H. P. Lovecraft (1890-1937) escribió sus relatos de terror con dos dedos. Las pulsaciones de sus índices sobre una máquina de escribir construyeron sus historias tétricas en criptas, sótanos, túneles, pasadizos y cámaras subterráneas.
La oscuridad era el lugar preferido del escritor de Providence (EEUU). Amaba la noche porque, cuando era niño, su abuelo lo llevaba a pasear por la negrura de la casa para quitarle el miedo.
Pero a la vez le contaba historias macabras. Whipple Phillips era un apasionado de la literatura sobrenatural y el niño heredó ese gusto por lo fantasmagórico.
De mayor, Lovecraft escribía de noche y si tenía que trabajar de día, cerraba las ventanas y encendía una luz. La negritud lo protegía. La ausencia de claridad escondía un rostro que detestaba. Su madre, cuando aún era muy pequeño, le advirtió que era feo y él, el resto de su vida, pensó: «¿Cómo podría una mujer enamorarse de una cara como la mía?».
Fue un niño precoz. Empezó a leer a los tres años y escribió a los cuatro. Tenía una memoria prodigiosa, una voz gritona y un puñado de tics nerviosos.
De adulto, evitaba el sol y las lorzas. Pensaba que la delgadez y la palidez eran aristocráticas. Igual que su acento inglés pomposo.
Los dedos del gran maestro del horror sobrenatural nunca alzaron una copa. No temía a los fantasmas pero desconfiaba de los humanos. De los extranjeros y de los que acudían al bar. Decía que el alcohol llevaba a la decadencia de la civilización. Por eso fue abstemio y siempre presumió de ello.
«No veo que el alcohol haga otra cosa que embrutecer, bestializar y degradar», decía, convencido, en un mundo de hombres atados a copas de vino y jarras de cerveza.
Fuente: Lovecraft, una biografía. L. Sprague de Camp
Conocí al gran maestro leyendo a Stephan King , desde entonces a través de Lovecraft he conocido a Abraham Merritt , Robert Bloch , Lord Dunsany todos ellos se dieron a conocer a través del pulp, adoro la literatura fantástica y de terror , pero el más grande para mí es Édgar Alan Poe