Un antiguo dicho inglés rezaba: «Cuando el Támesis se desborde, todo Londres se inundará». Probablemente, Joe Strummer lo conociese. Joe era un tipo leído y viajado. Su padre era diplomático en el extranjero, lo que le llevó a vivir en Turquía, México, Egipto o Alemania antes de instalarse en Londres. Ahí su familia le dejó en un colegio para niños ricos pagado por el gobierno. Strummer siempre fue un devorador de noticias y libros, un pensador ávido de información. Así que, cuando el punk estalló, él estaba entre los ‘intelectuales’ del movimiento.
Junto con los Sex Pistols, The Clash fueron la otra punta de lanza del punk británico. Pero sus mensajes eran bien diferentes. Los primeros predicaban el «no hay futuro». La rabia que hervía en su cantante Johnny Rotten se transformaba en unas letras ‘antitodo’. En la mentalidad de Strummer el futuro no estaba escrito, había cosas que se podían cambiar y mejorar. También había rabia en su interior, pero esta se transformaba en textos con mensaje social. Siempre se ha dicho que el punk murió cuando The Clash ficharon por la multinacional CBS. Pero los Pistols habían fichado antes por EMI y nadie dijo nada. Cuestión de mensajes. Los Pistols no iban con nadie, así que podían acostarse con quien fuese. The Clash se rebelaban contra el sistema imperialista y opresor, no podían trabajar para el enemigo.
Esa fue la eterna lucha interna de Strummer. El éxito y los parabienes que este conlleva dinamitaban su mensaje. La clase dominante —la casta, dirían hoy— era el adversario a combatir. ¿Pero cómo iba el grupo a renunciar a las limusinas y hoteles de lujo? El cantante consiguió que el álbum doble London Calling se vendiese a precio de disco individual, pero fue una victoria nimia. Igual ocurrió con la canción que daba título a ese trabajo, una de sus letras más demoledoras se convertía en su mayor triunfo en ventas. Esta canción acabaría como uno de los temas más conocidos y comerciales de los Clash. No tanto como el Should I stay or should I go, pero sí que es mucho más representativo de la banda y del punk que representó. Seguramente sea una de las canciones más emblemáticas de Inglaterra; de hecho, parece que los americanos la incluyen en cada película en la que se quieren referir a algo británico.
«This is London calling…». La frase provenía de las primeras palabras con las que comenzaban los comunicados que radiaba la emisora BBC sobre el territorio ocupado por los nazis en la II Guerra Mundial. Una música épica, perfecta para la batalla, envolvía una letra apocalíptica. En ella se hacía referencia a varios finales posibles para el mundo: una nueva glaciación, el calentamiento solar, las guerras o la inanición. Strummer salpimentaba las estrofas con noticias que extraía de esos periódicos que devoraba (la referencia al «error nuclear» señalaba un peligroso accidente atómico ocurrido en Pensilvania ese año). Pero había algo más detrás. Una llamada de advertencia: «No nos miréis, recordad como la Beatlemania mordió el polvo». Porque Joe no quería que su grupo estuviese en un pedestal, que fuese el espejo en que otros se reflejasen. The Clash ya no eran un ejemplo a seguir. El punk ya no lo era. Había sido ingerido, exprimido y regurgitado por la industria. Los jóvenes necesitaban encontrar un nuevo movimiento para mantener vivos los mensajes. London Calling puso el listón más alto de su carrera, cierto. Pero también fue una elegía que marcó el comienzo del fin.
«Londres se hunde y yo vivo junto al río», decía en la letra. «Pero no tengo miedo», añadía. El cantante no nos engañaba. Por aquel entonces Strummer ya vivía en un buen apartamento de una gran torre. Y era un piso alto. Si el Támesis se desbordaba, él no tenía por qué preocuparse.
«The Clash ya no eran un ejemplo a seguir. El punk ya no lo era. Había sido ingerido, exprimido y regurgitado por la industria.» Yo lo veo al contrario, pienso que fueron los Clash los que se comieron a la industria, le cambiaron la cara y ya nada fue como antes. Imperdible el documental Joe Strummer: The future is unwritten, de Julien Temple, en Netflix. Flea, Bono, Martin Scorsese, Steve Buscemi, Johnny Depp, Jim Jarmusch, John Cusack, etc. Ellos son los reyes de todo el negocio cultural y les rinden un homenaje sincero. Entonces, el sistema les devoró? Yo hago la lectura contraria, Joe Strummer impactó tanto en el sistema que influyentó en un grado difícil de calibrar. Escucha a U2, The Police, Manu Chao o Red Hot Chili Peppers con atención. El fantasma de The Clash está muy presente!
The Sex Pistols ficharon por EMI pero mira como termino la historia con ellos.
Sid Vicious fué el único punk verdadero.