.

Por traerlo a la actualidad, durante el รบltimo Mundial solo en cuatro selecciones todos los jugadores eran oriundos โ€”Argentina, Araba Saudรญ, Brasil y Corea del Surโ€”. Hasta 137 jugadores defendieron colores distintos a los de su nacimiento.

Alemany habla, incluso, de federaciones que ademรกs fomentan esas prรกcticas, ahondando en el caso italiano, aunque llevรกndolo a nuestros dรญas: ยซEstรกn buscando en las raรญces de los jugadores, yendo a por gente que pueda estar en la selecciรณn, aunque en algรบn caso no hayan pisado jamรกs Italia, y eso lo veo un poco exageradoยป, explica.

Hay, al menos en este caso, matices. Alemany advierte que no es lo mismo una nacionalizaciรณn exprรฉs o a la carta que un arraigo con sentido. ยซUna persona que ha vivido en un paรญs muchos aรฑos, que se arraiga allรญ y a la que le dan la oportunidad de jugar en esa selecciรณn, ยฟcรณmo le dices, si tiene el pasaporte del paรญs, que no puede jugar con รฉl? No creo que eso implique perder el romanticismo del fรบtbolยป, considera.

ยซEs posible que nuestra generaciรณn sea la รบltima que tenga esta manera de ver el fรบtbol, que perciba ser de un equipo como otra forma de definir tu personalidadยป, reflexiona Ballester. ยซProbablemente, el aficionado joven ahora lo vea de otra manera, mรกs como una forma de ocio o entretenimiento. Quizรก esta forma de ver el fรบtbol, casi como un aspecto tribal e identitario, se estรฉ perdiendoยป, razona. ยซTampoco sรฉ decir si es mejor o peor. Simplemente, es algo diferenteยป.

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