Pongámonos un poco en contexto. Son los años 60 y España se ha pasado los últimos 20 sumida en una durísima posguerra y unos planteamientos económicos muy poco inteligentes que han dejado al sector productivo del país en el chasis. Pero en los 60 llegan algunos cambios y lentamente comienza una expansión económica que hace que el país entre de cabeza en la sociedad de consumo. Aunque políticamente las cosas siguen igual que antes, la sociedad vive una especie de revolución en las costumbres.
Uno de los lugares en los que este cambio se nota más es Barcelona, donde los aires de modernidad de Europa favorecen el resurgimiento de una tímida industria cultural con la refundación de editoriales como Seix Barral, Lumen o Edicions 62, revistas culturales como Serra d’Or y discográficas como Edigsa o Concèntric. Todas estas iniciativas comienzan a construir, mediante el abaratamiento de la cultura y la promoción de ideas muy diferentes a las del régimen imperante, una especie de resistencia frente al mismo que a la larga será tremendamente importante.
Según M. Àngels Fortea, profesora de Historia del Diseño en BAU, Centro Universitario de Diseño de Barcelona, “la imagen gráfica de estos proyectos también se aparta del abstraccionismo lírico tan habitual en los años 50 y se acerca poco a poco al estilo pop proveniente principalmente de Estados Unidos”.
Jordi Fornas (Barcelona, 1927-2011) fue el responsable del diseño gráfico de algunos de estos proyectos, Serra d’Or, la colección La cua de palla de Edicions 62 y la discográfica Edigsa, que fue la responsable de lanzar la los intérpretes de la Nova Cançó catalana (Serrat, Raimon, etc.). “Todos estos proyectos tenían en común la utilización de la lengua catalana, así como una imagen gráfica muy innovadora, en la línea de lo que se estaba haciendo internacionalmente, lo que hace de Jordi Fornas una de las figuras más importantes en el diseño catalán en un momento muy determinante para la historia cultural y social de España y especialmente de Cataluña, siendo el principal responsable de la entrada de aires nuevos en el diseño gráfico de aquí”, añade Fortea.
La trayectoria de Fornas comienza en la empresa textil Meyba, donde trabajó como dibujante junto al diseñador italosuizo Sandro Bocola quien, según Fortea, influyó de forma determinante en su trabajo: “Posteriormente, junto con Bocola montarían la agencia Pentágono, en la que uno de los recursos gráficos característicos de Fornas, la utilización de la fotografía en blanco y negro, fuertemente contrastada, empezaría a predominar en gran parte de sus proyectos gráficos. Sin embargo, poco a poco se iría apartando de la rigidez suiza dando una mayor libertad a los juegos tipográficos (la aparición del método de transferencia en seco de letras Letraset sería determinante) y al collage, técnicas utilizadas en esos momentos por los considerados diseñadores pop (británicos y norteamericanos). Pero, eso sí, sin dejar de utilizar tipografía de palo seco (Sans Serif) ni la fotografía informativa”.
Aunque su labor fundamental fue la de modernizador del diseño nacional, no puede considerarse a Fornas como un mero transmisor, sino que, añade M. Àngels Fortea, “podemos hablar de un estilo propio que fue tremendamente influyente en la época. Quien conoce el trabajo de Fornas rápidamente sabe reconocerlo; una combinación de texto e imagen perfectamente integrados, que aporta ritmo y frescura. El juego de la tipografía con la fotografía contrastada, un recurso que en Europa y en EE UU aplicaban tanto fotógrafos como Richard Avedon, como diseñadores y artistas plásticos de la talla de Andy Warhol en sus famosas serigrafías”.
Muchos coinciden en que la obra fundamental de Fornas son sus trabajos para la colección de novela negra en catalán La cua de palla, de Edicions 62. “El diseño de las portadas en 2 tintas, amarillo y negro; con tipografía Helvética (y también la Folio) y el uso de fotografías quemadas que reflejaban formas de vida muy distintas a la imagen conservadora española del momento, fue sin duda toda una innovación”, declara Fortea.
Aunque tras su muerte en 2011 se le dedicaron algunos artículos en la prensa catalana, es una opinión muy extendida que la figura de Fornas no ha sido reconocida todavía de la forma que se merece. Es particularmente llamativo que no se haya realizado nunca una gran exposición de su obra, que también se extiende por los campos de la pintura y la escultura. En el ámbito universitario sí que se están realizando en estos momentos estudios sobre su obra, como es el caso de M. Àngels Fortea, para sacar a la luz algunos de sus trabajos.
Independientemente de esto, su obra sigue completamente vigente, como de hecho queda patente en el diseño gráfico del Encuentro de novela negra de Barcelona, BCNegra, que continua apostando por diseños tomados de las portadas de sus libros o inspirados en ellos.