‘Gris’, la acuarela jugable de Conrad Roset

9 de enero de 2019
9 de enero de 2019
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En un videojuego sueles coleccionar puntos, trofeos o muertes a tus espaldas. En Gris vas ganando colores. La ópera prima de Nomada Studio arranca en un mundo acromático que se resquebraja por momentos. Nuestro avatar, una musa muda caída del cielo, debe recorrer paisajes oníricos y devolverles, poco a poco, el color. Con este sencillo argumento un pequeño estudio español ha sorprendido (y emocionado) al sector de los videojuegos.

La obra es una traslación del personal universo del ilustrador Conrad Roset a la pantalla. Una traducción de lienzo a bits, una acuarela interactiva. Y esta hibridación de formatos funciona. El estilo que ha llevado a Roset a trabajar para las mejores marcas y revistas (incluida esta que lees, para la que realizó una portada en 2013) sigue intacto. La protagonista de este juego de plataformas es una de las musas que lleva creando desde hace más de diez años.

«Ha sido raro», confiesa el ilustrador catalán, «y maravilloso; ves cómo tu imaginario, tu forma de entender el arte, la belleza, va cobrando vida. Trabajas para ello con un equipo de gente y cuando finalmente lo ves es una pasada».

Este trabajo empezó hace tres años, pero Roset llevaba deseando emprenderlo desde mucho antes. «Básicamente me pase un año comentándole a todo el mundo que conocía que quería hacer un juego, que yo era ilustrador y tenía una idea, pero que me faltaba todo lo demás».

Las empresas tecnológicas estadounidenses se suelen crear en garajes. Las españolas, en bares. Una noche de fiesta Roset estaba soltando su perorata gamer a una amiga cuando se alinearon las estrellas. Allí mismo estaban dos amigos de la chica que trabajaban en Ubisoft. Ubisoft es la segunda empresa creativa más grande del mundo (después de Disney), tiene filiales en 26 países y es creadora de sagas como Assassin’s Creed o Far Cry. Digamos que es una empresa importante.

Roge Mendoza y Adrián Cuevas llevaban años trabajando en equipos enormes para títulos mastodónticos. Querían volver a Barcelona y centrarse en un proyecto más pequeño, más personal. La idea de Roset les cuadraba, así que juntos crearon Nomada Studio. «Durante seis meses dejamos nuestros trabajos para hacer una demo de Gris», explica Roset. Fue el momento más sensible, aquel en el que no tenían un sueldo, ni una certeza de que esta locura se acabara materializando en un juego. Pero así fue.

‘Gris’ y los videojuegos artísticos

Conrad Roset se confiesa seguidor de los videojuegos desde pequeño, pero si hubo uno que le marcó allá en su infancia, fue Shadow of the colossus. El título, segunda parte de la magistral trilogía de Fumito Ueda, fue rompedor en lo visual, en lo jugable e incluso en lo narrativo.

Se podría considerar seminal de un género abstracto y escurridizo en el que también encajaría Gris. Un género que prima lo visual sobre lo jugable, lo sensorial sobre lo simplemente divertido. Un género más artístico que comercial que, sin embargo, va ganando aficionados cada año.

Muchos son los que han visto en Gris reflejado otros títulos de este subgénero, como Inside, Limbo o, sobre todo, el aclamado Journey. «Es un título que me marcó, que me impresionó», reconoce el creativo, «y es cierto que, aunque seamos diferentes, hay algunos pasajes que son un claro homenaje».

Cuando Gris salió a la venta, a Roset le sorprendieron las ventas y las buenas críticas; pero quizá lo más reseñable, más allá del éxito, es la reacción de algunos usuarios, que confesaron en las redes sociales que acabaron llorando con el mando en la mano.

Es esta capacidad evocadora y sugerente del videojuego lo que sedujo a Roset a la hora de trasladar sus musas del lienzo a la pantalla. Reconoce que muchos de sus seguidores no entenderán el movimiento, aunque dice haber creado un juego sencillo por ellos, para que sea accesible incluso a los más reacios a adentrarse en este mundo. Y demostrar a todos que un cedé puede albergar tanto arte como un lienzo. O más.

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