Los arcos emocionales de las historias: ¿Qué tienen en común Cenicienta y el Nuevo Testamento?

Kurt Vonnegut estaba convencido de que todas las historias pueden representarse de manera gráfica con una curva. Este arco, que da lugar a seis tipos de historias, adquiere una forma u otra en función de las emociones que predominan desde la introducción al desenlace. Sus profesores no estaban tan convencidos y durante años rechazaron la tesis de máster que Vonnegut había escrito cuando estudiaba antropología. En palabras del escritor, para ellos la tesis era «demasiado sencilla y parecía demasiado divertida».

Vonnegut dibujó estas curvas en una ponencia sobre formas narrativas y parte de ella fue transcrita para su libro Un hombre sin patria.

Partiendo del infravalorado hallazgo del escritor, un grupo de investigadores de la Universidad de Vermont en Burlington (EEUU) ha analizado las curvas emocionales de más de 1.300 libros y han determinado que existen seis arcos o, para ser exactos, tres arcos y sus inversos, que giran en torno a dos ejes: Principio-fin y buena-mala suerte.

Todas las historias, según la tesis de Vonnegut y el estudio de la Universidad de Vermont, dependen de la fortuna de los protagonistas y cómo esta evoluciona desde el principio hasta el fin de la historia.

Vonnegut, que dibujó a mano los arcos emocionales más comunes de la literatura, creía que un ordenador podría analizar estas curvas. Eso fue lo que hicieron los matemáticos de la Universidad de Vermont. Para ello, recurrieron a tres vías: descomposición el valores singulares, método Ward y mapa autoorganizado.

Para llegar a la misma conclusión que Vonnegut, Andrew Reagan y sus compañeros tomaron como base el impacto positivo y negativo que cada palabra crea en la persona que la lee. De ahí que extrajeran un listado de hasta 200 palabras que consideraron las más felices de la literatura, de las 10.000 que analizaron.

Entre todas ellas, estas son las diez palabras más felices: risa, felicidad, amor, feliz, carcajada, reír, riendo, excelente, risas y alegría.

Las menos felices fueron: terrorista, suicidio, violación, terrorismo, asesinato, muerte, cáncer, matado, matar y morir.

En su artículo The emotional arcs of histories are dominated by six basic shapes explican que «nuestra habilidad comunicativa descansa en parte sobre una experiencia emocional compartida, con historias que a menudo siguen trayectorias emocionales y patrones que nos resultan significativos».

Estos patrones serían seis y están directamente basados en los que describió Vonnegut:

1. Las aventuras subterráneas de Alicia (ascenso)

2. Romeo y Julieta (caída)

3. El hombre en un pozo (caída-ascenso)

4. Ícaro (subida-caída)

5. Cenicienta (subida-caída-subida)

6. Edipo (caída-subida-caída)

«En la ciencia, damos forma a las ideas que mejor se ajustan a nuestra experiencia a través de principios como la navaja de Occam: la historia más simple es la que deberíamos creer. Tendemos a preferir historias que encajan en los moldes que nos resultan familiares y rechazamos narrativas que no se alinean con nuestras experiencias», escribieron.

El estudio, como la tesis de Vonnegut, también tenía un enfoque antropológico, puesto que, según detallaron estos matemáticos, «a través de la identificación de motivos, la teoría narrativa nos permite analizar, interpretar, describir y comparar historias sobre culturas y religiones del mundo».

Todas las historias que mapearon los investigadores habían sido descargadas antes desde la web Proyecto Gutenberg. Teniendo en cuenta el número de descargas, pudieron también determinar cuáles de estos arcos emocionales son, no sólo los más comunes, sino los más populares entre los lectores.

Ícaro, Edipo y el hombre en un pozo se erigieron como las más populares. La conclusión a la que llegaron es que nos encanta el drama.