Hace muchos años estaba de moda tener un blog. Y los políticos, que cuando vienen elecciones sonríen, se hacen selfies y besan a niños, se lanzaban en manada a abrirse uno de campaña para dar imagen de modernos. El blog moría cuando la campaña acababa, y ahí se quedaba, congelado en el tiempo… Y eso que, en la gran mayoría de casos, no lo hacían ellos, sino la gente de sus equipos firmando en su nombre.
La moda pasó hace un tiempo a Twitter. Candidatos que jamás habían tuiteado (ni ellos ni sus equipos) se abrían cuentas con clara finalidad electoral.
Lo hizo, por ejemplo, Arias Cañete, que estrenó su perfil antes de las elecciones europeas. Concretamente, un mes exacto antes de las elecciones, justo cuando se supo que sería el candidato. Su contrincante, Elena Valenciano, había estado en Twitter tiempo atrás, pero lo había dejado por unos insultos contra su familia… y decidió volver tres meses antes de que se hiciera público que sería la candidata. También hace poco ha vuelto Rosa Díez, cuya cuenta cerró tras demostrarse que no la gestionaba ella directamente.
Pero ¿para qué demonios quiere Twitter un político? Fundamentalmente para tres cosas: para dar salida a sus mensajes y sus acciones (especialmente si es de un partido que no tiene una gran presencia en medios de comunicación), para dar imagen de cercanía y para movilizar al voto a quienes podrían apoyarle.
El problema (que hay muchos) es cuando esto se hace mal.
Para ejemplificarlo, seis errores, tomando tuits de seis líderes de seis grandes partidos, para que nadie se enfade.
Promoción ideológica y crítica a los enemigos
Decir lo que piensas está bien. Intentar dar salida a tus ideas, tu programa, tus propuestas o tus medidas está fenomenal. Incluso dar algún palo a los rivales es una buena idea. Ahora bien, el tono y las formas deben acompañar la imagen que quieres proyectar. ¿De verdad no había un tono menos chulesco y agresivo para decir algo, más allá de que sea o no cierto? ¿Es esa la imagen que se quiere promover desde el PP contra Syriza?
De la manita, a devolver los 26.000 millones € q debes a los españoles, q no tienen por qué pagar ellos tus promesas. pic.twitter.com/IthI0Hs7t7
— González Pons (@gonzalezpons) February 4, 2015
Ejemplos de falta de sutileza hay a millares, cada día, pero pocos quizá tan gráficos como este. Criticar a la banca en un contexto de crisis es un lugar común, un movilizador potente, sí. Y hacerlo con una imagen que te puede convertir en viral y, además, da muestra de cercanía, tanto mejor. Ahora bien, cuidado: entre colocar una idea y ofrecer una caricatura de uno mismo hay un paso. Y ver a un eurodiputado de Ciudadanos en pose Félix Rodríguez de la Fuente con hienas es un poco demasiado
https://twitter.com/JavierNart/status/459456518111657985
Mostrar cercanía
En ocasiones a los políticos se les van las metáforas de las manos. La escena es impagable: un político cosiéndose un botón, con una camiseta con los colores de su partido y, de fondo, una cocina de casa. Más hogareño, imposible… y posiblemente menos acertado, tampoco. ¿Cuál es el mensaje? ¿La ocurrencia? ¿La imagen? ¿El saber coserse un botón? Poco se puede decir en contra del poderío mostrado por Podemos en redes sociales, pero….
# #Podemos22M Cosiéndome un botón no dejo de pensar en que hoy Andalucía está empezando a remendar sus rotos. pic.twitter.com/5WNz24WCz7
— Juan Carlos Monedero (@MonederoJC) March 22, 2015
Otra escena, no se sabe si doméstica, es la que eligió la líder de UPyD para anunciar su regreso a Twitter. Pero ojo a la escenografía: las paredes, los pendientes y el vestido parecen ser todos del mismo color que su partido. Product placement en estado puro. Y, espera, ¿es una foto de sí misma eso que hay en el fondo de la pantalla? Y, de hecho, ¿es eso Hootsuite, una herramienta para gestionar varias redes a la vez? Que no falte tampoco el iPad sobre la mesa. Horror vacui es poco.
¡ Hola! Ya estoy aquí. Y he venido para quedarme. Defender los valores siempre merece la pena pic.twitter.com/llt6xSO4fm
— Rosa Díez (@rosadiezglez) March 13, 2015
Movilizar a los votantes
Pocas cosas movilizan más que el saber que queda poco para la meta. Pero pocas cosas desmovilizan más que saber que, primero, eso no es cierto y, segundo, tu candidato podría estar haciendo perfectamente la promo para un programa de humor. El candidato socialista a la alcaldía de Madrid, Antonio Miguel Carmona —que podría ser rebautizado como Antonio «Mírame» Carmona— compartía esto en plena jornada electoral andaluza.
A un salto de conseguir nuestro sueño, a un paso de ganar Madrid. pic.twitter.com/spxhhnqnwd
— Antonio Miguel Carmona (@AntonioMiguelC) March 22, 2015
La arenga a los propios, en cualquier caso, a veces tiene códigos extraños. Igual si no eres de «la clase trabajadora» no entiendes que apunten en una pizarra «viene el Cayo» para anunciar la visita del líder de IU, justo encima de una soldadura programada. O igual lo entiendes, pero no deja de ser un poco ridículo.
Así me esperan hoy los compañeros de #johndeere_getafe. Entre la clase trabajadora nos entendemos. pic.twitter.com/0nDpnnKCqf
— Cayo Lara (@cayo_lara) January 28, 2015
Moraleja: una cosa es tener la herramienta y la capacidad, y otra muy distinta conseguir dar en el clavo con mensaje y tono. Pero, claro, hacerlo como lo hace Obama, que es lo que todos en verdad querrían, requiere algo más de previsión y marketing, y un poco menos de autopretendida campechanía.
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