Hace ya más de 20 años que Stitch apareció en nuestras vidas. Desde entonces, el encanto de esta extraña criatura azul, su apariencia esponjosa, su carácter juguetón, sus enormes orejas y, por qué no decirlo, el acierto del departamento de marketing de Disney, han convertido al Experimento 626 en uno de los personajes más queridos de Disney en lo que va de siglo.
Medir este éxito es simple: solo hay que ver el número de películas y series que el pequeño extraterrestre ha protagonizado. Tras el film inicial Lilo & Stitch (2002), han llegado las secuelas La película de Stitch (lanzada directamente en vídeo en 2003), Lilo y Stitch 2: El efecto del defecto (2005) y Leroy & Stitch (2006), además de las series de televisión Lilo & Stitch: La serie (2003), Stitch! (una adaptación en anime japonés de la historia de 2008), y Stitch & Ai (una adaptación china de la historia estrenada en 2017).
Esto por no contar los casi innumerables videojuegos, libros, cómics, atracciones en parques temáticos y merchandising de todo tipo que Disney ha comercializado a lo largo de todo este tiempo. Productos que han colocado a esta franquicia entre las más exitosas a nivel de beneficios de la empresa de Mickey Mouse.
Por todo ello, resulta todo un acontecimiento que se acabe de estrenar una nueva versión de la historia, protagonizada en esta ocasión por actores reales, y que ha escalado en su primer fin de semana al puesto número uno de la taquilla española.
Este éxito y la ocasión de su estreno hace especialmente oportuno recordar el origen de la franquicia y, en especial, del curioso personaje de Stitch que, cuando nació (allá por los años 80), no era tan adorable ni tan divertido como acabó llegando a nuestras vidas.
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Un monstruo en un bosque de Kansas
Resulta que, antes de ser la criatura adorable que aprende el auténtico valor de la familia unida, Stitch fue un monstruo solitario, egoísta y bastante peligroso.
Todo empezó en los años 80, cuando Chris Sanders, su creador, recién graduado de la universidad y que ni siquiera soñaba con que una criatura ideada por él acabara protagonizando una película de Disney, encontró un trabajo diseñando personajes para Marvel Animation.
En sus ratos libres, empezó a esbozar un cuento infantil sobre una extraña criatura que vivía sola en un bosque. Era un monstruo y no estaba seguro de su origen, explica el propio Sanders en su libro From Pitch to Stitch. The Origins of Disney’s Most Unusual Classic (De la idea a Stitch. Los orígenes del clásico más inusual de Disney).
En aquel momento, Sanders realizó algunos bocetos, escribió unas cuántas páginas y hasta modeló una versión en arcilla de su monstruito que, aunque guardaba cierto parecido con el Stitch que todos conocemos, tenía una apariencia mucho más terrorífica. No obstante, con mucho trabajo que hacer en sus nuevas funciones en Marvel, pronto abandonó el proyecto.
De cuento olvidado a película experimental
Más de una década después, Sanders ya era director de guion en Disney, donde acababa de terminar Mulan. Corría el año 1997 y, durante una cena con el entonces presidente de animación de la compañía, Tom Schumacher, surgió la pregunta: «¿Te gustaría dirigir algo?».
Sanders se acordó entonces de aquel viejo monstruo del bosque y se lo propuso a su jefe. Schumacher aceptó, con una condición: «Un alienígena entre animales no es tan extraordinario como un alienígena entre humanos», le dijo.
También le sugirió que sería bueno ambientar la historia en un lugar más colorido que un bosque, donde el verde hace un poco monótona la película. Al intentar pensar en un lugar con más color, Sanders enseguida se acordó de Hawái, donde había estado de vacaciones recientemente. Así fue como nació la base de lo que acabaría siendo Lilo & Stitch.

La primera versión de Stitch: un villano implacable
Una vez que se puso a trabajar con su equipo, el Stitch original que fue tomando forma no tenía nada de tierno. Era un criminal intergaláctico juzgado por 12.000 cargos de vandalismo y esclavitud planetaria.
En lugar de haber sido creado por el científico loco Jumba, como finalmente resultó en la película, era el líder de una banda de saqueadores intergalácticos, con Ramthar, un tiburón rojo gigante, como segundo de a bordo. Según cuenta Sanders en su libro, cuando Stitch se negó a revelar la ubicación exacta de su banda, fue condenado a cadena perpetua en un asteroide de máxima seguridad.
Pero durante su traslado, la banda atacaba el convoy, Stitch escapaba y se acababa estrellando contra la Tierra, dispuesto a destruirla. Literalmente, recuerda el autor, «salía de los escombros, miraba las luces del pueblo más cercano y gritaba: “¡Os destruiré a todos!”».

