La Alhambra de Granada es uno de esos lugares del mundo que permiten tocar lo intangible. Es una obra física, pero posee una existencia paralela: la del mito. Caminar por ella es caminar por la piedra y también flotar sobre la leyenda.
«La existencia de la Alhambra como mito arquitectónico comienza en el momento en que deja de estar ocupada por sus constructores», reflexionan Patricia Gómez y María Jesús González, finalistas del III premio Cervezas Alhambra de Arte Emergente, «entonces se da paso a una historia de transformaciónes, destrucciones e imitaciones que no la hacen menos auténtica. El mito no se opone a la realidad, forma parte de ella», .
El certamen celebra su tercera edición destacando obras inéditas de artistas en ciernes que enraícen su concepto en una reinterpretación contemporánea de la producción artesana. Los proyectos se inspiran en Granada y La Alhambra. El galardón anima a explorar las facetas más desconocidas del palacio andalusí.
La artesanía forma parte de la historia de este enclave: «La Alhambra está construida por artesanos de todo el mundo, se reclutó a los mejores talladores, trabajadores de bronce… de todas las grandes ciudades del mundo árabe», aporta Asunción Molinos, otra de las finalistas.
La fascinación por ella no se agota ni con el tiempo ni con el turismo. «Al igual que otros lugares del planeta, como las pirámides de Egipto o las de México, posee una especie de campo magnético inagotable», reflexiona Molinos.
La iniciativa de Cervezas Alhambra es un llamado al redescubrimiento. Los hallazgos de los cinco finalistas se expondran en el stand de Cervezas Alhambra de ARCOMadrid 2019:
La vida inmortal de los yamures
Asunción Molinos titula su obra Dunia, Mulk, Yabarut (Tierra, Cielo, Espíritu). Consiste en una reinterpretación de los yamures: estructuras de tres esferas engarzadas que coronaban los almínares de las mezquitas. «Se colocaban en los puntos más cercanos al cielo y se usaban como un gran amuleto para protegerse de lo sobrenatural», explica.
Lo sobrenatural eran las fuerzas invisibles, «los mundos paralelos donde se mueven los deseos y las amenazas», señala. Cada bola del yamur representa un aspecto de la existencia: cielo, tierra y espíritu.
La artista descubrió que estos elementos lograron sobrevivir a los cambios históricos y conservar su función originaria. «La cristianización no los elimina. Se quedaron en muchas iglesias como remates decorativos y han ido manteniendo su función protectora adaptada a cada circunstancia».
Los cristianos colocaron la cruz encima como bendición. Las veletas, por otro lado, son indicadores de peligros meteorológicos, instrumentos de prevención. Y los pararrayos reciben las descargas para escudar a los humanos. «Al final, el yamur es una radiografía de las cosmovisiones que han ido pasando por Granada». Su obra es un tributo a ese pasado y ha usado materiales conectados con él: hueso, olivo, bronce, barro y oro.
Un enigmático ajedrez
«El trabajo artesanal es una manera de ‘hacer’ pero, también, una manera de ‘ser’ y vivir en este mundo», defiende Elena Alonso, autora de s13, r19, z26 y ganadora de esta tercera edición. «Cualquier persona que se dedique a lo artesanal está ejerciendo un acto de resistencia contra un sistema de producción y consumo desenfrenado, que dificulta la existencia de un lugar para relaciones de afecto y proximidad».
Con esa carga de profundidad, Alonso acometió cada pequeño paso (la elección de maderas de olivo, ébano, boj; la elaboración de las planchas de escayola y los pigmentos…) en su camino para construir un tributo al ajedrez árabe, juego que los musulmanes introdujeron en la Península. La artista contó con la colaboración de un tornero y del escultor Xflash.
Alonso quedó cautivada al conocer las piezas del ajedrez árabe: «Eran difíciles de identificar como objetos y como figuras, pero se intuía, a pesar de su grado de abstracción, que representaban algo. Me parecieron sensuales y sugerentes».
La arquitectura islámica se comunicaba con el lenguaje de la geometría más que con los códigos figurativos. Esta inclinación se detecta por todo el palacio: «En La Alhambra encontramos ejemplos híper sofisticados de diseño y artesanía que muestran el dominio que tenían de las matemáticas». s13, r19, z26 busca hacer un «juego de engarces» con todas estas ideas.
