En marzo de 2013 miles de usuarios de las redes sociales empezaron a cambiar sus avatares por el sรญmbolo matemรกtico de โigualโ. Las dos bandas paralelas resaltaban en tonos salmรณn sobre un fondo rojo. En los primeros dรญas nadie sabรญa muy bien quรฉ significado oculto tenรญa el sรญmbolo, quรฉ campaรฑa de marketing estaba detrรกs. Fue entonces cuando el actor George Takei, abiertamente gay y popular por sus apariciones en Star Trek, lo puso como foto de perfil en su Facebook (donde tiene mรกs de tres millones de likes) y su Twitter (con mรกs de 600.000 seguidores). En los siguientes dรญas la campaรฑa, ideada por Human Right Watch para concienciar sobre los derechos homosexuales, se hizo viral.
Esta anรฉcdota recoge todos los elementos de la iconografรญa gay. La activista, con un pequeรฑo componente de diseรฑo y uno grande de lucha, y la que hace referencia a la cultura popular, que encuentra su mรกximo exponente actual en actores, futbolistas y divas del pop. Gayconography pretende moverse entre estos dos extremos. El libro del fotรณgrafo y periodista Guillem Medina plantea un difรญcil equilibrio entre las novelas victorianas de Oscar Wilde y los arpegios vocales de Barbra Streisand, pasando por la fotografรญa de Bruce Weber, la pintura de Frida Kahlo y las ilustraciones de Tom of Finland. A lo largo de 219 pรกginas, Medina ofrece una mirada artรญstica y analรญtica de la cultura gay. ยซQuerรญa hacer una aproximaciรณn cronolรณgica, un repaso, a base de pequeรฑas pรญldoras, para representar la iconografรญa del mundo gay mรกs allรก de los cuatro estereotipos que tiene la genteยป, defiende en conversaciรณn telefรณnica. En su libro, Medina ha elegido ir mรกs allรก del clichรฉ, que compara acertadamente con el que ofrece la pelรญcula Ocho apellidos vascos sobre los tรณpicos regionales de la Espaรฑa de pandereta.
La simbologรญa y los cรณdigos tienen en el mundo gay mayor importancia que en la mayorรญa de colectivos sociales. Histรณricamente se usaban para reconocerse sin levantar sospechas, gracias a detalles como los colores brillantes. Oscar Wilde llevaba un clavel verde en la solapa de su chaqueta, una flor que fue usada por los homosexuales europeos a finales del siglo XIX y principios del XX en una forma de cรณdigo secreto para expresar su orientaciรณn sexual. La prรกctica fue recogida por el libro The Green Carnation, usado en el juicio contra Wilde por sodomรญa, y conecta con la que se daba en Australia, mutando aquรญ el color por el amarillo. Otra forma de reconocerse sin levantar sospechas era a travรฉs de un cรณdigo oral, palabras que encerraban un doble significado como el โยฟentiendes?โ que se diรณ en Espaรฑa o el declararse โamigo de Dorothyโ (por la protagonista de la pelรญcula El mago de Oz) en EE.UU. Estos dos elementos, el visual, representado por los colores vivos, y el oral, que encarnaba la pelรญcula mรกs icรณnica del colectivo homosexual, convergieron en la dรฉcada de los setenta para parir el sรญmbolo definitivo de la comunidad: la bandera del arcoiris. Como explica Medina en su libro, el creador de la bandera multicolor asegurรณ haberse inspirado en la canciรณn Somewhere over the rainbow que entonaba Garland en la producciรณn de la Metro-Goldwyn-Mayer. Y como afirman varios historiadores, el uso en el pasado de los colores vivos como cรณdigo homosexual fue determinante en esta decisiรณn.
En la actualidad la simbologรญa gay responde a otras necesidades. Permanece en cierta medida la funciรณn de reconocimiento discreto, representada por la citada bandera, que se coloca en pegatinas o en su forma fรญsica en bares, hoteles y todo tipo de locales alrededor del mundo. Pero sobre todo tiene un componente lรบdico, que impregna todas las artes -cine, mรบsica, literatura, fotografรญa, cรณmic- y otro reivindicativo que enlaza con la necesidad de sentirse parte de un colectivo y de dar un referente a los jรณvenes homosexuales que pueden enfrentarse al rechazo de la sociedad. Para Medina, el formato que mejor representa esta iconografรญa actualmente, el que mayor impacto produce, es la televisiรณn. Y dentro de esta, las series. Algunas como Queer as Folk, The L word o el musical adolescente Glee se han convertido ya en autรฉnticos iconos. ยซPuede que en los temas sociales en Espaรฑa estemos mรกs avanzados, pero a la hora de representar esta realidad tan diversa en la pequeรฑa y la gran pantalla, estamos muy lejos de americanos e inglesesยป, reconoce el autor.
Precisamente una cinta inglesa, la reciente Pride, escenifica, en uno de sus pasajes, una caracterรญstica recurrente de la iconografรญa gay. La pelรญcula narra la uniรณn de activistas por los derechos homosexuales con la comunidad minera en la Inglaterra de Margaret Thatcher. En una escena, un personaje recrimina a otro el haber utilizado el eslogan โLos pervertidos apoyan a los minerosโ. ยซNos apropiamos de las palabras que usan para insultarnosยป, replica este, ยซasรญ las hacemos nuestrasยป. Esta aseveraciรณn encuentra un reflejo en la realidad que va mรกs allรก del uso, cada vez menos peyorativo, de la palabra โmaricรณnโ; un reflejo que nos retrotrae a la barbarie nazi, cuando los homosexuales eran identificados en los campos de concentraciรณn con un triรกngulo rosa invertido. El mismo que ha utilizado el colectivo desde entonces para recordar su discriminaciรณn histรณrica, apropiรกndoselo.
Mรกs de medio siglo separa este sรญmbolo del clavel verde que lucรญa Wilde en su solapa. Mรกs de medio siglo lo separa del sรญmbolo โigualโ que inundรณ las redes sociales hace dos aรฑos. Sin embargo los tres tienen algo en comรบn: haberse convertido en parte de la iconografรญa de un colectivo. Por encima de los arpegios de Barbra Streisand.
Del clavel a la bandera. Breve historia de la iconografรญa gay

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