Una niña, un perro (falso) y un ejército de robots
Para evitar ser capturado, Stitch se hacía pasar por un perro en una perrera, donde era adoptado por Lilo, una niña huérfana y solitaria. Esto ya nos suena un poco más. Al principio solo la usaba para esconderse. Con piezas de sus juguetes y una radio de la policía, empezaba a construir una antena para contactar con su antigua cuadrilla, un poco como en E.T.
El personaje conseguía contactar con su antigua banda. Para entonces, su segundo de a bordo, Ramthar, había tomado el mando. Stitch, no obstante, los convencía para que vinieran a buscarlo.
Mientras esperaba, Stitch diseñaba un pequeño robot que enviaba a un desguace para que fabricaba robots más grandes, con lo que pronto se hacía con todo un ejército. Y cuando Ramthar llegaba, Stitch lo derrotaba para retomar el liderazgo.
Todo iba bien hasta que uno de sus robots amenazaba el estudio de baile hula al que iba Lilo. Uno de los robots estaba a punto de matar a la niña y, en ese momento, algo se rompía en el corazón de Stitch. Entonces la historia daba un giro hacia la Lilo y Stitch que todos conocemos.

Roy Disney y el renacimiento de Stitch
La historia original de Sanders tuvo que pasar los filtros habituales de la casa y no llegó a las pantallas. Fue el mismísimo Roy E. Disney, sobrino del mítico Walt, el responsable de cambiar el destino de Stitch.
Disney, tras ver lo que Sanders había preparado, le dijo que no le gustaba que Stitch fuera una adulto al mando de una banda criminal. Prefería pensar que era como un niño, que no era malo, sino que lo habían creado así, un poco revoltoso.
Esa observación transformó al personaje: dejó de ser un villano para convertirse en una víctima. Se eliminó la banda, se borró a Ramthar (aunque el actor Ricardo Montalbán ya había grabado los diálogos para este personaje) y Stitch pasó a ser un experimento fallido del científico Jumba. Un ser travieso, no malvado.
El laboratorio secreto de Disney en Florida
El desarrollo de la película también fue singular en lo técnico. Mientras otros grandes títulos de Disney se producían en los estudios de Burbank, California, Lilo & Stitch se gestó casi en secreto en el estudio de animación de Florida.
«Éramos como un avión espía construido en un hangar oculto, con un grupo muy selecto de personas», recordó Sanders en un artículo de la revista Vulture. Aquello les dio mucha libertad creativa.
En lugar de seguir los esquemas habituales, apostaron por un estilo visual propio: personajes redondeados, fondos pintados a mano con acuarela (una técnica que no se usaba en Disney desde los años 40), y un diseño estético que rompía con la línea habitual de aquellos años.
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Cultura hawaiana, música y autenticidad
Ambientar la historia en Hawái tampoco fue una decisión casual. El equipo creativo entendía que estaban contando una historia sobre una cultura concreta, y querían hacerlo con respeto. Desde la música, con la participación de un verdadero maestro del baile tradicional kumu hula, Mark Keali’i Ho’omalu, hasta los detalles arquitectónicos de las casas. Todo fue cuidadosamente observado e integrado.
Tia Carrere, actriz y cantante hawaiana que puso voz a Nani, la hermana mayor de Lilo, aportó frases en idioma local y propuso cantar la canción Aloha ʻOe como forma de despedida. «No queríamos que Hawái fuera solo un decorado exótico, como en tantas películas anteriores», explicó Dean DeBlois en el mismo artículo de Vulture.

De la destrucción a la familia elegida
El giro funcionó. La historia de un alienígena peligroso que encuentra su redención en el cariño de una niña dio paso a una fábula emotiva sobre la familia elegida.
El guion giró finalmente alrededor del concepto hawaiano de ohana, que significa ‘familia’, pero también comunidad, pertenencia, lealtad. «Lo que realmente convierte a Stitch en un personaje universal no es su origen, sino su transformación», afirmó uno de los productores de la película en Vulture. Y es justo eso lo que ha hecho que siga conectando con públicos tan amplios y que su nueva versión sea un éxito instantáneo.