¿Por qué desprecia la sociedad el talento de los jubilados?

A lo largo de la vida profesional, quien más quien menos va haciendo sus planes para la jubilación. Luego, cuando por fin llega, algunos trabajadores retirados descubren que la jubilación no es tan ideal como creían. El tiempo no sobra, como habían pensado; se ven obligados a asumir el cuidado de los nietos y apenas encuentran tiempo para ellos mismos. Y, por si fuera poco, falta dinero.

Por supuesto, es una generalización. No todos los jubilados viven igual el hecho de dejar de trabajar ni sus pensiones son igual de limitadas. Aunque sí parece haber en todos ellos un elemento común: siguen sintiéndose válidos, activos, útiles… pero la sociedad les aparta.

El arte de jubilArte es una iniciativa impulsada por Eduardo Madinaveitia y su hija Usúe Madinaveitia (quien también creó el movimiento #mamiconcilia) que pretende hacer una reflexión sobre esa etapa de la vida, denunciar las dificultades que se presentan cuando se llega a la jubilación y servir de inspiración a individuos, gobiernos y empresas para que la sociedad envejezca de manera saludable sin que suponga un trauma para el jubilado.

Para ello, han publicado el libro #jubilArte. El arte de jubilarte en el que se recogen 40 testimonios de distintas personas sobre su jubilación. En su mayor parte, los hombres y mujeres que hablan en este libro pertenecen al ámbito profesional de Madinaveitia, la publicidad, por una cuestión de cercanía, pero la intención es que otras personas anónimas dejen también su punto de vista en la web de la iniciativa.

La principal queja de todos ellos es sentirse apartados de la sociedad. Parece que el hecho de dejar de ser productivos laboralmente crea una marca discriminatoria en las personas jubiladas. «Al ir trabajando en el libro nos dimos cuenta de que hay un cierto estigma sobre la jubilación», explica Eduardo Madinaveitia a Yorokobu.

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«El consejo “no pongas la palabra ‘jubilación’ o similares en el título” se repitió varias veces. Es curioso que jubilarse (que varios de los autores recuerdan que es de la misma familia semántica que ‘júbilo’ y que, en muchos sentidos es un acto voluntario) esté peor visto que envejecer (algo inevitable). Todas las alternativas en positivo que encontramos hablan de “envejecimiento activo”… que está muy bien y estamos de acuerdo. Pero nos choca».

Jubilados pero no acabados

A través de un manifiesto, los organizadores de JubilArte ponen de relieve unos cuantos problemas asociados a la jubilación, pero también posibles soluciones para mejorar esa sensación de trasto viejo e inútil que muchos extrabajadores parecen tener.

El punto 7 de este manifiesto dice así: «Queremos seguir aportando a la sociedad, pero sin horarios ni presiones. Para muchas personas “somos lo que hacemos”. Poder seguir teniendo una actividad es un factor clave para seguir viviendo».

«Cuando hablamos de seguir aportando a la sociedad o seguir teniendo una actividad no nos referimos necesariamente a seguir trabajando», aclara Madinaveitia. «Puede ser implicarse en un proyecto de voluntariado, cuidar de un familiar, seguir estudiando, cultivar una afición…».

En definitiva, mantenerse ocupados. Pero también, por qué no, podría estudiarse que el paso a la jubilación definitiva fuera paulatino y una decisión tomada por el propio trabajador, no una ley impuesta por el gobierno.

Si bien no todos los oficios permitirían a sus trabajadores seguir ejerciendo sus carreras más allá de los 65 o 67 años (trabajos físicos, por ejemplo), hay otras ocupaciones donde los veteranos podrían seguir aportando su experiencia y sus conocimientos para el mejor rendimiento de sus empresas.

Esto parece chocar con el grave problema de desempleo que sufre España, en especial entre la juventud. Si no hay jubilaciones, no quedan puestos de trabajo libres. «No tiene por qué ser así. De hecho cuando alguien se jubila pocas veces se le sustituye por alguien más joven; en todo caso por alguien peor pagado», rebate el argumento Madinaveitia.

«Desaprovechar la experiencia de personas que quieran seguir aportando no parece una buena idea desde el punto de vista de la sociedad. En cualquier caso la idea predominante en JubilARTE no es la de seguir trabajando, sino la de que la sociedad sea flexible para encontrar las soluciones más adecuadas para cada caso. Y hay casos muy diferentes. Cada profesión, cada persona, es diferente de las demás».

