¿Quién es Martín Satí? Una persona que hace “justo lo contrario” a lo que le enseñaron en la escuela. Un sevillano que le gusta “empezar sin saber cómo va a acabar”. Que empieza por “algo pequeño” y deja “que se extienda en un papel, sin boceto previo, sin esquemas estructurales”. Un diseñador que lo hace así porque, aunque es “un proceso arriesgado y a veces lento”, “es muy útil para experimentar” y hacer cosas que –dice– no he hecho nunca antes.
Martín Satí es el autor de todas las ilustraciones que ves en este post. Es el inventor de lo que él denomina “artesanía gráfica”, el que piensa que no tiene un estilo definido y declara que tampoco lo busca. “Es más un proceso en la manera de trabajar, en la forma de buscar cualidades y una estética adecuada para plasmar un concepto o una forma determinada”, indica.
“Mi proceso de trabajo cuenta con una disciplina conceptual basada en la química de los elementos. Es decir, disecciono los componentes en naturales y sintéticos. Dentro de los naturales están los orgánicos (animal, vegetal) y los inorgánicos (mineral). En base a esto aplico dichos componentes según lo que quiera plasmar”.
“Por ejemplo, en la ilustración Estampide fui aplicando elementos animales, minerales y sintéticos para crear una gran bola de energía. Los animales dan el movimiento a la composición mientras los minerales van rellenando huecos y creando masa. La idea final de todo fue crear una sensación visual, lo que mueve la simple presencia de un insecto”.
Este ejemplo, en versión “casera” se produce “cuando te encuentras una cucaracha sin previo aviso en el suelo o en la pared de tu casa. Esto te crea una aceleración interna más o menos grande dependiendo del individuo. Es el movimiento creado por lo inesperado lo que nos mueve y nos hace reaccionar”.
“En el caso de The Pond traté de hacer una ilustración con elementos vegetales y animales hechos a partir de un material sintético. Modelé los elementos como un puro proceso de autocomplacencia”.
“Otra pieza que destaco por su componente simbólico es Taxidermista, con cierta ironía, ya que creo que refleja mi proceso de trabajo. Hay cierto paralelismo ya que, en su estética y hablando metafóricamente, tengo que matar al animal para después petrificarlo, peinarlo para dejarlo bonito y que finalmente parezca que está vivo. Después lo subo a la web como trofeo”.