En los últimos años, los juegos de mesa cooperativos han vivido todo un renacimiento. Sus mecánicas mejoradas se combinan con objetivos compartidos, narrativas inmersivas o desafíos de deducción y coordinación. Lejos de la competencia tradicional del «uno contra el otro», estos juegos apuestan por el trabajo en equipo, la estrategia colectiva y, en ocasiones, cierta comunicación limitada o estratégica.
Para muchos de nosotros ya no se trata solo de ganar o perder, sino de compartir una experiencia diferente. Esto significa planificar, colaborar, equivocarse juntos y reír o sufrir al unísono. En un mundo cada vez más conectado y acelerado, los juegos de mesa cooperativos ofrecen un espacio lúdico en donde el diálogo y la escucha activa suponen la diferencia entre ganar o tener que empezar de cero.






