Una ruta por el Madrid más maker

Reducir el mundo tiene ventajas indudables. La primera es que así los mapas no son tan grandes. La segunda es que el tiempo cunde más y una tarde es espacio suficiente para dar un repaso muy apañado a propuestas que alimentan la mente en base a un dieta muy sana.

La tarde del pasado 16 de abril, día de San Benito José LabreSan Magnus de las Orcadas y, Santo Toribio de Astorga, fue también el día indicado para volver a saber acerca de tres de las historias que más nos gustan en Yorokobu. Kia nos prestó un Sorento y decidimos utilizarlo para ir a visitar a viejos amigos.

El circuito comenzó en el distrito de Moncloa. Allí, Fede Ruiz (en la foto de cabecera) está dando los últimos retoques a la nueva sede de Cafe Racer Obsession, un taller en el que Ruiz se dedica a rescatar viejas motocicletas y customizarlas según los criterios del estilo Cafe Racer.

Contábamos la historia de Fede Ruiz hace aproximadamente un año y medio. Desde entonces, Ruiz ha dejado su pequeño taller junto a la Casa de Campo madrileña para ocupar un espacio mucho mayor en la calle Altamirano. Allí, a demás del taller, habrá una tienda e incluso un bar que rendirá homenaje al origen de las carreras Cafe Racer.
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Tras la visita al flamante taller de Ruiz, arrancamos el Kia Sorento en dirección a Leganés, donde David Castro, el fundador de Cervezas La Cibeles, ha establecido su también nueva y ampliada microcervecería. La primera vez que hablamos con Castro, allá por 2011, nos transmitió su amor por la cerveza y, sobre todo, el peculiar trayecto que le llevó a montar su propia fábrica.

Castro era informático en una empresa en la que el resto de sus compañeros fueron despedidos. Sabedor de que su puesto sería el siguiente en recortarse, decidió convertir su principal hobby en su ocupación.

Cervezas La Cibeles sigue viva, sigue creciendo y sigue creando más de una decena de variedades de cerveza artesana en un espacio mucho mayor que el original y con una plantilla de más de diez trabajadores.

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La última parada de la pequeña vuelta a la Comunidad de Madrid tuvo lugar en Alcalá de Henares donde Complubot desarrolla sus actividades. La primera vez que nos contaron su historia, Eduardo Galle y su equipo ejercían su labor divulgativa en un aula del colegio Miguel Hernández.
Su proyecto ha crecido tanto como el prestigio que adorna sus logros en robótica y, este mismo año han decidido volar solos. Así es como Complubot se ha mudado a la acera de enfrente del colegio que les acogía hasta hace unos meses para fundar el centro de robótica educativa más grande de Europa.

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