El universo, en su origen, tenía tanta materia como antimateria. Pero algo tuvo que ocurrir porque hoy, según las hipótesis científicas, el cosmos está formado únicamente por partículas. Ni rastro de las antipartículas en las aceras de la calle. En Singapur existe, también, una especie de dualidad. En un plano reside la ciudad que han construido los humanos y, en otro, habita una urbe paralela, creada en dos dimensiones, con un lápiz y tinta china.
La dibuja Koh Hong Teng. El ilustrador, nacido en este país, ha convertido Singapur en área de observación y disección. Ha hecho de sus recodos piezas de estudio y los pasa, tal como los encuentra, minuciosamente, por papel y ordenador hasta convertirlos en una nueva versión de su ciudad.
Pero Hong Teng no intenta adulterar un átomo del universo. No busca lo surreal (como haría Dalí en Singapur) ni pretende capturar la luz e impresión visual de una escena (como se empeñaría Monet en Asia). Le basta con mirar atentamente un escenario y apropiarse de sus detalles para transferirlos, como haría un hiperrealista, a una imagen que habla de la ciudad más mundana.
[pullquote]“Intento mantener las líneas de mis dibujos lo más puras y simples posible. Utilizo tinta china para conseguir este efecto de claridad”[/pullquote]
El diseñador gráfico busca ahí “la belleza de lo cotidiano”. En estos lugares transcurre su vida y, entre la opción de caminar a ciegas por la calle o investigar dónde se hallan los focos de placer estético, opta sin escrúpulos por la segunda. A veces le atraen los colores. A veces, las geometrías y, a veces, simplemente, su estado de humor.
La ciudad paralela que pinta Hong Teng es aún más limpia que el Singapur real. “Intento mantener las líneas de mis dibujos lo más puras y simples posible. Utilizo tinta china para conseguir este efecto de claridad”, indica. “Mi estilo tiene una influencia importante de los artistas chinos Feng Zikai y He Youzhi”.
El día a día lo dedica a trabajar en “novelas gráficas y proyectos comerciales para firmas de diseño y agencias de publicidad”, apunta. Pero en su tiempo libre, Hong Teng sale a dibujar la ciudad.
En el caso hipotético de que una materia y su antimateria tuvieran un encontronazo en el estado cuántico apropiado se aniquilarían mutuamente. No sería una destrucción, según la Wikipedia. Ambas se convertirían en rayos gamma.
Desconocemos la relación atómica que existe entre los dibujos de Hong Teng y los escenarios urbanos que imita. Pero podría ocurrir que, un día, el ilustrador de novelas gráficas fuera caminando por la ciudad y llevara una carpeta en la mano. En un descuido, uno de sus dibujos podría arrojarse al suelo y si casualmente representara el punto exacto donde cayó… entonces… ¡¡¡¡⚡ ⚕ Ψ ❄ ✰!!!!