«Nada viene, las cosas, buenas o malas, suceden porque alguien las provoca. HUMANSDID nace de la convicción de que aún podemos elegir». Cada lunes te contaremos dos ideas y tendrás que elegir una de ellas con tu voto. ¿Empezamos a cambiar las predicciones?
1Lápices plantables
Lápices ecológicos que, al gastarse, pueden plantarse para germinar como hierbas, flores o vegetales.
En la lista de los objetos más simples que siguen cambiando el mundo, este lápiz ocupa un lugar difícil de discutir.
¿Qué ocurre con todos los lápices que has gastado? ¿Dónde acaban esos centímetros finales que ya no usas? La respuesta habitual es el cubo de basura. Sin embargo, la alternativa la propuso Sheedo, una startup española fundada en 2017 por Gala y Gonzalo, con la idea de que cada residuo podía transformarse en vida.
Sheedo produce lápices biodegradables fabricados con papel reciclado prensado que, en lugar de una goma al final, incorporan una cápsula biodegradable de almidón de arroz con semillas. Cuando el lápiz deja de ser útil, se entierra con la punta hacia arriba. Al contacto con el agua y la tierra, la cápsula se descompone y libera semillas de plantas aromáticas, flores o vegetales.
El mismo gesto que antes acababa como residuo ahora puede convertirse en vida. Además de los lápices, Sheedo fabrica papel con semillas a partir de algodón reciclado, utilizado para cuadernos, tarjetas, invitaciones o flyers que, tras cumplir su función, también pueden plantarse y germinar.
Un lápiz que invierte el final de su uso ya que lo que antes terminaba en un cajón, un estuche o la basura, tiene vida. Una herramienta pedagógica que puede ser también simbólica gracias a un gesto repetido que, de pronto, deja de ser el final.2The Seabin Project
puertos y muelles.
Basta con quedarse quieto mirando el mar para ver lo que flota sobre él, pero, ¿y todo lo que no ves?
The Seabin Project parte de esa quietud para crear un sistema flotante que funciona como un “cubos de basura marino” en puertos, marinas y zonas de aguas tranquilas. Cada unidad aspira más de 25.000 litros de agua por hora y retiene plásticos, microplásticos, colillas, aceites, combustibles y residuos invisibles a simple vista.
Sus fundadores —dos surfistas australianos— decidieron diseñarlo al ver que, en muchos lugares, limpiar el mar era una tarea que no empezaba nunca. Funciona conectado a la red eléctrica, en puntos estratégicos donde las corrientes arrastran la mayor parte de los residuos. Una vez al día, se vacía manualmente
Si bien no es la solución a nuestro comportamiento, es una tirita bastante efectiva. En conjunto, ya han recogido cientos de toneladas de residuos, además de servir de punto de monitoreo ambiental pues los residuos recolectados se analizan para generar datos abiertos sobre el estado del agua. Actualmente, hay más de mil dispositivos activos en alrededor de 50 países.