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Efectivamente, la longevidad ha crecido con los años. Como bien recuerda el propio impulsor de la iniciativa en el prólogo del libro, antes la esperanza media de vida estaba en los 62,1 años. Ahora, sin embargo, hablamos de los 80,1 años para los hombres y los 85,6 para las mujeres. Parece claro que el actual sistema de pensiones y jubilaciones necesita, como poco, una revisión.

«El Estado lo va a tener complicado para sostener las pensiones si se mantiene el actual sistema de reparto y los jóvenes cada vez llegan más tarde a conseguir empleos bien pagados», opina el cocreador de JubilArte.

Y es evidente, también, que al mejorar las condiciones de vida, es difícil sentirse viejo y acabado con 65 años. ¿Cómo va a ser viejo alguien que sigue teniendo proyectos, inquietudes, fuerza? «Creo que, en general, llegamos en mejores condiciones y sabiendo que tenemos una esperanza de vida bastante larga. Una segunda parte de la vida que queremos aprovechar. En muchos casos aportando a la sociedad y no solo recibiendo la compensación por lo que hemos aportado», afirma Eduardo Madinaveitia.

Esa aportación de la que hablan puede producirse de diversas formas. Quizá la más visible sea el convertirse en elementos fundamentales para ayudar a la conciliación familiar y laboral de sus hijos, dedicándose al cuidado de los nietos. Pero no están satisfechos con la forma en que se produce. De hecho, el punto 8 de las reclamaciones que plantean dentro del manifiesto dice así:

«Medidas de conciliación que permitan establecer lazos afectivos con nuestros familiares y amigos y cultivar hobbies a lo largo de la vida para no sentir que la vida no tiene sentido al dejar de trabajar».

Sin embargo, para esto y para muchas otras cosas, se hace indispensable un estado del bienestar muy fuerte. «Debemos defenderlo aunque eso signifique, en determinados momentos de la vida, pagar más impuestos; siempre sabiendo a qué se destinan», defiende Madinaveitia.

Ellos defienden otro tipo de aportación a la sociedad. «Los programas de mentoring, relevo generacional, mentoring inverso y similares podrían facilitar esa tarea», especifica el veterano publicitario. «La experiencia, el conocimiento que cada uno tiene de la empresa en la que ha trabajado, debería poder aprovecharse. No todo son avances tecnológicos y digitalización. Aunque por tener una edad uno no tiene por qué ser un inútil para las nuevas tecnologías».

Más tiempo y menos dinero

Quizá uno de los principales problemas que se encuentran muchos jubilados cuando se retiran es el económico. Pensiones pequeñas que no les permiten vivir con comodidad y sin la posibilidad de poder ampliar sus ingresos mediante otras fuentes.

«Un problema que detectamos es que, en general, no tenemos formación financiera, lo que nos resta posibilidades para planificar bien una jubilación que, ahora, puede ser muy larga. Por eso buscamos la colaboración de Ibercaja, que ofrece un listado de consejos sobre qué hacer con tu plan de pensiones cuando te jubilas», afirma el impulsor de JubilArte.

«Cuando llega el momento de la jubilación cambian muchas cosas, pero quizá la más importante es que se revoluciona nuestra relación con el tiempo y con el dinero. Tenemos más tiempo y menos dinero. Hay excepciones (el tópico: «desde que estoy jubilado no tengo tiempo para todas las cosas que quiero hacer» y el que consigue estirar el dinero porque se hace experto en actividades gratuitas o en buscar las mejores ofertas de precio)».

Sin embargo, la jubilación depende mucho de la circunstancia personal de cada individuo y de su profesión. Si bien es cierto que en el libro se aportan testimonios mayormente de personas que han tenido profesiones liberales o altos cargos, también se recogen experiencias de otros cuyos empleos no han sido tan cualificados.

¿Qué recomendarían entonces a los futuros jubilados? Básicamente, conservar las ganas de vivir y de hacer cosas a pesar de no seguir laboralmente activos. «En el libro hay muchos consejos: prepararse desde un punto de vista económico, mantenerse en forma, tener hobbies desarrollados desde mucho tiempo antes, mantener los contactos que uno ha ido haciendo a lo largo de su vida profesional, no descuidar los afectos…», expone Eduardo Madinaveitia.

«Pero JubilArte es más un libro de testimonios que uno de consejos o autoayuda. Quien lo sepa leer encontrará más ideas para desarrollar a su manera que consejos propiamente dichos, que también los hay».

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