Buscar la estabilidad es algo instintivo en el ser humano porque aporta seguridad y bienestar. Si algo tiene que cambiar, que sea a mejor, nos decimos. Si no, virgencita, virgencita, que me quede como estoy.
En mayor o menor medida, los cambios asustan, sobre todo cuando no los hemos planeado o contemplado. Sin embargo, permitir que su vida se transforme puede ser lo mejor que le pueda ocurrir a una persona. «Nos deleitamos con la belleza de una mariposa, pero rara vez nos paramos a pensar en todos los cambios por los que ha tenido que pasar para alcanzar esa belleza», expresaba la poeta Maya Angelou para explicar la necesidad de transformar nuestra vida si queremos enriquecerla.
¿POR QUÉ SON BUENOS LOS CAMBIOS?
El cambio nos abre una vía a la experimentación. Gracias a él, podemos adquirir nuevas habilidades que nos hacen crecer y, en muchas ocasiones, traen también oportunidades que no habíamos contemplado desde nuestro rincón seguro.
También nos libra del tedio y de la rutina, y no hay nada menos alentador que una vida aburrida y sin alicientes.
Afrontar los cambios nos hace más fuertes porque aprendemos a adaptarnos, y eso refuerza la confianza en nosotros mismos ayudándonos a no tener miedo a tomar decisiones.
«La inteligencia se mide por la capacidad de cambiar cuando es necesario», decía Albert Einstein. Y de adaptaciones sabe mucho el ser humano. Esto parece obvio cuando las circunstancias exteriores obligan a idear un plan B. Pero en otras ocasiones, es el cuerpo el que nos pide cambiar de rumbo en nuestra vida.
«Durante los últimos 33 años, me he mirado al espejo todas las mañanas y me he preguntado: “Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?”. Si la respuesta era “no” durante varios días seguidos, entonces sabía que tenía que cambiar algo», explicó una vez Steve Jobs. Y es en el campo profesional donde más sentimos la necesidad de cambiar, tal y como se recoge en un estudio elaborado por IKEA, Sigma 2 y la psicóloga Silvia Álava.
Un 65,3 % de encuestados afirmaba que le gustaría realizar algún cambio importante en su vida a lo largo de este año, principalmente en el ámbito laboral (39,5%), y especialmente jóvenes de entre 18 y 29 años.
La pandemia ha sido un gran impulsor de ese deseo de transformación en las personas encuestadas. Un 46,4% se planteó cambios relevantes a partir de la crisis del covid. De hecho, según ese mismo estudio, el 40,5% de las personas que participaron en él afirmó haber conseguido transformar su vida en algún aspecto relevante, y el 77,2% se muestra optimista y cree que lo conseguirá. En definitiva, son muchos quienes quieren montarse una vida mejor.
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Pero la decisión de cambiar no siempre es fácil de tomar. El miedo es un sentimiento comprensible, por eso, a no ser que hayamos tenido que vivir un hecho traumático que nos obligue a tomar un nuevo rumbo sin la previa reflexión, es más fácil empezar por transformar ese lugar que nos ofrece seguridad y que es ideal para afrontar un cambio vital con confianza y valentía: nuestro hogar.
Una circunstancia que obliga a transformar una casa son los cambios en la familia. Una separación, por ejemplo, nos empuja a crear de nuevo nuestro propio espacio para rehacer nuestra vida. A veces, eso implica mudarse a un piso más pequeño, donde se hace imprescindible tener un buen sistema de almacenaje que nos ayude a poner orden y a aprovechar al máximo el espacio.
También ocurre en sentido contrario, dar el paso de vivir en pareja, compartir piso con amigos para independizarse o empezar la universidad en otra ciudad implica cambios también en el piso, casa o habitación donde se vaya a vivir.
Aunque quizá la vuelta más grande que la vida le regale a una persona sea la llegada de un bebé. El nuevo miembro de la familia necesitará muchas cosas: un cambiador, una cuna, un sillón de lactancia para la madre… Si tiene hermanos, estos necesitarán también su propio espacio y quizá un cambio de estilo más juvenil en su habitación, porque ya han dejado de ser los pequeños de la casa.
Y es probable que, además de ilusión, el nuevo hijo lleve a sus padres a reconsiderar su forma de vida, y los anime a tomar la decisión de dejar un trabajo que les absorbe demasiadas horas del día para empezar, por fin, ese proyecto profesional que no se habían atrevido a desarrollar, y hacerlo desde casa. Es el momento de montar su propio despacho y rincón de trabajo, ya sea en una de las habitaciones de la casa como en el garaje.
Montarse una vida mejor es algo que debería ser asequible, sostenible y estar al alcance de cualquiera. Y aquí IKEA tiene un papel relevante para que el hogar sea un motor de cambio hacia una vida mejor ya que ofrece soluciones flexibles, multifuncionales, modulares y asequibles para todo tipo de bolsillos. La creatividad y la imaginación son cosa tuya.
