Cómo documentar los momentos de inspiración de la humanidad

12 de diciembre de 2017
12 de diciembre de 2017
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harry ransom center

«Y uno por uno cayeron los convidados en las salas de orgía manchadas de sangre y cada uno murió en la desesperada actitud de su caída», escribió Edgar Allan Poe en La máscara de la muerte roja. ¿En qué momento se juntaron precisamente esas palabras en su cabeza? ¿Cómo se sentía el escritor, qué le inspiró, con quién acababa de hablar?

El Harry Ransom Center se define como «una biblioteca destinada a la investigación de las humanidades». Su objetivo es arrojar luz sobre los procesos creativos. No se limita a coleccionar objetos que pertenecieron a grandes personalidades del arte, sino que busca la historia contenida en ellos, las respuestas que estos pueden aportar sobre la creatividad y la inspiración.

Su vasto archivo contiene pósteres de Houdini, cartas de Edgar Allan Poe, cuadernos de Jack Kerouac, papeles de James Joyce, fotos de las sesiones de maquillaje de Robert de Niro o trajes de Mad Men. Pero ellos quieren entender, más allá de la mitomanía cómo es la mente del ser humano cuando crea. Para entender de qué se nutre el pensamiento de David Foster Wallace, por ejemplo, es interesante ver qué libros tenía en su biblioteca y qué anotaba en ellos.

En el archivo de la película Con la muerte en los talones hay un folleto turístico del monte Rushmore con anotaciones del guionista que ayuda a comprender un poco mejor el proceso creativo que dio como resultado la escena de la huida por ese monte.

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Folleto del Monte Rushmore que Ernest Lehman usó cuando investigaba para hacer Con la muerte en los talones (1959)
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Documento oficial español de 1529, en vitela, firmado por Carlos “Yo El Rey”, designando al conquistador Hernán Cortés como Capitán General de la Nueva España

El aura

Walter Benjamin hablaba del «aura» de las obras de arte, ese «algo» que nunca podía tener una copia por muy exacta que fuera. Algo similar emanan los objetos del Harry Ransom Center. «Esos objetos recogen momentos de gran inspiración de la humanidad», dice el español Jacobo Bergareche, uno de los miembros del Consejo Asesor del centro. «Tienen la magia de ser ese resquicio que queda de un momento de inspiración de un genio que ha trascendido».

La colección cobra valor cuando se atan los cabos: «Muchas de las piezas requieren sentarse y relacionarlas. El valor de tantos archivos reunidos es relacionar la cultura». Y contrapone este modo de trabajo paciente con la vasta cantidad de información disponible en la red: «En internet ves destellos, vas saltando de una cosa a otra».

Steve Enniss, director del Harry Ransom Center, añade una visión interesante a este culto a los objetos palpables: «En una época en la que gran parte de lo que experimentamos llega a nosotros a través de una pantalla; una carta, un diario o un manuscrito pueden ser reclamos poderosos para nuestra atención. Estos materiales tienen una autenticidad que muchas personas anhelan».

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Álbum titulado «Un viaje de Xochimilco». Contiene fotografías de Gabriel García Márquez con el autor Carlos Fuentes y otros, sin fecha. Fotografías de Fabrizio Leon

Joyas que cualquiera puede tocar

Una de las primeras veces que Jacobo Bergareche visitó el centro, declaró su interés en el tema de la «arquitectura del infierno». Entonces un experto del centro le guió por un viaje personalizado que contenía objetos relacionados con Dante, William Blake o Baudelaire. En ese momento comprendió que había infinitas formas de visitar aquel archivo.

Una de las cosas que más le sorprendió fue la flexibilidad y transparencia del centro. «No tienes que ser un investigador o doctorado. Te ponen un vídeo de cómo manipular las cosas y luego te las dan. Todo el mundo las puede tocar». Esa política propicia que el conocimiento «esté al alcance de la gente» y que cualquiera pueda emprender su propia investigación.

Algo curioso es su sistema analógico de almacenaje. El material se guarda en cajas y, aunque existe una relación digitalizada de la temática de cada una, su contenido no está informatizado. Por lo tanto, es posible hacer hallazgos y relacionar el material con el de otras cajas en los espacios de estudio del centro.

