Helen Keller: la activista sordociega que enamoró a EEUU

7 de diciembre de 2017
7 de diciembre de 2017
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A los dos años una enfermedad cerró sus ojos y apagó sus oídos para siempre. Aunque su ceguera y su sordera no impidieron que Helen Keller (1880-1968) se licenciara en arte y se convirtiera en una conocida escritora, conferenciante y activista política en EEUU.

Pero ¿cómo llegó la luz a su cautiverio?

Helen vivió en la negritud más absoluta hasta que en 1886, Alexander Graham Bell, el inventor del teléfono, aconsejó a su padre que buscara una profesora para sordos. Un año más tarde llegó miss Sullivan.

El aislamiento de la niña ni siquiera había abierto una rendija al amor. No supo lo que era hasta que su maestra se lo explicó. Solo podía conocer lo que podía tocar.

Una mañana, miss Sullivan le regaló una muñeca. Helen jugó con ella. Al rato, la profesora cogió su mano y trazó lentamente las letras de la palabra muñeca.

helen keller

«Me gustó el juego y traté de imitarla», contaba Keler. «Yo ignoraba que lo que escribía era una palabra, y no sabía tampoco qué era una palabra. Obraba por espíritu de imitación hasta que después de varias semanas, pude comprender la relación entre las palabras y las cosas».

La niña empezó a relacionarse con el mundo por la palma de su mano y en 1890 lo hizo también con su voz. La profesora Sara Fuller tomó sus dedos, los pasó por su rostro y le mostró las posiciones de la lengua y los labios mientras emitía un sonido.

«Nunca olvidaré la gratísima sorpresa que experimenté cuando pronuncié mi primera frase: «Hace calor». Eran sílabas rotas, tartamudas, pero era lenguaje humano. Mi alma, consciente de su nueva fuerza, salió de su esclavitud y sentía que mis sílabas vacilantes me habían puesto en el camino de todo saber».

Fuente: La historia de mi vida, Helen Keller, editorial Renacimiento.

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