La revolución cultural o cómo el espectador se convierte en creador

La cultura está en mejor forma que nunca. Esta aseveración, que haría encogerse en su sillón a más de un mandatario cultural, tiene sus matices, pero encierra una gran verdad. Desde hace varios años directivos, instituciones y artistas consagrados han venido repitiendo como un mantra el jaque al que está sometida la industria cultural. Pero es el nombre ‘industria’ y no el adjetivo ‘cultural’ el importante en este mantra. Es el fin de la casta cultural, como quien dice. Nos movemos hacia una sociedad de ciudadanos productores, de creadores independientes. Una sociedad donde los intermediarios pierden su papel regulador y cualquiera es capaz de compartir su saber a través de Wikipedia, su gusto estético a través de Pinterest o sus creaciones a través de Behance. Bandas anónimas (o famosas, ahí está Radiohead) que autoproducen sus discos, películas que consiguen financiación en Kickstarter… La cultura es hoy un poco más de todos y en apenas un lustro hemos pasado de ser meros espectadores a potenciales creadores. En este proceso democratizador del talento hay un área inexplorada hasta hace unos años que empieza a ganar fuerza: la autoedición de libros.
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Después de experiencias amateur como los fanzines, después de los libros electrónicos publicados sin intermediarios, el movimiento llega al escalón final, la impresión de libros en formato profesional a precio de usuario. La empresa valenciana de comunicación gráfica La Imprenta CG es el mejor ejemplo que encontramos en nuestro país. Avalada por publicaciones para instituciones como el IVAM o el Reina Sofía, ahora presta sus servicios a cualquiera que tenga algo que publicar. Una imprenta a la carta de uso intuitivo que pone a disposición del creador la posibilidad de darle a su trabajo una encuadernación y unas tapas duras, un acabado profesional que hasta hace poco no estaba al alcance de todos. No se trata de bajar a la copistería de al lado de casa y hacer juntar hojas hasta darle un aspecto de librito, se trata de tener una editorial a tu disposición. La premisa es simple: ¿Tienes una idea? Ellos la imprimen.
Un calendario colectivo
Un buen ejemplo de los servicios y posibilidades de impresión a la carta que ofrecen es el calendario 2015 que ha publicado La Imprenta CG en colaboración con seis ilustradores: Clara Iris, Carmela Mayor, Agustín Esteso, Luis Demano, Carlos Maiques y Mamen Morillas.
Entre todos han desarrollado un proyecto de dibujo colectivo que, a modo de ‘cadáver exquisito’, va incorporando mes a mes las diferentes sensibilidades de los ilustradores en un mismo soporte. Un proyecto colaborativo y lúdico tratado con mucha sensibilidad que refleja hacia donde va una parte muy significativa de la edición cultural en la actualidad: proyectos colaborativos e independientes, de tiradas ajustadas a necesidades personales, y que ahora son abordables y de fácil acceso. Solo hace falta tener una idea.
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