Hay objetos que nos rodean que poco o casi nada han variado desde que fueron inventados. Alguna pequeña actualización por aquí y unos retoques de diseño por allá, pero poco más. Es el caso de las muletas. Esos bastones incómodos que alguna vez nos hemos visto obligados a utilizar y que, además de ayudarnos a caminar cuando nuestras piernas no funcionan bien, también nos provocan otras dolencias.
Esta misma y desagradable experiencia llevó a Ignacio Mañero, un licenciado en Ingeniería Mecánica de Donosti, a repensar el diseño de las muletas, harto de soportar el dolor que le provocaba su uso en codos y muñecas. Así que empezó a darle vueltas al asunto hasta fabricar un primer prototipo básico de madera. «Sólo ese primer modelo ya era más confortable que las muletas de toda la vida», afirma convencido.
Un día, mientras comía el postre típico donostiarra de nueces y queso, se fijó en el muelle del cascanueces que utilizaba para abrir los frutos secos. Y aquel pequeño detalle le dio la clave para conseguir que sus muletas funcionaran: un nuevo sistema de amortiguación que evitara los dolores en las articulaciones y que mejorara la velocidad caminando.
Así nació KMINA, un nuevo modelo de muletas que mejora la vida de las personas que se ven obligadas a usarlas en su día a día. Mañero contó su idea a Alejandro Vañó, un joven licenciado en Administración y Dirección de Empresas , y empezaron la aventura de montar esta start-up.
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Los dos empresarios han contado para su proyecto con el consejo del doctor Jaime Usabiaga, jefe del servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario Donostia, quien recibió con entusiasmo la idea, y con el asesoramiento empresarial de La Destilería de Startups y del programa Lanzadera.
Hasta ahora, ellos mismos, junto con el doctor Usabiaga, han financiado su proyecto. Pero para poder hacer un lanzamiento definitivo del producto, acaban de poner en marcha una campaña de crowdfunding en Kickstarter con la que buscan conseguir un mínimo de 20.000 €. Con ellos quieren fabricar una primera tanda de 400 muletas. «En menos de 24 horas conseguimos la mitad del total que necesitamos. Todo un éxito dentro de los casi 1.500 proyectos españoles que existen ahora mismo en esta plataforma», afirma orgulloso Mañero. «Se puede colaborar comprando anticipadamente las muletas KMINA a casi precio de producción (a 49 € la unidad en vez de a 99 € de PVP cuando salgamos a mercado)», aclara.
Además de la compra de estas muletas, los dos empresarios ofrecen la posibilidad de donarlas. Han suscrito acuerdos de colaboración con ADELA (Asociación Española de Esclerosis Lateral Amiotrófica), ASEM Madrid (Asociación Española de Enfermedades Neuromusculares) y CIMA (Federación de Asociaciones de Ciudadanos Mayores), mediante los cuales todas las muletas recaudadas por donación irán destinadas a ellas. A cambio, estas tres organizaciones les apoyan en la difusión de la campaña de crowdfunding.
Vañó y Mañero confían en alcanzar el objetivo económico de la campaña. Pero si no fuera así, cuentan con el apoyo de Lanzadera, quien les ofrece, además de formación y asesoramiento, un préstamo de 200.000 € por ser uno de los proyectos seleccionados en su cuarta edición.
Planes de futuro enfocados siempre a mejorar la movilidad de las personas no les faltan. «Entre ellos, queremos innovar de alguna manera los andadores, en los que hemos detectado una carencia clara, ya que hacen que los usuarios vayan encorvados, provocando lesiones en otras partes del cuerpo que no debieran verse afectadas», explica el director general. «Por otro lado, también tenemos ganas de lanzar nuevas propuestas de sillas de ruedas, en las que vemos muchos problemas de accesibilidad que nos gustaría mejorar».
Para que todo esto llegue, antes deben dar el primer paso, que es lanzar al mercado las muletas KMINA. De esa campaña de crowdfunding depende que no se quede todo en el cuento de la lechera.
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