Nanorrepertorio de insultos populares e improperios de nuevo cuño

24 de marzo de 2017
24 de marzo de 2017
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A Forges siempre le ha encantado inventar palabras. En sus viñetas va soltando nuevos términos que, a veces, acaban calando en el castellano. Pero un día, hace años, surgió una oportunidad inigualable.

Pancracio Celdrán Gomariz publicó un tocho bien gordo de unos 10.000 agravios recogidos durante años. El autor de El gran libro de los insultos pidió a Forges que redactara el prefacio, y el editor gráfico no se pudo contener. De una sola arremetida creó una lista de 30 insultos de nuevo cuño: jilipollescente, inflaescrotos, jilimuermo, consejero delegado, tertuliano, poliputo, programador de TV, bocasobaco, banquero, cabronoide, encargado, tontolglande, adviser

A Antonio Fraguas (Forges) le bastaron dos páginas para proponer esos improperios y unos cuantos más. A Celdrán le ocupó unas mil páginas reunir ese «tesoro crítico, etimológico e histórico de los insultos españoles», de La esfera de los libros. Pero aún había espacio para muchos más. Forges animaba a los lectores a que «enviaran remesas y remesas de más insultos colegidos personalmente, merced a su experiencia vital-taquero-insultante».

«Nuestro gigantesco ‘corteinglésico’ almacén de agravios léxicos —declaró— rebosaría aún más si cabe, para asombro de los siglos». He aquí algunos.

Advertencia: si usted pertenece a la corriente biempensante de lo políticamente correcto, le recomendamos que se aleje de estas letras ahora mismo. Podría enrojecerle el blanco de los ojos.

insultos

Acachifollado.

Significado: «En la comarca alicantina de Elche: pusilánime, individuo que se acobarda con facilidad».

Imagen que evoca la palabra:

insultos

Blandengue.

Significado: «A quien es tan dócil y blando que a todo se hace y amolda con tal de no promover disputa llaman blandengue; también al pobre de espíritu, al apocado y pusilánime de quien resulta fácil aprovecharse. Criatura sin personalidad marcada, ni carácter, que sin dificultad renuncia a sus propias convicciones.

»En Andalucía: individuo afeminado, de modales suavones, un tanto asustadizo y cobarde. Hombre de poca energía. Es término al parecer de uso no anterior al XIX. Con la misma voluntad despreciativa se dice blando a quien además de ser inútil para el trabajo es de escaso valor como hombre. Al gandul llaman blando de collera en la villa de Pulgar, y otras de esa comarca toledana».

El Fari explicó ese vocablo desde una perspectiva harto machista en los años 80. «La mujer necesita a ese pedazo de tío ahí», dijo en un programa de TVE. Nada de «ese hombre de la bolsa de la compra, el hombre con el carrito del niño…».

Aquí, el Fary:

Bocachocho.

Significado: «En la villa cacereña de Malpartida de Plasencia: sujeto alelado. Es réplica léxica, por la misma vía del insulto y comparación anatómica, de bobochorra: el chocho alude a las partes pudendas de la mujer, como la chorra a las del hombre en el uso popular».

En otras localidades se utilizaba también como descripción de una persona que tiene los labios muy gruesos. El término está formado con la misma lógica lingüística que se llama pelopolla al que tiene el cabello negro y muy rizado.

Imagen que evoca la palabra:

insultos

Cagapocicos.

Significado:

«En la Ribera de Navarra: persona de ingresos escasos y muy repartidos, que cobra un poco de aquí, otro de allí y otro de más allá, o que recauda tras mucho trabajo cantidades exiguas por trabajos diversos».

Imagen que evoca la palabra:

insultos

Desbraguetado.

Significado: «Salido, cachondo, rijoso. Es sentido figurado de ‘sin bragueta’ porque esta criatura hace uso frecuente de lo que tras ella se esconde. En puntos de Andalucía se dice del hombre despreciable; pelavaras, don nadie. En Aragón dicen esbraguetau al putero.
Es voz descriptiva de quien anda con la bragueta abierta, en alusión a lo presto que está para hacer uso de lo que tras ella se guarda. el mexicano José Revuletas escribe en El apando (1969):

Desbraguetado animaba con fascinantes estremecimientos de su vientre aquel coito. Desvestida ya de su ropa interior, Merche presentía los próximos movimientos y la agitaban extrañas e indiscernibles disposiciones de ánimo».

Imagen que evoca la palabra:

insultos

Estomagante.

Significado: «En puntos de La Rioja: persona sosa, pesada e insufrible. En la jienense villa de Puente de Génave y su partido: empalagoso y tiquis miquis. Es sentido figurado de estomagar = indigestarse, causar empacho. Del latín sotmachari = enfadar, fastidiar. El escritor ascético Pedro malón de Chaide emplea así el término (1588):

Determinó de no cumplir en esto la voluntad del rey, de lo que quedó sentidísimo y estomagado contra la pobre de la reina».

Relato que podría protagonizar esta palabra:

insultos

Estrafollador.

Significado: «En Aragón: manirroto, derrochador, que gasta más de lo que tiene o acaba en poco tiempo con su hacienda. Del latín fullare = follar, destruir, en alusión a la fortuna que estos inconscientes malgastan y dilapidan».

Imagen que evoca la palabra:

en-defensa-del-insulto

Fatibomba.

Significado: «Con voluntad ofensiva se dice a quien es exageradamente grueso; persona de obesidad mórbida. En la calle, reflejo fiel de la lengua viva, se oye: ‘¿Cuántas horas de musculación necesito para no acabar hecho un fatibomba?

»No es término reciente; se decía en los años cincuenta, acaso del inglés fat = grasa + refuerzo creativo bomba referido a la orondez y peso dramático de estas criaturas. Estos usos comparativos referidos a la envergadura o al peso de una persona son antiguos. En puntos de León se dice fotre al fatibomba o gordinflas por parecido formal y corrupción de odre o fudre».

Imagen que evoca la palabra:

en defensa del insulto

Hinchapelotas.

Significado: «Pesado, coñazo, que da la lata de forma insufrible. El argentino Ernesto Sábato utiliza así el término en Sobre héroes y tumbas: ‘El resto no son más que hinchapelotas, hijos de puta o cretinos’. Es voz expresiva compuesta de hinchar = fastidiar, joder, importunar, y pelotas, metáfora formal por cojones y huevos con el recuerdo in mente de sintagmas como estar hasta los cojones de alguien o estar hasta los huevos, harto, hasta la coronilla. El hichapelotas es capaz de sacar de quicio y terminar con la paciencia de Job.

Imagen que evoca la palabra:

en defensa del insulto

Inflapollas.

Significado: «Llamamos así a la persona de cuyo incordio e insolencia llegamos muy pronto a estar hasta las narices. Es voz emparentada con tocapelotas, dentro del amplio mundo de los gilipuertas, malasombra y coñazo capaces de hacer bajar de los altares a un santo.

»En puntos de Toledo llaman así al pelota y adulón capaz de cualquier cosa con tal de agradar a quien puede ascenderlo en su carrera o procurarle beneficio. En la Ribera de Navarra se dice a la mujer que se dedica a excitar a los hombres con palabras y roces para luego no dejarles ir a más». También, calientapollas.

Y esto ¿qué sería? ¿Un ruedapollas? ¿Una penecleta?

en favor de los insultos

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