Javier Valenzuela: “La era de los dinosaurios mediáticos ha terminado. Es insostenible”

24 de abril de 2013
24 de abril de 2013
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dinosaurios
La situación del periodismo, en la actualidad, podría explicarse utilizando la teoría de las Formas de Platón. En el mundo de las ideas, el periodismo sigue siendo un contrapoder. En el mundo sensible, en cambio, ha sido maleado, y muchos medios de comunicación no son hoy más que fieles servidores de los intereses de grandes corporaciones y grupos políticos.
En la universidad Rey Juan Carlos se están replanteando el papel del “periodismo crítico”. ¿¡Periodismo crítico!? “Me parece triste que tengamos que adjetivar el periodismo. Es una profesión comprometida con la verdad que podamos descubrir. Está comprometida con la ciudadanía y, por supuesto, ha de ser crítica con los que intentan esconder la verdad. Y los que intentan hacer eso son siempre los mismos: políticos y banqueros”, dijo el periodista Javier Valenzuela. “Hablar de periodismo crítico debería sonarnos a redundancia”.
El director de tintaLibre pegó un hachazo a las teorías de los agoreros que hablan del fin de esta profesión. “Decir que el periodismo está muerto es una gilipollez monumental. Hay compañías que no han sobrevivido, pero los medios y las empresas no son el periodismo. Es una profesión anterior y posterior a esas compañías. En las democracias occidentales lleva vivo más de dos siglos”, indicó en el Congreso de periodismo crítico. “Hacer periodismo hoy es muy barato. Crear un blog en WordPress cuesta 0 euros. El hosting, 30 euros al año; una web, otros 30, y eso me permite tener un medio”.
Valenzuela procede de un medio que, con el tiempo, se fue haciendo grande e incluso una referencia, El País. Pero hoy, según el granadino, ese diario “pertenece a los grandes dinosaurios que están falleciendo”. Y, en su lugar, “necesitamos pequeños medios, ágiles, flexibles sin necesidad de una vocación generalista. Hay mucha gente que lo está haciendo ya”.
El autor del blog Crónica negra asegura que “la era de los dinosaurios mediáticos ha terminado. Es insostenible”. Y, además, lo escribió en un artículo titulado Periodismo sin adjetivos en referencia a las jornadas en las que iba a participar: “Algunos gurús, determinados soportes y formatos, ciertos medios mastodónticos y no pocas empresas aventureras están ahora en crisis, ciertamente. Pero el periodismo, que es otra cosa, algo anterior y posterior a todo eso, algo de otra dimensión, tiene por delante una nueva edad de oro”.
Este periodismo de nueva generación debería volver a su esencia y despojarse de muchos de los tics adquiridos en los últimos años, cuando se convirtió, a menudo, en replicones de los comunicados de gobiernos y empresas. Los departamentos de comunicación enseñan a los periodistas a hablar de “operación alfombrado” cuando un país cosía a bombazos a otro, o de “migración exterior” cuando se trata de emigración forzada por la falta de expectativas en este país.
“El periodismo es la no aceptación de los eufemismos con los que los poderes quieren llamar a sus intereses. Es llamar al pan, pan y al vino, vino. En España hablan de ERE; en Francia, de Plan social y, en realidad, son despidos masivos. Esas palabras provocan el rechazo de la ciudadanía. Por eso los poderes crean los eufemismos y toda la prensa los utiliza”, comentó. “Al tirano [Hosni] Mubarak lo llamaban el presidente de Egipto. Pero era el tirano o el dictador o, como yo le decía a veces, el nuevo faraón. Hay que negarse a utilizar eufemismos”.

¡Pa’ habernos ‘matao’!