Los secretos del agua de La Alhambra
Esculturas de latón fabricadas mediante las técnicas con las que se construyen los instrumentos de viento metal. Así ejecuta Gabriel Pericás Circulación (Subida #1), Circulación (Subida #2) y Flujo, una abstracción que representa la sofisticación de las redes de acequias, albercas y canalizaciones que hacían fluir el agua entre los muros de La Alhambra.
Cuenta el artista que tras la capitulación del reino nazarí, los cristianos descubrieron que el agua viaja hacia arriba, contra la gravedad, y que, pese a no conocer sus principios operativos, uno de esos sistemas siguió funcionando.
Estas obras de ingeniería, en opinión de Pericás, desbordaban su propia funcionalidad: tenían un poder simbólico. Y quizás esté ahí una de las explicaciones de la eterna fascinación por La Alhambra: «Su principal objetivo era maravillar. Su emplazamiento no puede explicarse solo por necesidades militares. Todo el conjunto es extremadamente teatral, construido para impresionar en un periodo de debilitamiento territorial. Es una fanfarronada exquisita», valora.
La combinación entre practicidad y encantamiento se ha desarrollado en esta pieza con la ayuda de Diego Piñeiro, artesano de instrumentos de viento. Pulieron la estructura de latón y plata: brilla tanto que uno se olvida de para qué sirve.
La cerámica como narradora
Auca de Granada (en cuatro puertas giratorias), así bautiza Mònica Planes su relato escultórico. Las aucas son azulejos que retratan con dibujos las artes y los oficios: funcionaban como una explicación gráfica de los distintos gremios artesanos.
Planes viajó a Granada y descubrió la importancia de la cerámica en la historia de la ciudad: «Se comportaba y se relacionaba con otros materiales de los distintos tipos de arquitectura en función de su contexto y su momento histórico».
Había una historia sin palabras en la cerámica, y Planes buscó la forma de transmitirla. «Escogí cuatro periodos: zirí, nazarí, morisco y manierista y combiné los materiales siguiendo la forma en que lo hacían en cada tramo representado».
El premio Cervezas Alhambra de Arte Emergente supuso para ella una oportunidad de conocer a fondo una nueva técnica. «No había usado mucho la cerámica, estaba empezando, y participar fue una oportunidad para aprender más. Me gusta el contacto con la cerámica durante el proceso, es muy interesante, tiene algo muy de gesto». Para la artista, ese es el principal estímulo de la artesanía: «la presencia; trabajar con las manos, adaptándote al ritmo del material».
Falsificaciones para comunicar la autenticidad
Hubo una segunda vida de La Alhambra que sucedió fuera de La Alhambra: «La creación del mito andalusí dio origen a múltiples Alhambras dentro y fuera de nuestras fronteras», dice Patricia Gómez, quien, junto María Jesús González, ha creado Matriz Alhambra.
«Desconocíamos el importante papel que el coleccionismo, oficial y clandestino, y el mercado de reproducciones y copias, tuvieron en la divulgación del estilo nazarí. [Esas piezas] ayudaron a extender el nombre y la imagen de La Alhambra más que los originales», cuentan.
Su propuesta emplea una técnica proscrita, conocida como «del apretón». «Fue una técnica de imitación prohibida en la Alhambra pero practicada con asiduidad», señala Gómez. «Consistía en presionar la superficie original con una plancha de barro en la que quedaba la impronta en negativo». Era una forma de tomar prestada el alma a la obra.
Matriz Alhambra pone en duda la crítica y la desestimación de las imitaciones y plantea el debate sobre si el arte debe estar replegada en sí mismo o si, tal vez, supone una grandeza mayor el hecho de que cada ser humano tenga en su mente una copia más o menos exacta de un patrimonio de la humanidad como La Alhambra.
¿Què puede decir alguien «neófito» ante un espectáculo cultural de la talla de La
Alhambra?…solo me queda «una fascinación exquisita»…gracias, gracias por tanto
arte…y arte «del bueno»…