El material proviene tanto de donaciones como de adquisiciones. El criterio de selección es siempre el mismo: «buscamos colecciones culturalmente significativas que estimulen la investigación durante muchos años», explica Enniss.

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Guión de rodaje de Robert De Niro en Raging Bull (1980)

Cada negociación es única y presenta unos retos diferentes. «Cuando el Ransom Center expresa su interés en adquirir los papeles de un autor, estamos diciendo que creemos que su trabajo es permanente y que será leído y estudiado en un futuro lejano. Si bien hay algo profundamente atractivo en esa validación del trabajo de un autor, contemplar la vida póstuma de uno puede ser algo muy difícil para un él», reflexiona Enniss.

El director del centro etiqueta a este como «agnóstico» con respecto a la forma de los archivos. Aceptan cartas, texto generado informáticamente, grabaciones de audio, archivos digitales… «Recopilamos esos registros de creatividad artística tengan la forma que tengan», asegura. Bergareche aprovecha para reflexionar sobre la trazabilidad en la época digital. «Todos los archivos de Murakami son ya enteramente digitales. Eso requiere otras habilidades. Si un autor escribe y reescribe sobre el mismo documento, ¿cómo haces visible ese proceso?».

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La Biblia de Gutenberg del Harry Ransom Center. Volumen 1. Viejo Testamento. Páginas 114 y 115

Un paraíso cultural

El Harry Ransom Center también es un museo, y hay dos piezas que se exponen permanentemente en él. Una es una copia completa de la Biblia de Gutenberg y otra la primera fotografía de la historia, tomada por Joseph Nicéphore Niépce en 1826 o 1827.

Entre los visitantes es muy popular el autorretrato de Frida Kahlo con un collar de espinas y un colibrí. En literatura destacan los manuscritos de Samuel Beckett, Tennessee Williams, Doris Lessing, Norman Mailer, Anne Sexton, J.M. Coetzee o el reciente ganador del premio Nobel de literatura, Kazuo Ishiguro.

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Notas de Kazuo Ishiguro tomadas antes y durante el proceso de escritura de The Remains of the Day (Lo que queda del día)

El museo es relativamente desconocido en España. Y eso que guarda bastante material en español, como el archivo de Gabriel García Márquez, de quien conservan desde papeles hasta el escritorio que utilizaba en Carabanchel. «Quieren entender con quién dialogaba, cómo era esa conversación. Quieren reconstruir el mundo alrededor de la obra», recuerda Bergareche. También guarda manuscritos de Pío Baroja y del filósofo español George Santayana, muy reconocido en Estados Unidos.

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Borrador mecanografiado y con correcciones de Gabriel García Márquez del epílogo de Crónica de una muerte anunciada (1980)

Su tesoro cultural incluye cuarenta y dos millones de manuscritos, cerca de un millón de libros raros, cinco millones de fotografías y cien mil obras de arte. De vez en cuando, los expertos destacan partes del vasto catálogo para presentarlas a los visitantes en forma de exposiciones temporales.

El centro se encuentra en la Universidad de Texas, en Austin. Bergareche recuerda que «Texas es el único estado de EEUU que antes fue una república. Tiene su propio orgullo, y de ahí nace esa ambición de convertirse en un centro cultural de dimensión mundial. Austin es una ciudad muy rara y particular, muy progresiva y cultural».

El trabajo del centro es una continua búsqueda. Los momentos de genialidad no atienden a un solo motivo, y la pregunta de qué inspira a los autores es, en realidad, «imposible de responder», según Enniss. «Hay algo muy misterioso en las fuentes de creatividad y las respuestas a de dónde viene el arte son tan variadas como lo son los artistas. Aun así, nuestro objetivo es desvelar parte de ese proceso creativo. A menudo, los papeles revelan esa pelea altamente individual de un artista con su musa».

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Manuscrito de The Bells (Las campanas) de Edgar Allan Poe (1848)

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Línea de tiempo de los personajes de Harlot´s Ghost (El fantasma de Harlot) hecha por su autor, norman Mailer

Todas las imágenes son cortesía del Harry Ransom Center

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