El escritor hizo un repaso de la historia del periodismo en las últimas décadas para explicar por qué se ha llegado a la situación actual. “Cuando comencé a hacer periodismo, a mitad de los 70, un periódico local, The Washinton Post, había derrocado al presidente estadounidense Nixon. Mi generación empezó a trabajar con la idea de que el periodismo servía para algo”.
En España, en esa época, “se produjo una edad de oro en la prensa que coincide con la transición democrática. Nace El País, Diario 16 y otros medios. Esa edad dorada de los diarios contemporáneos duró hasta finales de los 80”, continuó.
“En los 90 ocurren dos cosas. Por una parte, se derrumba la URSS. El malo soviético desaparece y llega el neoliberalismo. Y por otra, se produce un gran momento mediático en la primera Guerra del Golfo. La cubre la CNN y todo el mundo descubre ese canal porque muestra en directo el bombardeo de Bagdad. A partir de ahí se rompe el ciclo de que los diarios impresos marquen la agenda y pasan a dictarla las cadenas de TV en continuo. Pero ¿qué pasa? La televisión es espectáculo y los medios impresos empiezan a perder la batalla y mirar a la TV. En España coincide con el nacimiento de Antena3 y Telecinco. Se establece un modelo de negocio basado en tener audiencia. Es la lógica televisiva: para tener audiencia, debo tener espectáculo. Colin Power dijo que habían perdido la guerra de Irak por la prensa y, con esa excusa, decidió que el Pentágono controlara la información que daban los medios. Así, en la guerra de Kuwait, dijeron: Vamos a llevar a periodistas empotrados y vamos a controlar nosotros qué información dan”.
CNN impuso en la prensa internacional la idea de instantaneidad, según Valenzuela. “Pero, antes de preocuparnos por que algo sea instantáneo, tenemos que ver si lo que decimos es correcto. El modelo televisivo es de instantaneidad porque esto trae muchos espectadores y ahora muchos tuiteos, muchos facebookeos y mucha publicidad”.
El periodista citó la evolución de El País como un ejemplo de este paso del interés por informar al interés por sumar beneficios. “Los viejos buenos periódicos procedían de familias. Así nació El País, de la familia Polanco. A partir de los 90 decide convertirse en un grupo multimedia. El dinero generado se guarda en Suiza, al 2%, y la compañía empieza a concentrar más medios”.
“El señor [Jesús] Polanco, que retenía más el asunto, muere. Él era un empresario más conservador, pero llega Juan Luis Cebrián y dice: ‘Yo quiero ser como Murdoch’. Compra periódicos y televisiones en América Latina con el dinero que tenía y que no tenía. Pudo hacer esto hasta que llegó la crisis de 2008 y los bancos plantearon: ‘Nos deben miles de millones de euros de su ambición megalómana. Nos vas a sanear esto despidiendo a trabajadores y despiezando el grupo’. El periódico, mientras tanto, publicaba artículos sobre ‘la injusta reforma laboral’ y, al poco, empieza a aplicarla su propia empresa”.
La gula económica de estos grupos mediáticos ha destruido gran parte de la esencia del periodismo, según Valenzuela. Reescribir una nota de prensa es más barato que salir a buscar noticias. Esta lógica se ha aplicado durante los últimos años y eso ha llevado a que “el 95% de la supuesta información que se publica hoy proceda de gabinetes de información. Esas compañías preparan mensajes cortos, directos… Preparan el corto de TV perfecto… Todo para que los periodistas no tengan nada más que hacer que copiar y pegar. Han sido los medios más que los periodistas los que han aceptado publicar un producto precocinado desde arriba. Los medios los usan porque sale más barato. Así no tienen que enviarte a ningún sitio. El periodismo es caro y hay que abaratar los costes. ‘¿Para qué enviar a un periodista si tenemos el comunicado que han enviado desde la calle Génova? Le das una vuelta y ya está’. En esa lógica de abaratamiento, el mundo del establisment y la prensa (el mismo mundo) conseguían que el 80% de la información llegase precocinada y con muchos eufemismos”.

infoLibre

Javier Valenzuela comentó que en sus nuevos proyectos, infoLibre y tintaLibre, pretenden desvincularse de ese periodismo de quinta gama. “No vamos a ruedas de prensa sin preguntas. Las ruedas de prensa no tienen el menor interés. Y menos en España. ¡No vayamos!”.
El escritor relató que hace unos meses se juntaron personas que habían sido despedidas de Público, El País, RNE y otros medios. “Pusimos nuestra pasta junto a la de un grupo francés [Mediapart] y empezamos a trabajar. Desde el primer momento nos dijimos”:
– “Queremos ser un medio pequeño, con sueldos mileuristas y una plantilla reducida. Preferimos tener sueldos modestos que cobrar el paro”.
– “Queríamos que fuera digital. En el XXI tienes que ser digital. El papel es costoso”.
“El periodismo se paga y se cobra (los periodistas cobran y los lectores pagan). Un modelo de todo de pago no se puede llevar a cabo en España pero sí funciona una fórmula mixta. Iremos creciendo en el pago y el objetivo es que sea de pago en su totalidad”.
– “¿Por qué tenemos que seguir lo que dice Cebrián sobre la muerte del papel? El papel no está muerto y si el dinero no nos da para un semanal, hacemos un mensual. El formato papel gusta a la gente. Hemos vendido 15.000 ejemplares del número 1, a un precio de 3 euros, sin haber hecho ninguna publicidad para anunciarlo”.
– “Si no cobramos de lo que hacemos, ¿de qué vivimos? No creemos en el populismo del todo gratis. Lo que hace un periodista tiene un precio. El periodismo siempre se ha pagado. Nadie regalaba The Washington Post. Yo quiero tener algo de dinero que me permita viajar para escribir reportajes. Alguien me tiene que pagar. Puede ser una empresita. No tiene que ser un dinosaurio. ¿Es esto contradictorio con que haya medios gratis? No. En EE UU había prensa gratuita mientras se hacía The Washington Post (TV pública, medios privados…). Es una forma más de garantizar la libertad e independencia de la prensa”.
Estos pequeños medios de nueva generación, como infoLibre, eldiario.es o una larga lista de cabeceras, están poniendo en jaque a los productos periodísticos de los emporios de comunicación. Lo que bien podría llamarse periodismo de átomos es la reacción y consecuencia de un final de siglo XX y principios del XXI obsesionado por la mercantilización de la información, la libertad y todo lo que le quedara a mano.
Platón llevaba razón. En el mundo sensible la prensa es imperfecta. Pero, en el mundo de las formas, se mantiene intacta la inspiración: un periodismo independiente del poder y, además, actuando como contrapoder.
Imagen de wikimedia.org reproducida bajo licencia CC.

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